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- 01/01/2021 00:00
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Todos hemos sufrido la dificultad de dar una dirección adecuadamente en la ciudad de Panamá. Con la pandemia se aceleró la tendencia a utilizar los servicios de entrega a domicilio y de movilidad urbana como Uber y PedidosYa, o aquellos ofrecidos por diferentes comercios, que se vieron en la necesidad de llevar sus productos a los hogares de los clientes, cuando la posibilidad de movilizarse libremente por la ciudad se vio limitada debido a la cuarentena impuesta para el control de la covid-19. Muchos encontramos que el folclorismo de dar la ubicación de nuestra residencia utilizando 'el árbol de mango', 'la casa pintada de blanco' o el nombre del comercio más cercano, podría representar una dificultad mayor para que aquello que habíamos solicitado, llegase a nuestras manos.
“Donde las calles no tienen nombre”, puede resultar una frase que describe con claridad la situación de la ciudad de Panamá. La mayoría de la población desconoce los nombres de las calles, porque el acceso a esta información se ha limitado con el tiempo y la expansión de la ciudad. No hay placas que indiquen en el espacio público el nombre de las calles, y no hay mapas que nos faciliten el acceso a esta información de una fuente fiable y oficial, ahora que todos contamos con un móvil con capacidad de darnos esa información de forma instantánea. Nuestros pedidos llegan gracias a GoogleMaps y su extensiva recolección de información sobre la ubicación de negocios y nombres de edificios. La gestión de una información clave para el funcionamiento de la ciudad de Panamá ha quedado en manos de un ente global.
De acuerdo con la Ley 52 del 30 de junio de 2017, que establece el marco regulatorio para la nomenclatura y numeración urbana y rural en la República de Panamá, la nomenclatura urbana se define como, “la identificación tanto de vías como de predios que conforman el área de una ciudad o población, con signos numéricos y alfanuméricos. La nomenclatura consiste en referenciar la ubicación de edificaciones y lotes con respecto a las vías próximas y adyacentes, señalizando sus accesos”.
Según el documento 'Nomenclatura y gestión urbana' (2005), publicado por el Banco Mundial (BM), la nomenclatura tiene entre sus finalidades, “establecer un sistema de seguimiento y de ayuda para la planificación y programación de la inversión urbana; contar con un censo de las personas y las empresas sujetas al pago de impuestos y definir mejor la base tributaria; y por último, facilitar el trabajo de los concesionarios de los sistemas de distribución de agua, electricidad y telecomunicaciones, en cuanto a la instalación y el cobro por los servicios”.
La ausencia de un sistema de nomenclatura llevó al geógrafo español Ángel Rubio, en 1947, a presentar en la publicación no 14 del Banco de Urbanización y Rehabilitación de Panamá (BUR), un 'Callejero de la ciudad de Panamá', el cual tenía como finalidad, “crear un instrumento (...) que permita la localización correcta dentro del área reconocida de la ciudad de cualquier tipo de fenómeno (...) que se quiera ubicar, además de ofrecer a la comunidad urbana panameña una información general sobre sus calles, en este momento en que la ciudad pasa por una fase crítica de veloz crecimiento”.
Ángel Rubio señalaba que “el sistema de numeración de casas es particularmente pésimo en las nuevas barriadas residenciales de Bella Vista, La Exposición, etc., esto debido al sistema de numeración de casas, el cual se deja al criterio de los propietarios de las diferentes urbanizaciones, quienes son los que designan el orden y la numeración de los lotes”. Rubio finalizaba indicando que, “era recomendable que las autoridades municipales procuren corregir el estado de confusión actual, abordando el problema de la denominación de calles y numeración de casas en su conjunto y tomando las medidas pertinentes para crear un sistema fácil y seguro, de obligatorio cumplimiento, que remedie el mal expuesto”.
El callejero publicado por Rubio incorporaba información sobre “los límites de los barrios administrativos, –San Felipe, El Chorrillo, Santa Ana, Calidonia y parte de Bella Vista–, los números de cada manzana, las áreas o núcleos homogéneos por calidad de vivienda y las manzanas situadas dentro de cada área, la localización de las avenidas, de las calles denominadas con letras, de las calles denominadas con números, de las calles denominadas con nombres propios y con fechas históricas, de las plazas y parques, y de las calles sin nombre”.
Siete años después de la publicación de este callejero por parte del BUR, el Consejo Municipal del distrito de Panamá aprobó el Acuerdo 61 del 23 de junio de 1954, por el cual se ordenaba la generación de la nomenclatura de calles, avenidas, casas y lotes dentro del perímetro de la ciudad de Panamá. Esta normativa, en su parte justificativa, indicaba que, “de acuerdo con la Ley 8 de 1954 sobre el Régimen Municipal, los Consejos están obligados a legislar sobre lo relativo a calles, avenidas, plazas, parques, paseos y caminos del distrito. El mismo acuerdo finalizaba indicando que, “la ciudad de Panamá carece de una nomenclatura moderna y científica de calles, avenidas y edificaciones”.
Básicamente, en cada plano de cada nueva urbanización que se registra y con cada asentamiento informal que se regulariza ante el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (Miviot), se presenta la información de los nombres de las calles de las nuevas áreas de expansión que se van construyendo en la ciudad año con año. Sin embargo, en los 74 años que van desde la publicación del callejero, por parte de Ángel Rubio, no se ha creado una entidad que compile esta información en un plano de la ciudad, y lo divulgue a través de letreros en cada esquina de la ciudad.
Se requiere con urgencia la creación de una unidad que, dentro de los municipios de Panamá y San Miguelito, se dedique a compilar y mantener una base de datos georreferenciada de los nombres de las calles de la ciudad, con el fin de generar las bases para un sistema de nomenclatura. Esta base de datos debería ser la fuente oficial desde la cual se actualizan los proveedores globales de mapas como Google o el mapa comunitario de Open Street Map.
Sin este mapa se hace cada día más difícil pensar en Panamá como una ciudad moderna, si aún sigue teniendo un 63% de sus calles sin nombre.