Las amenazas del crimen organizado transnacional y el nuevo orden mundial

Actualizado
  • 02/11/2021 00:00
Creado
  • 02/11/2021 00:00
¿Qué tan capaces serán los gobiernos de atender las amenazas del crimen organizado transnacional con instituciones débiles, presupuestos limitados, corrupción y altas tasas de desempleo? La situación representa un peligro para la estabilidad democrática de Latinoamérica
Celina Realuyo, profesora del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa William Perry de la Universidad de Defensa en Washington D.C., EE.UU.

“Quien piense que el status quo permanecerá a pesar de los efectos de la pandemia y las amenazas del crimen organizado trasnacional (COT), no tienen visión”. En el mundo ya se puede ver una ola de rechazo a los gobernantes actuales y esto no sorprende a los especialistas en temas de seguridad ciudadana y crimen organizado, como la profesora Celina Realuyo del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa William Perry en la Universidad de Defensa en Washington D.C., Estados Unidos.

La catedrática dictó una conferencia en la Facultad de Administración Pública de la Universidad de Panamá la semana pasada, en la que advirtió de las amenazas del COT, la debilidad institucional, el peligro que esto representa para la estabilidad de los gobiernos y los métodos de gobernanza alterna que ejerce el crimen organizado en territorios.

En este último punto, Haití es un vivo ejemplo de la descomposición de las instituciones en tiempo real, donde en este momento el secuestro es lo que prima.

En otros países la gobernanza alternativa se observa en territorios dominados por los carteles de la droga, como en México, o las maras en Honduras, quienes prestan 'servicios sociales' a la población para llenar el vacío de gobiernos locales. En la ciudad de Guadalajara, durante la pandemia se repartían despensas bajo la marca 'Chapo 701', con el nombre y la imagen del Chapo Guzmán, quien cumple cadena perpetua en Estados Unidos por narcotráfico.

En México la penetración del COT también se evidencia con los carteles que financian campañas políticas frente a una población que en cada elección se disputa en su situación económica y la inseguridad, sobre a quién elegir y a quién rechazar.

La pandemia ha sido un catalizador del desgaste gubernamental y en este momento tiene varios frentes abiertos: la corrupción, instituciones débiles, presupuesto limitado para atender las necesidades sanitarias, sociales y de seguridad ciudadana, altas tasas de desempleo. Todo esto frente a un crimen organizado poderoso, altamente rentable que aprovecha a su favor todo lo anterior para dominar comunidades e imponer su dominio en territorios a través de las armas.

“Estamos entrando en un nuevo orden mundial en el que las instituciones, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), no sabemos si serán capaces de atender las amenazas del siglo XXI y si los gobiernos serán capaces de sostenerse”, señaló Realuyo como parte de los desafíos que enfrenta el mundo, pero con un enfoque más atento en América Latina.

Para salir de la crisis que arrastró la pandemia hace falta liderazgo, una estrategia clara en definir las prioridades nacionales y la ruta para encararlas. Con esto surge un debate interesante en la región: democracia versus autocracia: nacionalismo versus multilateralismo; mundo unipolar, bipolar o multipolar, y proteccionismo versus libre comercio.

Ningún país tiene la respuesta a cómo reaccionar. Lo que está claro, según la especialista, es que hace falta cooperación internacional “porque durante la pandemia los grupos criminales ganaron espacio aprovechándose de nuevos mercados y de que los gobiernos estaban enfocados en la pandemia. Se ha hablado de la cargada tarea de la Policía y los limitados recursos que tienen los gobiernos, comparado con los trillones de dólares de ganancia que reciben las organizaciones criminales.

En el caso de Panamá, el gobierno se endeudó en más de $13 mil millones para atender las necesidades de la pandemia, y su impacto en las finanzas públicas. No obstante, persisten críticas de economistas en el uso de este dinero por la abultada planilla estatal, y la carencia de un plan económico estratégico que mitigue la tasa de desempleo calculada en 20%.

Entre tanto, el COT no dejó de operar durante la pandemia. Tuvo que acomodarse y responder a una situación en la que durante 6 meses paró la economía, que también afectó sus operaciones. “Observamos que estos grupos respondieron con innovación y creatividad, aprovecharon la distracción de los gobiernos que desplegaron a los policías para asuntos sanitarios y dejaron espacio para su actividad criminal”, expresó la especialista. En este sentido mencionó una explosión en la pornografía infantil; el lavado de activos se trasladó en el ciberespacio porque los bancos estaban cerrados; hubo más reclutamiento; trafico de material médico; extorsión, más consumo y narcotráfico. Como se anticipó al principio de la pandemia, los grupos criminales organizados sumaron a jóvenes 'Ninis' para trabajar en la economía ilícita. Lo preocupante es que las autoridades panameñas ya han detectado a personas sin antecedentes penales relacionadas con integrantes de grupos delictivos.

Reclutamiento

Hay que recordar que un tercio de la población de Latinoamérica vive en pobreza moderada, según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Lo que los convierte en una población vulnerable y susceptible al reclutamiento de los COT. Por otro lado los gobiernos, ante la crisis de presupuesto, se debaten en cómo incrementar sus ingresos –subir los impuestos–, pero sin ofrecer un plan contra la corrupción que llene las expectativas de la población.

Realuyo propone dos vertientes para mitigar los efectos de la pandemia. Una dirigida a la cooperación internacional, pensar en los países vecinos en cuanto a la donación de vacunas y buscar mercados productores que no dependan tanto de Asia, que a su vez sirven para reactivar las economías latinoamericanas.

La segunda es atender la crisis de las democracias. Fortalecer las instituciones, asegurar elecciones libres y transparentes, reconsiderar el concepto de seguridad ciudadana y cómo enfrentar la violencia.

¿Por qué un joven decide unirse a una pandilla? Muchas veces porque está marginado de la economía lícita, no tiene oportunidades. No cuenta con una preparación académica para llenar las plazas de empleo.

En Panamá la deserción escolar sigue siendo una constante. Según informes del Ministerio de Educación y el Instituto Nacional de Estadística y Censo (Inec), entre 2013 y 2019 la deserción en educación premedia y media fue del 63%. Lo más grave es que nadie se ha preocupado por el rumbo que han elegido los desertores. Una población que engrosa el famoso cinturón de los 'Ninis', que en Panamá supera los 200 mil, alienados del mercado laboral, orillándolos –aunque no en su totalidad– a 'resolver' su sustento por la vía del crimen.

La división socioeconómica viene acompañada de una brecha digital de quienes tienen acceso a internet, a una computadora o tableta. “Hemos visto una generación de jóvenes desesperados, que tienen casi 2 años sin asistir a la escuela, están perdiendo tiempo y avances en la educación, hay que pensar cómo recuperarlos. En Estados Unidos hay familias que obligaron a sus hijos a repetir el año que faltaron”, exclamó la conferencista.

Globalización

Realuyo también llamó la atención sobre el aumento en el consumo de las drogas sintéticas en Estados Unidos, que han generalizado las actividades ilícitas que tradicionalmente se atribuían a países de origen, tránsito y consumo. “La evolución de sustancias sintéticas ha generalizado estas tres actividades. Hace unos años el Banco Interamericano de Desarrollo publicó un estudio en el que comparó el costo de la seguridad y combate a los carteles. Calculó el 3% del PIB de Latinoamérica”, pero la expositora está convencida de que supera el 5%, dinero que no se invierte en educación, sanidad, por citar algunos.

El COT no disminuirá mientras exista un principio básico: oferta y demanda. Estados Unidos lo sabe y lo está pagando con más de 93 mil muertes por sobredosis, una cifra récord registrada en 2020, aunque las estimaciones son mayores debido a que las investigaciones se centraron en la covid-19, sin hacer autopsias para verificar la causa de muerte. Este año anticipan un alza en la venta de las drogas sintéticas debido al impacto mental de la pandemia.

Un tema de destinos y diversificación de las drogas.

El COT emplea la ruta de sur a norte para el flujo de drogas, y viceversa para retorno de dinero y armas.

Fuentes vinculadas al Ministerio de Seguridad indicaron a La Estrella de Panamá que “al año ingresan por México 700 mil armas, de ellas el 10% las recibe Panamá”. Lo que sube tiene control, pero lo que baja no, y eso es armas y divisas. Otro factor es que las organizaciones criminales panameñas trabajan para el cartel que les ofrezca más dinero, sin lealtad, motivo de disputas y venganzas. En Panamá la Policía tiene identificadas 240 pandillas. Las principales suelen 'prestar servicios' a los carteles extranjeros en el recibimiento, movilización y cuido de la droga, a cambio de dinero, armas y droga para vender en narcomenudeo.

Últimamente en Estados Unidos se ha detectado una variedad más amplia en opioides y anfetaminas, más adictivas y dañinas, como el fentanilo. Un opioide sintético similar a la morfina, pero mucho más potente.

Tráfico de personas

Se define cuando se paga por el servicio para facilitar la llegada de un país a otro.

Durante el viaje, el migrante irregular es cómplice del delito frente a las leyes de migración, pero a veces se convierte en víctima, pierde su libertad y es explotado en labores forzadas o sexualmente.

Las ganancias por trata de personas, según la ONU, ascienden a más de $150 mil millones anuales, cifra estimada pues no existen datos confiables. “Las rutas de los migrantes irregulares para su trayecto hacia el norte son las mismas con las que se mueve la droga y armas, pero ahora se trata de seres humanos”, describió Realuyo. Una situación que se complicó con la diáspora de más de 6 millones de venezolanos que han salido de su país. Lo que asusta ahora a Estados Unidos es el volumen y la trayectoria que está tomando la migración irregular. A ese país cruzan 200 mil migrantes irregulares al mes, lo que superaría el millón este año.

Panamá es un país de tránsito para flujos irregulares. México, en cambio, está sufriendo la estancia de los migrantes irregulares, lo que está creando una presión socioeconómica interna a causa del estatus incierto de los migrantes, por lo que ese país puede afrontar problemas de seguridad y una crisis financiera que lleve más inequidad.

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