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Surgen serias dudas sobre evidencias de la Fiscalía
- 21/10/2014 02:00
- 21/10/2014 02:00
El 18 de junio, a orillas del río Culubre, ubicado en la provincia de Bocas del Toro, fue hallado un zapato estilo bota corta de color azul oscuro y suela blanca.
El calzado estaba seco y mostraba gran deterioro.
Visto a través de las fotografías tomadas por los medios in situ, parece corresponder al pie derecho.
Éste era el segundo calzado encontrado por los lugareños en las riberas del río. Dos días antes, el 16 de junio, había aparecido una bota color marrón que contenía restos óseos.
El hallazgo fue entregado a la Fiscalía de David, Chiriquí, donde se adelantaba una investigación por el caso de las jóvenes holandesas desaparecidas.
A la Fiscalía le interesaba determinar si los restos óseos pertenecían a alguna de las chicas, Lisanne Froon y Kris Kremers, desaparecidas el 1 de abril pasado mientras recorrían el sendero El Pianista, en Boquete, Chiriquí.
Desde entonces, el rastro de las jóvenes ha quedado reducido a las pertenencias y restos óseos que han ido apareciendo de forma espontánea a orillas del río Culubre, ubicado doce horas a pie del sendero donde pasearon las chicas.
Y así fue. El primer zapato, color marrón, fue anexado al expediente porque contenía restos óseos de Lisanne, comprobado a través de un análisis de ADN por el Laboratorio Biomolecular del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses (IMELCF).
Se trataba del metacarpio. Los informes forenses indican que tenía tejido blando y estaban degradados.
De acuerdo con forenses consultados por La Estrella de Panamá , estas pruebas debieron haber sido sometidas a análisis de detección de fluidos, células u otros rastros que pudieran relacionarse con las jóvenes y dar luces sobre lo ocurrido. La Fiscalía parece haber saltado estos pasos.
La fiscal Betzaida Pittí, a cargo del caso, también obvió un procedimiento básico en este tipo de investigaciones: ordenar las mismas pruebas de ADN al calzado. Sin embargo, en este caso no fue difícil relacionarlo con las chicas, porque se trataba de un zapato de fabricación holandesa, de la marca ‘Wildebeast’.
El nuevo calzado, de color azul, ha sido adjudicado por la fiscalía a la otra chica, Kris Kremers.
Según reportes noticiosos, este zapato fue hallado por Ángel Palacio y Feliciano González, dos residentes del área.
En este caso, y a pesar de que no existe una prueba científica forense que vincule el calzado con las chicas, la Fiscalía lo anexó como parte del conjunto de evidencias.
Para la Fiscalía, la muerte de las jóvenes se resume en un accidente mientras visitaban el sendero. La fiscal también ha mencionado, en repetidas ocasiones, que en la zona selvática existe la presencia de animales salvajes y culebras.
Sin embargo, la defensa de la familia Kremers, el abogado Enrique Arrocha, no comparte esta tesis. El abogado argumenta que se trata de un caso de homicidio.
Por eso es que saltan las dudas con respecto al calzado azul. La principal es que la Fiscalía carece de una prueba de ADN que corrobore que la bota pertenecía a Kris.
La Estrella de Panamá confirmó que el IMECF, único laboratorio del país donde se practica el análisis biomolecular del tipo requerido, no ha recibido el zapato en mención para someterlo a las pruebas.
Tampoco se conoce si la fiscal ha mostrado el calzado a la familia Kremers para que lo reconozca como parte de las pertenencias de su hija.
En las fotos donde aparece Kris, tanto en el aeropuerto como durante la visita al sendero el día de su desaparición, se ve claramente que calza unos botines color marrón, con suela y cordones negros.
¿Puede probar la fiscalía que éste era el zapato que calzaba Kris, a pesar del cambio de color? ¿Cómo explicaría la fiscal la transformación del color café al azul? ¿Qué talla es la bota y de qué marca es? ¿Se presentó el zapato a la familia Kremers para su reconocimiento? ¿Cuál fue su respuesta? Y, si no, ¿por qué?
Las dudas se desvanecerían con una adecuada pericia, que, entre otras cosas, contemple un examen forense.