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Presagios de una guerra y los retazos de un neocolonialismo posliberal
- 05/08/2023 00:00
- 05/08/2023 00:00
Al sonar las campanas a medianoche del 3 de agosto de 1960, los nigerinos celebraron su independencia de Francia.
Los habitantes del territorio que hoy conocemos como Níger habían estado bajo control colonial francés por 60 años. Este 3 de agosto, miles de nigerinos salieron a las calles de la capital Niamey, en apoyo a la nueva junta militar que tomó control tras un golpe el pasado 26 de julio.
Seis décadas después de su independencia, los nigerinos aún denuncian la injerencia de Francia y demás potencias occidentales que mantienen presencia militar en Níger.
Los manifestantes, en su mayoría hombres entre 14 y 20 años, sorprendentemente ondearon banderas rusas.
Las celebraciones marcan la creación de un corredor golpista desde Guinea, en la costa oeste, con Malí, Burkina Faso, Chad, Níger, hasta Sudán, en la costa este.
El golpe en Níger no solo ha sospechosamente captado la atención de los medios de comunicación de occidente, sino que también ha desatado una evacuación masiva de sus ciudadanos en el país.
Los presagios de una guerra multinacional en el Sahel develan la naturaleza del poder supremo en el sistema internacional.
El general Abdourahamane Tiani, quien fungía como jefe de la guardia presidencial de Níger, se declaró líder de la junta militar que tomó poder el pasado 26 de julio y apresó al presidente (elegido democráticamente) Mohamed Bazoum.
La junta militar de Níger, autodenominada Comité Nacional para la Salvación del Pueblo, nombra la situación de seguridad en el país como la razón principal del golpe. ISIS, Boko Haram, Al-Qaeda, entre otros grupos insurgentes, operan en Níger desde 2015, cuando un golpe militar en Mali (país vecino) desestabilizó el área.
En el último año se registró un 50% de aumento en actividades terroristas. Más de 6.000 ataques armados se han producido en el Sahel en lo que va de 2023. Estamos hablando de que 77% de toda la violencia registrada en África sucedió en Burkina Faso, Mali, Níger y Somalia.
Desde 2015, Burkina Faso, por ejemplo, perdió control de 40% de su territorio a grupos armados. Los regímenes militares de Guinea, Burkina Faso y Mali citaron razones de seguridad en sus respectivos golpes de Estado.
A pesar de las muy reales preocupaciones en materia de seguridad por parte de las fuerzas armadas de los países del Sahel, las razones detrás del golpe de Estado en Níger el pasado 26 de julio son obvias, Abdourahamane Tiani, jefe de la guardia presidencial, iba a ser destituido por el presidente Bazoum.
Tiani no estaba de acuerdo con su superior y decidió tomar control del gobierno, antes de perder su estatus. A pesar de lo simple detrás de la lógica del general, sus acciones han desatado un reajuste de poder en África, que pudiese sacudir al mundo entero.
Tras el golpe de Estado, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Ecowas), liderada por el recién electo presidente de Nigeria, dio un ultimátum a la junta militar de Níger: los golpistas deben restituir al presidente Bazoum antes del 6 de agosto o quedar expuestos a una intervención militar por parte de Ecowas.
De los 15 países miembros de Ecowas, Burkina Faso y Mali (ambos países liderados por militares golpistas) se declararon a favor de la junta de Níger.
Los regímenes de Mali y Burkina Faso advirtieron al grupo regional que cualquier ataque a Níger sería visto como un ataque a sus territorios.
Del otro lado de la moneda, Senegal declaró que sus fuerzas militares se unirían a una coalición de Ecowas en caso que se tome acción militar contra Níger.
Y el 2 de agosto, el Gobierno de Nigeria cortó el suministro eléctrico a Níger y cerró su frontera, dejando a la deriva a los transportistas nigerinos que llevaban mercancía al país vecino.
Níger, Burkina Faso y Mali juntos suman más de 40.000 soldados en sus fuerzas armadas. Nigeria y Senegal suman más de 240.000 soldados.
Los gobiernos de Francia y EE.UU. rápidamente respondieron al golpe de Estado en Níger.
Emmanuel Macron denunció el golpe e inmediatamente suspendió toda asistencia económica al país. Alrededor de $130 millones. La Unión Europea se sumó a la decisión y suspendió unos $500 millones de asistencia económica a Níger.
Tanto EE.UU. como Francia y la Unión Europea ordenaron la evacuación de sus ciudadanos. Blinken, quien viajó a Níger en marzo de este año, condenó la interrupción del orden constitucional y amenazó con suspender la asistencia económica.
El Gobierno de Níger recibió el beneplácito de occidente en la última década, tras lograr dos transiciones democráticas de poder. Níger es la última democracia en ese corredor este oeste en el Sahel.
Además, el gobierno democrático de Níger dio carta blanca a EE.UU. y Francia para realizar operaciones militares contra ISIS, Boko Haram, y demás grupos terroristas en la región.
¿Por qué tanta atención a un país centroafricano? Níger es el séptimo exportador de uranio a nivel mundial, y un país rico en petróleo, oro, hierro y carbón. Níger es el país más grande de centro África, y un punto estratégico en el Sahel, tanto para los flujos migratorios, como para la lucha contra el terrorismo y la amenaza yihadista en la región.
Hoy, Níger tiene una población de 25 millones, con un promedio de edad de 14 años (más de la mitad del país tiene 14 o menos).
Se estima que para 2050 Níger tendrá una población de 55 millones de personas. Esta explosión social se debe no solo al crecimiento de la población, sino a la migración de países vecinos, incluyendo Nigeria, que prefieren la calidad de vida en Níger.
Es por esta razón que EE.UU. identificó a Níger como un socio estratégico en África central. En 2022, el Departamento de Estado de EE.UU., liderado por Anthony Blinken, divulgó su estrategia integrada para Níger.
La fórmula habitual: fortalecimiento de la democracia a través de transparencia y rendición de cuentas, mayor cooperación en materia de seguridad, y un programa de desarrollo económico que busca industrializar al país.
EE.UU. mantiene unos 1.100 soldados en Níger, en la base aérea 201. Una base construida entre 2016 y 2019, luego que el Congreso de EE.UU. autorizó entre $50-$100 millones para establecer una base para drones en África central. La base tiene una pista aérea que permite el aterrizaje no solo de drones, sino de transportes militares pesados, como el C-17 de la Fuerza Aérea de EE.UU.
El Gobierno de Francia también mantiene unos 1.400 soldados, y la Unión Europea suma unos 1.000 soldados más, entre varios países. Actualmente hay cerca de la misma cantidad de soldados extranjeros en Níger que soldados del ejército terrestre de Níger.
Es importante destacar la dinámica que está en juego en este momento. Y podemos avistar la naturaleza del poder internacional en las palabras de Antony Blinken, quien hasta la fecha no ha calificado lo sucedido en Níger como un golpe de Estado.
Y es que, por ley americana, el gobierno no puede mantener relaciones con un gobierno golpista, por lo que EE.UU. no podría operar su base aérea en Níger. En ningún momento el poder internacional se ha preocupado exclusivamente por los nigerinos y sus necesidades.
El nuevo protagonista de esta trillada historia de influencia colonial en África es Rusia. Algunos se rascarán la cabeza al ver a nigerinos de entre 14-20 años ondeando banderas rusas en Niamey y cantando: “Abajo Francia, y larga vida a Putin”.
El más cínico pensará que se trata de imágenes orquestadas, pero para el GRU, el FSB, y ahora el grupo Wagner se trata de la realización de una operación clandestina que empezó hace más de una década.
El 27 de julio, día después del golpe de Estado en Níger, 17 jefes de Estado de África se reunieron con Vladimir Putin en San Petersburgo.
Por supuesto que los líderes militares de Guinea, Burkina Faso y Mali estaban presentes, y por supuesto que el nuevo líder de Níger estaba ocupado apresando al ahora expresidente y sus secuaces, y por lo tanto no participó.
Putin prometió enviar cerca de 50.000 toneladas de granos gratis a Burkina Faso, Zimbabwe, Mali, Somalia, la República Centroafricana y Eritrea. Todos regímenes militares y/o autoritarios.
Eritrea, por ejemplo, lleva el premio del segundo peor país en el mundo en temas de libertad de expresión, por debajo solamente de Corea del Norte.
La famosa compañía de mercenarios del Kremlin, el grupo Wagner, mantiene presencia en Mozambique, la República Centroafricana, Mali y Libia.
Se espera que los regímenes militares de Burkina Faso y Níger contraten también los servicios de los mercenarios de Wagner para establecer control del país y resguardar a los líderes de la junta de posibles contragolpes.
Nuevamente debemos evidenciar las dinámicas del poder internacional. Rusia provee el 26% de las armas de los gobiernos en el Sahel, China el 19%, y Francia y EE.UU. juntos suman cerca del 20%. Quien venda las armas y tenga su control también mantiene el control del gobierno, y este, a su vez, puede legitimar cualquier acción militar de occidente en la región o la explotación de recursos minerales por parte de compañías rusas y chinas.
Y sabemos que unos 25.000 mercenarios de Wagner están ociosos en Bielorrusia, esperando nuevas instrucciones. Sería un poco irónico que una eventual movilización de mercenarios rusos hacia Níger se diera en la base aérea 201, que permite el aterrizaje de transportes militares.
La amenaza de Ecowas, promovida principalmente por Nigeria, de invadir Níger es real. Los intereses de occidente en la región, y en particular en Níger, son significativos.
El recién electo presidente de Nigeria comanda 10 veces las fuerzas militares que tiene la junta militar de Níger y también la necesidad de un padrino en este nuevo tablero internacional.
A EE.UU. le convendría apoyar a Nigeria y tener un aliado que sustituya el rol militar que Egipto ejercía en la región. El conflicto es un duelo al estilo del lejano oeste. Cada potencia apuntando con un arma a un enemigo y a un rehén, viendo quien de todos dispara primero.
Lo más triste es que, nuevamente, en el cálculo del poder internacional no vemos destellos del interés de los nigerinos en general. Lo que vemos son los burdos retazos del neocolonialismo en el lienzo desordenado de este mundo posliberal.