La reunión de este miércoles 13 de noviembre en la Casa Blanca entre el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario electo, Donald...
- 16/09/2021 00:00
- 16/09/2021 00:00
El Kremlin ha apartado a sus principales rivales, el líder opositor Alexéi Navalni y destacados políticos comunistas y liberales, en una purga sin precedentes dirigida a garantizar la victoria del desgastado partido presidencial, Rusia Unida, en las elecciones legislativas que arrancan este viernes.
"Espero que Occidente no reconozca como legítimas estas elecciones. La votación es una burda imitación de un proceso democrático", comentó a Efe Guennadi Gudkov, exdiputado socialdemócrata exiliado en Bulgaria.
La campaña de acoso y derribo de la oposición al Kremlin ha incluido en los últimos meses el encarcelamiento -más de 400 presos políticos, según la organización Memorial-, persecución judicial, ostracismo y exilio de numerosos candidatos, activistas y periodistas, lo que ha allanado el camino para que Rusia Unida renueve la mayoría constitucional en la Duma.
El principal objetivo de la ira de las autoridades ha sido Navalni, envenenado hace un año y condenado en febrero pasado a dos años y medio de cárcel tras su regreso a Rusia.
"En realidad, Navalni ha recibido una cadena perpetua. No saldrá de la cárcel mientras dure la vida política de Putin. Sólo le pondrán en libertad si está dispuesto a marcharse para siempre", pronosticó Gudkov.
Tras el encarcelamiento del organizador de las mayores protestas en la historia postsoviética, le llegó el turno a sus correligionarios, la mayoría de los cuales han tenido que abandonar el país.
"Más de 400.000 rusos emigran anualmente. Y son los profesionales más preparados y creativos. Es una catástrofe democrática", señaló Gudkov.
La ilegalización como extremista del Fondo de Lucha contra la Corrupción dejó fuera de juego a muchos aspirantes que habían colaborado con esa organización creada por Navalni para combatir el enriquecimiento ilícito en la administración pública.
La última estratagema del Kremlin ha sido bloquear la web electoral de Navalni, "Voto Inteligente", que consiste en apoyar al candidato que tenga más opciones de derrotar al oficialista, sea liberal, comunista o nacionalista, y que desbancó a Rusia Unida de varias asambleas regionales.
El Kremlin, que considera dicha campaña "un instrumento de injerencia extranjera en las elecciones rusas", ha amenazado y multado a los gigantes tecnológicos estadounidenses por apoyar a la oposición en sus contenidos, por lo que incluso citó la pasada semana al embajador de EEUU.
OSTRACISMO DE CANDIDATOS OPOSITORES
La Fiscalía General y el Ministerio de Justicia han sustituido en los últimos meses a los tribunales y a la Comisión Electoral Central (CEC) a la hora de rechazar las candidaturas de numerosos candidatos opositores.
Es el caso del conocido político Lev Shlosberg, que vio rechazada su solicitud tras ser detenido en enero durante una protesta en favor de Navalni, con el que su partido, el liberal Yábloko, mantiene una pésima relación.
Shlosberg, que fue excluido tras ser denunciado por un rival, niega la acusación, aunque sí envió el pasado año una solicitud al Comité de Instrucción de Rusia para que investigara a los agentes de los servicios secretos implicados en el envenenamiento del líder opositor.
"Se ha endurecido la legislación. Unos nueve millones de rusos han sido privados del derecho a postular sus candidaturas. Es un 8 % del total, una cifra altísima", explicó a Efe Grigori Melkoniants, codirector de Golos, organización que vela por los derechos de los electores.
Según Golos, las autoridades han utilizado con mucha ligereza la vitola de extremista para excluir a los opositores, a lo que hay que sumar la de poseer cuentas en el extranjero, que ha afectado a candidatos como el empresario Dmitri Potapenko.
"Todo al revés. Se apartan candidatos sin decisión judicial de por medio. Y la CEC, en vez de ayudar a los aspirantes a defender sus derechos, aplica la presunción de culpabilidad. No es un árbitro independiente", dijo.
El hijo de Gudkov, Dmitri, tuvo que renunciar en junio a un posible pacto electoral con Yábloko y después no tuvo más remedio que exiliarse, tras ser acusado en el marco de un caso penal, que su familia considera fabricado.
"Se vengaron por mis críticas al régimen de Putin. Mi hijo tenía muchas opciones de lograr un escaño. Le obligaron a marcharse", señaló.
ACOSO A LOS COMUNISTAS
"No sólo sufre la oposición radical al Kremlin, sino también la oposición parlamentaria", señaló a Efe el comunista Pável Grudinin, el segundo candidato más votado en las presidenciales de 2018.
Grudinin, director de la exitosa cooperativa agrícola Lenin a las afueras de Moscú, tampoco podrá presentarse a las elecciones. En su opinión, el motivo es que los rusos añoran la "justicia social" de la era soviética y prefieren a la izquierda que a la derecha.
"Rusia Unida nunca ganaría las elecciones si fueran limpias. Todo el mundo lo sabe. Los comunistas contamos con muchos apoyos. Los rusos quieren más garantías sociales. La nostalgia de la URSS es muy fuerte", asegura.
Las autoridades "harán todo lo posible para que Rusia Unida gane los comicios y los comunistas sean segundos, aunque con más votos que en 2016", dice.
"No importa cómo se vota, sino cómo se cuentan los votos", sentencia.