La debacle conservadora en el Reino Unido tiene color de rojo

Cuando la televisión pública británica, la BBC, anunció la primera encuesta de boca de urna, el resultado no sorprendió a muchos.

La muestra otorgaba datos preliminares que otorgaban 410 escaños al Partido Laborista y, en cambio, pronosticaban una estrepitosa derrota para los Conservadores, que perdían 241 escaños y se quedaban con solo 131 diputados en el Parlamento Británico.

El descontento de los ciudadanos por el alza del costo de la vida, así como la desafección de los jóvenes por la política son algunos de los elementos del contexto en el cual los británicos fueron a votar el pasado 4 de julio.

Otra de las calamidades que enfrentaron los ciudadanos en este panorama fueron los efectos adversos del Brexit, tal como se le conoce a la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).

Por ejemplo, en febrero de 2024 la consultora Redfield & Wilton reveló una encuesta en la que el 60% de los británicos hubiera querido regresar al bloque europeo mientras que un 40% optaría por mantenerse fuera de la UE.

Otra gota que habría colmado el vaso de la paciencia de los británicos se ve reflejada en los últimos años de inestabilidad política vividos en la casa presidencial de Downing Street. Este vaivén recién se vislumbró en el tormentoso período de Theresa May (2016-2019).

Tras intentar lo que parecía ser un acuerdo difícil con Bruselas May decidió presentar su renuncia al puesto el 24 de mayo de 2019. “Tengo la inmensa gratitud de haber tenido la oportunidad de servir al país que amo”, dijo con la voz entrecortada y los ojos llorosos.

Después, vendría Boris Johnson tras ganar las primarias de los Tories (nombre con el que se conoce también a los conservadores británicos).

Si bien durante su mandato, logró concretar lo que los ciudadanos expresaron mediante las urnas en el referéndum de 2016 -que era la salida del Reino Unido de la UE-, el último tramo de su mandato se vio ensombrecido por varios escándalos entre los que se encontraban el haber violado las mismas reglas que él mismo impuso a los ciudadanos para combatir la expansión del coronavirus.

Ante la presión política y social, Johnson dimitió el 6 de septiembre de 2022 y abrió lugar a una guerra encarnizada dentro de los conservadores por su sucesión. La primera en ganar los avales de su partido fue Liz Truss. Sin embargo, solo duró 50 días en el cargo por presentar unos presupuestos que no cuadraban con el estado real de la economía británica.

Es entonces cuando hacen otra carrera por el liderazgo de los “Tories” y gana Rishi Sunak, quien fungía como el ministro de Finanzas de Johnson. Sin embargo, la realidad social y política del Reino Unido terminó por superarlo.

Ante la avasalladora victoria de los laboristas, Rishi Sunak compareció esta mañana ante los medios desde Downing Street para comunicar su renuncia como primer ministro, cediéndole así el testigo a su adversario político, el líder laborista Keir Starmer.

Con un gesto de mea culpa, Sunak le pidió perdón al pueblo británico por haberles fallado y dijo comprender el mensaje de cambio que los ciudadanos le enviaron desde las urnas. “He escuchado su enfado, su decepción, y asumo la responsabilidad de esta pérdida”, aseguró.

Keir Starmer lleva haciéndose un nombre desde el año 1987, cuando consiguió finalmente la licencia para ejercer la abogacía después de culminar sus estudios en leyes de las universidades de Leeds y Oxford.

De familia de clase trabajadora, trabajó en varios casos de alto perfil contra grandes corporaciones, como la petrolera Shell y la cadena de restaurantes de comida rápida McDonald’s, al tiempo que asesoró de manera gratuita a quien no podía costearse un servicio legal.

Starmer también jugó un rol destacado como asesor legal en el Cuerpo Policial de Irlanda del Norte, en una época en donde se implementaban en las comunidades las recomendaciones de los Acuerdos de Viernes Santo de 1997. Unos acuerdos que pusieron fin a los enfrentamientos entre católicos y protestantes. Durante esa época, conoce a su esposa Victoria con la que se casaría más tarde en el 2007.

Al año siguiente, Starmer se convierte en el jefe del Ministerio Público británico. Durante su período enfrentó el reto de modernizar el sistema judicial en medio de grandes recortes al gasto público. Entre los casos más prominentes que su gestión llevó a término fue el del asesinato del joven afrodescendiente Stephen Lawrence ocurrido en una parada de bus de Eltham (sureste de Londres) en 1993, a cuyos responsables finalmente llevó ante los tribunales.

De acuerdo con un perfil disponible en la página web del Partido Laborista, Starmer también mejoró los protocolos de recepción de denuncias para las víctimas de abuso sexual y violencia doméstica y sancionó a aquellos diputados que hacían un mal uso de los fondos públicos.

Los logros acometidos durante su gestión le valieron en 2014 el reconocimiento como Caballero Comendador de la Orden de Bath, por sus servicios en pro de la modernización en la aplicación de las leyes y la justicia criminal. Desde entonces, también es conocido como Sir Keir Starmer.

Un año más tarde, Starmer siente una profunda convicción política que lo motiva a unirse al Partido Laborista. Bajo el liderazgo del progresista Jeremy Corbyn, Starmer integró el “gabinete en la sombra” (un gabinete alternativo para hacer oposición y que está reconocido por la ley británica). Primero, como ministro de inmigración en la sombra (2015) y después como secretario en la sombra para la salida de la Unión Europea (2016-2020)

Cuando ascendió al liderazgo del partido en abril de 2020, redirigió a los laboristas a una línea centrista, dejando así de lado los postulados progresistas encarnados por Corbyn cuando logró el liderazgo del partido en 2015.

Un proceso de viraje de línea ideológica en el que no faltaron las acusaciones de purga y traición hechas desde el mismo entorno de Corbyn, quien finalmente decidió concursar a las elecciones como independiente por la localidad de Islington North a pesar de que su mismo partido le desautorizó y lo expulsó. Corbyn ganó finalmente ese escaño en las elecciones de este pasado 4 de julio.

La sonrisa en el rostro de Starmer cuando cumplía la visita protocolar al rey Carlos III de Inglaterra lo decía todo. Un momento inicial para encumbrar un nuevo cambio de etapa en el que los británicos decidieron decirle adiós a 14 años de gobiernos conservadores.

“Este será un gobierno de cambio”, dijo Starmer nada más llegar a la oficina que espera seguir ocupando durante los próximos años.