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Filtración revela presión de países para minimizar lucha contra el cambio climático
- 22/10/2021 00:00
- 22/10/2021 00:00
Estados europeos, latinoamericanos y del Medio Oriente estarían desarrollando un duro cabildeo para quitarle fuerza al principal informe científico que será discutido en la Cumbre Climática de las Naciones Unidas (COP26), que arranca el próximo 31 de octubre en Glasgow (Escocia) y en la que se pretende acordar medidas multilaterales para enfrentar la actual crisis ambiental, especialmente el vertiginoso aumento de la temperatura mundial.
Desde naciones petroleras hasta productores agroindustriales, incluyendo varios países ricos, tratan de minimizar cuestiones como la superación del uso de combustibles fósiles o la adopción de tecnologías más sostenibles, de acuerdo con información publicada por la BBC, citando documentos filtrados por el equipo de investigaciones “Unearthed” de la organización Greenpeace.
Se trata de 32,000 presentaciones escritas enviadas por empresas, gobiernos y otros actores científicos, a los encargados de preparar el informe de Naciones Unidas sobre las recomendaciones de cara al COP26.
El documento, elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés), tiene como objetivo ofrecer una evaluación integral de la emergencia climática por medio de evaluaciones técnicas, científicas y socioeconómicas de la crisis, ofreciendo posibles caminos para atender el problema.
En la filtración se mencionan, entre otros países, a Japón, Australia y Arabia Saudita, quienes se han mostrado contrarios a reducir a corto o mediano plazo el uso de la energía fósil como recomienda el documento.
En el caso australiano, estos rechazan la propuesta de sustituir sus centrales eléctricas a base de carbón por otras menos contaminantes. El gobierno de Camberra lo considera una postura “política” pese a la evidencia científica que lo contradice. Igualmente piden eliminar de la mención a que se hace lobbys a favor de los combustibles fósiles como un elemento que debilita la lucha contra el cambio climático.
En términos similares se ha posicionado Japón, quienes también utilizan energía del gas y carbón. Estos pidieron que se sacara del informe las preocupaciones sobre la viabilidad de las políticas de captura y almacenamiento de carbono (CAC), nombre dado a las tecnologías que capturan emisiones de carbono, dejándola fuera de la atmósfera o para su uso en procesos industriales.
Arabia Saudí, el mayor exportador de petróleo del mundo y miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC) –organismo que también objetó algunos puntos del informe–, también rechazó las conclusiones donde se pide superar los combustibles fósiles y se señala como “necesidad urgente”, la de acelerar el cambio a otras energías limpias a gran escala.
Entre tanto Brasil y Argentina, unos de los mayores productores de carne y con importantes lobbys en los agronegocios, vetaron del documento la mención de los beneficios de la promoción de dietas de plantas y la disminución del consumo de productos animales.
Desde ambos países, productores masivos de soya –insumo sobre todo como alimento para animales–, habrían presionado en varias ocasiones a la IPCC para quitar o al menos aminorar los aspectos del reporte que vinculan al agronegocio con los efectos del cambio climático.
Una situación que dentro de Brasil, bajo el mandato del presidente de extrema derecha, Jair Bolsonaro, se ha ampliado como resultado del avance de la deforestación del Amazonas para este tipo de cultivo con apoyo del Estado.
Otros países como India, República Checa, Polonia y otros países de Europa del Este, cuestionaron los señalado sobre la energía nuclear, y consideran que esta juega un rol importante en la batalla por el cambio climático. El Gobierno indio fue más duro y señaló que hay un “sesgo” contra la energía atómica.
Miembros de la IPCC consultados por la BBC aseguraron que si bien es parte del proceso recibir comentarios de gobierno o empresas: “No hay absolutamente ninguna presión sobre los científicos para que acepten los comentarios” y en el caso de que estos sean un trabajo de lobbys “si la ciencia no los justifica, no se integrarán en los informes del IPCC”.
Se espera que en la cumbre de la COP26 se dé un impulso a lo consensuado en el Acuerdo de París de 2015, que busca controlar el incremento de la temperatura global, mantenerla por debajo de los 2 grados centígrados y trabajar por limitar el aumento a 15 grados, lo que reduciría los riesgos del cambio climático.