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- 13/01/2024 09:50
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Estados Unidos bombardeó hoy por segundo día consecutivo posiciones militares de los rebeldes hutíes del Yemen con el objetivo de limitar las capacidades del grupo para seguir llevando a cabo ataques contra la navegación comercial en el mar Rojo, unas acciones que los insurgentes han prometido responder.
El Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) informó esta madrugada sobre una nueva operación, aunque de menor alcance que los 73 ataques lanzados por EE.UU. y el Reino Unido el día anterior contra al menos seis provincias del Yemen controladas por los hutíes, movimiento respaldado por Irán.
Gran parte de la comunidad occidental ha justificado estos bombardeos para proteger la seguridad del mar Rojo, puesto que los ataques hutíes contra navíos mercantes que transitan por esta importante vía comercial están causando severas disrupciones en el tráfico de mercancías mundial.
Pero lejos de disuadirlos, los rebeldes yemeníes han hecho sonar los tambores de guerra y han prometido responder con dureza a estos ataques “injustificados”, que amenazan con abrir un nuevo frente de la guerra en la Franja de Gaza.Estas son las principales claves de la crisis en el mar Rojo.
Pese a que su nombre oficial es Ansar Alá (Partidarios de Dios), el grupo es mejor conocido como los hutíes por su fundador, Husein Badreddin Al Huti, que inició este movimiento en oposición a la corrupción del gobierno yemení en la década de 1980 y a sus estrechos vínculos con Arabia Saudí y Estados Unidos.
El movimiento, que profesa mayoritariamente la rama del islam zaidí chií y que está financiado y apoyado por Irán, tomó en 2014 la capital del Yemen, Saná, y desde entonces se hizo con amplias zonas del norte y el oeste del país, donde los insurgentes siguen librando una guerra con el Gobierno internacionalmente reconocido.
El conflicto se recrudeció en 2015 con la intervención de una coalición militar liderada por Arabia Saudí y apoyada por EE.UU. para hacer frente a los rebeldes, que no solo aguantaron la potente embestida y resistieron a los bombardeos, sino que continuaron avanzando en su empresa por hacerse con el control del Yemen.
Según varias estimaciones, el grupo cuenta con entre 100.000 y 200.000 combatientes y un amplio arsenal armamentístico proporcionado en gran medida por Irán, que lidera la alianza informal antiisraelí Eje de la Resistencia, conformada por los hutíes y otros grupos armados chiíes en Oriente Medio.
Desde mediados de noviembre, los hutíes han lanzado decenas de ataques contra navíos mercantes en el mar Rojo para ejercer presión económica contra Israel que sirva para frenar sus operaciones contra la Franja de Gaza, donde el grupo apoya al movimiento palestino Hamás.
Esto ha provocado que las principales navieras a nivel mundial se hayan visto obligadas a ajustar sus rutas para evitar transitar por esta vía, por donde opera casi el 15 % del comercio marítimo global, incluyendo el 8 % de cereales, el 12 % de petróleo y el 8 % del comercio mundial de gas natural licuado.
La crisis en el mar Rojo se está viendo reflejada en los precios, y el coste del barril de crudo ya ha aumentado en alrededor del 4 % desde que EE.UU. y el Reino Unido bombardearan el Yemen la madrugada del viernes para proteger los intereses económicos mundiales.
Washington y Londres aseguran que no buscan una confrontación con los hutíes y afirman que estos ataques sirven solo para disuadir al grupo y limitar sus capacidades para lanzar misiles y drones contra los cargueros, pero los insurgentes han declarado la guerra a estas dos naciones.
Asimismo, los insurgentes advirtieron que seguirán lanzando ataques contra buques vinculados a Israel y a todos aquellos que se dirijan a puertos israelíes, desafiando así a EE.UU., mientras que también prometieron responder “con firmeza” a los bombardeos estadounidenses y británicos.
EE.UU. espera una respuesta de los hutíes, aunque asegura que las capacidades del grupo se han visto reducidas tras los ataques, al tiempo que los países del golfo Pérsico y de Oriente Medio han manifestado su “extrema preocupación” ante la posibilidad de que este enfrentamiento derive en un conflicto regional.