El Carnaval en Trinidad y Tobago, formas y contenido

Actualizado
  • 07/02/2016 01:01
Creado
  • 07/02/2016 01:01
La celebración de los carnavales en diversos pueblos de América tiene su origen en las tradiciones de las naciones colonizadoras 

En Trinidad se cree generalmente que su Carnaval se origina con la llegada de los colonizadores franceses a partir de fines del siglo XVIII.

Los estudiosos del gran carnaval barranquillero suelen afirmar que su festival llegó en los baúles de los conquistadores españoles.

Estos mismos conquistadores tomaron posesión de la isla de Trinidad en el año 1498 una década antes del establecimiento de su primer asentamiento en ‘Tierra Firme.' Los datos históricos revelan que la tradición carnavalesca se remonta a una época anterior al período de la civilización occidental.

Más bien, la mayor parte de los comentaristas reconocen el elemento dramático como base del carnaval.

Ian Isidore Smart y Kimani S. K. Nehusi en ‘A Come Back Home: Perspectives on the Trinidad and Tobago Carnival' mostraron que el Carnaval de Trinidad y Tobago, como todos los otros en el mundo, se deriva directamente de un festival celebrado en el Valle del Nilo en los albores de la historia humana por los antepasados africanos.

Este festival fue precisamente una representación dramática, una conmemoración ritual, de los eventos más importantes de la historia del pueblo egipcio, es decir, del sufrimiento, de la muerte (a manos de su propio hermano), y de la resurección del héroe máximo, el ancestro más venerado, Ausar o Asar o Wosir (a quien los griegos llamaron ‘Osiris').

El drama desempeñó, pues, el papel de sacramento, vehículo mediante el cual el hombre se puso en contacto directo con lo divino.

Los participantes egipcios comulgaban consigo mismos y con su realidad divina. Hubo el encuentro entre lo cotidiano humano y lo insólito divino; el pueblo invoca y convoca el tiempo original para ponerse en contacto con sus dioses. Y el mecanismo que facilitó ese (re)encuentro fue la representación dramática, y en particular la máscara. Porque, de hecho, los egipcios, al igual que todos los africanos, entendieron la importancia de la máscara como medio de comunicación entre el hombre y la realidad del más allá.

Por eso la ciudad de Puerto España en la época de los carnavales se convierte en un sitio de festival en el cual todos se envuelven en la vida artística.

Así es que en 2001, Oludari un sacerdote del culto Orisha de Trinidad y Tobago, intentó renovar el Carnaval por conectarlo más íntimamente a la tradición espiritual de los yoruba. Optó, pues, por montar una comparsa con el tema ‘En encuentro entre 2001 (el año) y 401 (el número de los orishas)'. El steelband es el elemento central del carnaval trindadense; y este steelband como fenómeno cultural surgió de la espiritualidad yourba tradicional, ya que los inventores de esta expresión musical fueron los tamboreros de Orisha.

Los ‘Pan Yards', o sea centros comunitarios donde se realizan los ensayos de los orquestas, pueden considerarse extensiones del templo orisha. De hecho, cuando tocan esos steelbands crean una expresión rítmica que le hace a uno vibrar con los ritmos de las energías cósmicas. Entonces uno se acerca a experimentar la presencia de los orishas.

Uno de los poemas de la colección ‘Juega vivo' por nuestro Gerardo Maloney se titula ‘Moko Jumbies'. Dado que el Moko Jumbie es un personaje tradicional del carnaval trinidadense, el elemento carnavalesco constituye el eje del poema. Los versos iniciales son los siguientes:

Caminan de Noche…

Duermen de Día…

Adoran la Palabra…

Casi conciertos de Retórica…

La lengua inglesa fina y afilada! Casi igual que los ‘Lors'

Así ocurre aquí…

De sol a sol

De luna a luna

En la tierra de los Moko Jumbies…

Tierra de ‘Pelao' y Calalú…

De cinturas candentes y agitadas

Durante las largas horas de los Carnavales… (109)

La escritora darienita, Algris Xiomara Aldeano afirma en su libro, ‘Bunde y bullerengue: Literatura popular de mi tierra Darién' que el carnaval de Puerto España que llegó ella a conocer es esencialmente igual al carnaval de El Darién, del que tiene tanta experiencia.

Inclusive Aldeano llega a declarar que la procesión que celebra a Santa María la Antigua, santa patrona de El Real, se ha vuelto un verdadera desfile carnavalesco en la tradición de los desfiles funerarios de Nueva Orleans y, por supuesto, de los desfiles de la comparsa carnavalesca.

La procesión sale de la iglesia a las seis de la tarde, con la estatua bellamente engalanada de la santa llevada en una plataforma en frente. Al iniciarse la procesión, todo va más o menos de acuerdo con la tradición establecida por la Iglesia en su forma europeizada.

Sin embargo, hay un aire de festejo marcado por la presencia de una banda de tambores y trompetas, o sea la murga típica de las festividades carnavalescas. Así eran las bandas que acompañaban los desfiles de la liturgias egipcias y, claro, todo desfile de tradición africana o neoafricana: los desfiles de los pueblos de Ghana, Nigeria, etc, o los desfiles funerarios de Nueva Orleans, fuente de la música jazz.

Desfilan por las calles del pueblo alternando el rezo del rosario con el canto alegre, al compás de la banda. Después de terminar el rezo del rosario, la música toma control y es la expresión musical fundamental esa expresión que invoca la presencia trascendental, mediante el ritmo o más bien la polirritmia. Ahora, el compás se intensifica y la alegría reina.

Se empieza a danzar a la Virgen, igual que como se danza la máscara en el desfile carnavalesco. El portador de la bandera igualmente se lanza a bailar y desde la distancia en la oscuridad del atardecer, el observador percibe la bandera blanca agitándose alegremente al compás de la música rítmica de tambores y trompetas.

Y se trata de tambores de cuero tocados con la mano directamente tanto como de timbales. Es una escena que se puede presenciar durante los carnavales. La procesión se ha hecho comparsa. Se realiza una vuelta a las semillas, a los orígenes clásicos tanto de la civilización como de la Iglesia.

El carnaval es el festival más importante de la civilización humana. La época del festival es un momento mágico que facilita el contacto entre el hombre y las fuerzas trascendentales. Es por eso que durante los carnavales la ciudad de Puerto España se convierte en un espacio de festival.

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