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- 25/04/2024 10:24
- 24/04/2024 11:37
Con las elecciones generales a la vuelta de la esquina y la ansiedad sobre qué puede ocurrir en nuestro futuro, quisiera traer un par de reflexiones feministas que pueden ayudarles a tomar decisiones.
1. Las mujeres no somos un objeto decorativo en las campañas o en los partidos. Útiles para captar votos y pegar afiches, pero que, a la hora de estar en la papeleta, se nos borra. Es necesario pensar en candidatos y candidatas que nos vean como iguales, y esa igualdad se manifiesta en el poder político.
Para estas elecciones, menos del 10% de los candidatos son mujeres por más que la ley electoral les solicita a los partidos políticos que el 30% de sus candidatos lo sean. Esto no tiene sentido, porque el porcentaje de mujeres en partidos políticos es mayor que los hombres y, además, según el mismo Tribunal Electoral son las mujeres las más activas dentro de las campañas.
Lastimosamente, pareciera que nuestro rol no deja de ser de mamás y cuidadoras de un prospecto candidato, dejando como protagonistas a los hombres. Pregunto, si las mujeres tenemos la mitad de las responsabilidades democráticas, ¿por qué no aparecemos en la mitad de las papeletas?
2. No solo basta ser mujer, queremos mujeres que defiendan nuestros derechos. Si bien el primer punto implica que haya representación formal y descriptiva, es decir, el reconocimiento pleno de derechos políticos y que haya proporcionalmente mujeres en puestos populares, faltaría aún alcanzar lo sustantivo y simbólico.
Estas últimas características señalan que haya mujeres que promuevan políticas que beneficien a las mujeres y cómo estas perciben sus intereses representados.
Desde mi óptica, las mujeres en la política deben incomodar al patriarcado. Promover el acceso a políticas que sancionen el acoso callejero y laboral tanto en el ámbito público como en el privado, que haya acceso universal a la salud reproductiva, políticas de prevención y atención de la violencia de género, entre otras. Vivimos en una sociedad que se vanagloria de querer a las mujeres, nos dan rosas el día de la madre, pero la misma sociedad nos da la espalda al momento de maternar.
Entonces, si somos tan importantes, ¿por qué no se habla de políticas de cuidado?
3. Que se construya desde, por, para y con nosotras. Creo que no hay nada peor que un político que crea que el país es su finca y que los demás somos súbditos que le debemos rendir pleitesía. Por eso, a la hora de votar también busco algo que me ha enseñado la misma práctica feminista, que es el trabajar a la par de mis compañeras, a través de liderazgos colectivos y entendiendo la importancia detrás de los balances de poderes.
Sí, necesitamos mujeres en puestos de toma de decisiones, pero también debe haber un contrapeso de sociedad civil, de organizaciones de bases comunitarias y de sectores populares. Por eso es que a la hora de construir un país no podemos pensar que la solución está en elegir a un mesías. Yo pienso en alguien que crea en el trabajo de todos, y que haya espacios para formar esos liderazgos críticos y conscientes.
Personalmente creo que cada quien elige qué poner en la balanza a la hora de votar y eso va ligado muy íntimamente a nuestra escala de valores. Estos que ven aquí son los míos, y tal vez no encuentre en cada cargo alguien que se acople a todo, y tendré que llevar a lo interno un juicio si mi deseo es no anular mi voto, pero al final del día lo importante es saber qué se busca y por qué.
Que tu voto refleje lo más posible el mundo que quieres. ¡Suerte a todas!