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- 27/03/2023 14:14
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En las montañas de Palmira, en el suroeste de Colombia, 108 monos están en tratamiento para recuperarlos de los maltratos y la crueldad a los que fueron sometidos en los laboratorios de una fundación que los usaba para experimentar una vacuna contra la malaria.
Los simios estuvieron durante años en el Centro de Investigación Caucaseco y la Fundación Centro de Primates, en las afueras de Cali, y cuando fueron rescatados de las jaulas algunos no tenían ojos, otros estaban sin falanges en sus dedos o con huesos rotos, varios sufrían de alopecia, tenían dientes partidos o con sarro y todos estaban llenos de parásitos.
La denuncia sobre la crueldad a la que eran sometidos los animales partió de la organización animalista PETA, según la cual los dos centros que los tenían cautivos obtuvieron desde 2003 millones de dólares en financiación del Gobierno colombiano y de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, sigla en inglés).
En una operación de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) con la ayuda de la Fiscalía, la Policía y el Ejército, los animales fueron rescatados el pasado 17 de febrero.
Ese día fueron trasladados al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre San Emigdio, un santuario de 14 hectáreas donde 23 profesionales se encargan de cuidarlos para que recuperen la salud.
GRAVES PROBLEMAS DE SALUD
Según el director general de la CVC, Marco Antonio Suárez Gutiérrez, los animales están en periodo de cuarentena de 90 días con una dieta especial.
"Llegaron muy mal, con problemas de nutrición y diversos factores que nos entristecen; 102 de ellos son monos nocturnos y 6 son monos ardilla que, a un mes de su recuperación, ya muestran mejorías", dijo Suárez a EFE.
El funcionario agregó que en San Emigdio "se han adecuado hábitats para este tipo de monos que permiten que en la cuarentena se pueda hacer detección de enfermedades y permitir una evaluación precisa del estado de salud. En este periodo se aplican protocolos de medicina preventiva y curativa según sea el caso".
Suárez precisa que los animales "no serán devueltos de ninguna manera a sus antiguos tenedores", aunque confirma que las organizaciones que los tenían encerrados han interpuesto dos acciones de tutela para tratar de recuperar a los primates.
"Por fortuna las autoridades han fallado a favor de nuestra corporación. No permitiremos que haya más maltrato contra los animales", puntualiza.
REGRESO A LA LIBERTAD
La bióloga Alexandra Duque, que trabaja con la CVC en el centro de atención San Emigdio, precisa que los primates han pasado por varios procesos buscando que recuperen hábitos y puedan adaptarse a las condiciones naturales.
Los espacios están rodeados de vegetación típica del bosque seco tropical y se alimentan con cebada, semillas, gusanos y diversas proteínas que encuentran en libertad.
"A pesar de todos los esfuerzos, no es lo mismo que verlos andar en su espacio natural. Si la gente entendiera el sufrimiento por el que tiene que pasar un animal en cautiverio los dejarían en libertad", explica la bióloga a EFE.
Luego de estabilizarlos, y cuando pasen los 90 días, las autoridades indicarán si los monos están en condiciones de ser liberados en la naturaleza o si serán reubicados en otras instituciones.
También se entregará un censo de los que posiblemente hayan fallecido o de aquellos a los que hayan tenido que aplicarles la eutanasia por su crítica condición.
Ese centro de atención a la fauna silvestre ha atendido más de 5.200 animales de diversas especies que han sido víctimas de tráfico, maltrato o abuso por parte de los humanos.
Además, han sido liberados 1.661 de estos individuos en sus hábitats naturales luego de arduos procesos de recuperación. Muchos de ellos son llevados por la Fuerza Aérea a distintas regiones de Colombia.
"La fauna silvestre no son mascotas y el mejor regalo que podemos darles es admirarlos en libertad, por favor, no los lastimen más", concluyó el director de la CVC.