Estados Unidos demasiado satisfecho de sí mismo

Actualizado
  • 30/04/2017 02:00
Creado
  • 30/04/2017 02:00
Encuestas aseguran que los estadounidenses no dejan la casa de sus padres por perezosos

El titular captó mi atención: ‘Los estadounidenses se han vuelto perezosos, lo que está perjudicando la economía'.

¿Perezosos? Bueno, ése es un término que los estadounidenses usan muy pocas veces para describirse a sí mismos.

La gente se puso furiosa hace años, cuando George W. Bush conjeturó, correctamente, que los inmigrantes ‘realizan trabajos que los estadounidenses no desean hacer'.

De todas formas, ¿cómo pueden ser los estadounidenses perezosos cuando todos afirman que estamos trabajando más que nunca y pasando menos tiempo con la familia?

Bueno, según un reciente artículo en CNN Money , la pereza no sólo se refiere a no querer trabajar. También implica no asumir riesgos, no modificar rutinas, no cambiar trabajos, no iniciar empresas, no ir a la escuela, no obtener capacitación, no adquirir nuevas destrezas, no mudarse dentro del país, no expandir las redes sociales ni salir del propio elemento.

En el Medio Oeste industrial, los obreros de fábrica desempleados no desean mudarse a otro lugar tanto como desean que la fábrica vuelva a abrirse.

Las generaciones de la actualidad —entre ellas los baby boomers , la generación X y los del milenio— no siempre desean echar los dados al azar, como lo hizo la generación de la Segunda Guerra. Preferimos las apuestas seguras y nos gusta que las oportunidades vengan a nosotros en bandeja. Hasta la definición del sueño norteamericano ha cambiado. La riqueza y el materialismo ya no cuentan, la seguridad personal y la estabilidad, sí.

Aún así, ¿quién se atrevería a llamar a los estadounidenses perezosos?

Tyler Cowen, profesor de economía de George Mason University, cree que vivir en tiempos de trastornos —políticos, sociales, económicos, etc.— es lo que ha causado que los estadounidense estén sedientos de seguridad personal, previsibilidad y falta de cambios.

En su nuevo libro, The complacent class: the self-defeating quest for the american dream , Cowen sostiene que como consecuencia de una sobre-corrección, hemos ido demasiado lejos e intentado crear ‘mundos de burbuja', aislados y perfectos, para nosotros y nuestros hijos. Y ahora tememos cambiar las cosas para que la burbuja no estalle.

Cowen afirma que ese hábito de jugarla seguro está dañando la economía, estancándola. Señala que el crecimiento económico está ocurriendo a un ritmo mucho más lento que hace 30 o 40 años y que nuestra tasa de productividad es muy baja.

Esa auto-satisfacción nacional tampoco ayuda a nuestra política. Los estadounidenses no sólo están polarizados y son incapaces de tener conversaciones con individuos que tengan puntos de vista diferentes, sino que están también aferrados a sus respectivas ideologías. No escuchamos mucho y nos apresuramos a adjudicar motivos siniestros a fin de desechar perspectivas con las que no coincidimos.

Cowen también cree que nuestras escuelas públicas son víctimas de este tipo de pereza. ¿Está afectando el clima nacional del mínimo esfuerzo los resultados de los exámenes de los estudiantes? Los sindicatos de maestros y los distritos escolares parecen estar conspirando para aflojar los estándares de responsabilidad y para ser indulgentes con los estudiantes —lo que a su vez alivia la presión de los adultos que deben enseñarles.

Esa mentalidad llega a la crianza de los niños, dice. Los padres temen perder de vista a sus hijos, para no hablar de dejarlos jugar afuera. Se prohíbe subirse a los árboles. También ir en bicicleta por la ciudad solos. Hay que preguntarse de dónde saldrán los inventores del futuro, si los niños de hoy en día no pueden andar por ahí, usando su imaginación.

Y finalmente, hasta la tecnología —que se supone que facilita nuestras vidas y las hace más eficientes— podría estar empeorando el problema. Tal como señala Cowen, muchos inventos están diseñados para hacer más cosas de manera que nosotros tengamos que hacer menos. Mientras que hace un par de décadas teníamos que meternos en el auto para ir a una tienda y alquilar un video, ahora podemos pedir una película con el control remoto sin salir de nuestro sofá. ¿Es una buena o mala idea que la vida se facilite más?

Entonces, ¿cómo haremos los estadounidenses para despertar de esa auto-satisfacción —y volver al lado profundo de la piscina? En primer lugar, dice Cowen, debemos asumir más riesgos en nuestra vida personal. El gobierno también debe alentar la innovación.

Recordemos que la misma idea de los Estados Unidos se inició como un juego de azar, un experimento que según las potencias del siglo XVIII —Inglaterra, Francia y España— no tendría mucho éxito. Los estadounidenses deben mantener ese espíritu vivo.

Por suerte, tal como dijo Cowen a CNN Money , aun hay un grupo de gente en Estados Unidos que comprende el sentido del país.

‘Los inmigrantes son los que asumen más riesgos. Son la clase menos satisfecha de sí misma', dijo.

Los estadounidenses a menudo ven a los inmigrantes como una amenaza. Deben verlos como lo que son: parte de su salvación.

ANALISTA DE WASHINGTON POST WRITERS GROUP

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