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Pros y contras del TLC entre Estados Unidos y América Central
- 29/05/2024 01:29
- 28/05/2024 20:22
Han pasado dos décadas desde que América Central y Estados Unidos concretaron la firma de un “histórico” acuerdo de libre comercio. El 28 de mayo de 2004, las naciones de la región dieron un salto en sus exportaciones, pero también produjeron un déficit significativo en el balance comercial, producto de la naturaleza del convenio y de la incapacidad de los países firmantes de sacarle provecho.
El proceso de ratificación del acuerdo demoró cerca de cinco años, desde su negociación entre enero de 2003 y enero de 2004, hasta la incorporación de República Dominicana en julio de ese mismo año, adoptando entonces la sigla DR-Cafta, según la agencia de noticias EFE.
Para 2009 ya casi todos los países de la región habían ratificado el tratado de libre comercio entre Centroamérica y Estados Unidos (Cafta), firmado en la Organización de Estados Americanos (OEA). La única nación que no se adhirió fue Panamá, la cual negoció un tratado de promoción comercial (TPC) con EE.UU. en 2012.
En el caso de Nicaragua, tras entrar en vigor el acuerdo regional, las exportaciones hacia el mercado estadounidense han experimentado un aumento significativo, casi cuadruplicándose.
Según datos de la Embajada estadounidense en Managua, desde que Cafta-DR se implementó en 2006, las exportaciones de Nicaragua hacia EE.UU. han pasado de $1.500 millones a $5.700 millones en 2022.
Un estudio realizado por la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) señala que el crecimiento de las exportaciones de Nicaragua hacia Estados Unidos ha sido del 385,1% desde 2005 hasta 2022.
En relación con Costa Rica, según datos de la Promotora de Comercio Exterior, el intercambio comercial con Estados Unidos ha aumentado considerablemente, pasando de $6.870 millones en 2007 a la cifra récord de $21.933 millones en 2023.
En el mismo periodo, la inversión estadounidense en Costa Rica ha aumentado de $802 millones a un récord de $2.617 millones, según datos del Banco Central costarricense.
El ministro de Comercio Exterior tico, Manuel Tovar, destacó que desde la entrada en vigor del Cafta para Costa Rica en enero de 2009, se ha observado un estímulo y aumento en las exportaciones y la inversión extranjera directa desde Estados Unidos hacia Costa Rica.
Costa Rica ha logrado consolidar al mercado de Estados Unidos como su principal destino de exportaciones, representando el 45,8% del total, mientras que el 38,2% de los bienes que llegan al país centroamericano provienen de Estados Unidos, agregó Tovar.
Tras la entrada en vigor del tratado de libre comercio, países como Honduras han mantenido un elevado déficit comercial con Estados Unidos.
Según cifras del Banco Central, en 2023, las exportaciones hondureñas a ese país alcanzaron los $2.106,4 millones, mientras que las importaciones sumaron $5.062,8 millones.
El economista hondureño Mario Palma expresó a EFE la necesidad de “consolidar” la relación con Estados Unidos para aprovechar mejor el tratado comercial, destacando la “posición geográfica bastante privilegiada” de Honduras, al estar cerca del mercado más grande del mundo.
Palma sugirió que, al cumplirse 20 años de la firma del acuerdo regional, debería evaluarse haciendo “un mea culpa” y revisando qué no se hizo para sacar el mejor provecho de él, a diferencia de lo logrado por Costa Rica y República Dominicana, que han sido los países que más beneficios han obtenido del TLC con Estados Unidos.
En República Dominicana, los analistas también discuten sobre cómo la desgravación arancelaria prevista para 2025 podría afectar la producción nacional de arroz, un sector fundamental para la economía del país, destacó la agencia de noticias EFE.
En Guatemala, aunque las exportaciones hacia Estados Unidos crecieron a un promedio anual del 2,1% entre 2006 y 2021, las importaciones de productos estadounidenses aumentaron en un total del 216% en ese período.
Además, los productos exportados por Guatemala a Estados Unidos han cambiado, pasando de café, frutas y combustibles minerales a productos textiles.
En El Salvador, mediante el tratado con EE.UU., el país experimentó un cambio estratégico en su modelo exportador, pasando de la maquila al desarrollo vertical de la industria textil de algodón, lo que generó rentabilidad y capacidad competitiva en toda la cadena de valor.
Sin embargo, a pesar de estos cambios, El Salvador continuó registrando pérdidas de posiciones en el ranking de competitividad global, cayendo del puesto 61 en 2006 al 103 en 2019, según un informe presentado por la Fusades en septiembre pasado.