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- 21/08/2023 00:00
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Un grupo de productores de café robusta en Capira, provincia de Panamá Oeste, han comenzado a introducir cambios biotecnológicos y biológicos en sus sistemas productivos, con el objetivo de hacer más eficientes y rentables sus cosechas.
Las iniciativas llegan en un momento en que el café robusta mantiene una caída en su rendimiento de entre cinco a 10 quintales por hectárea, cuando debería alcanzar entre 60 a 70 por hectárea. A esto se le suman los riesgos latentes que existen con la broca, una plaga que, aunque se encuentra controlada en el país, es capaz de generar pérdidas por el orden del 80% de la producción, informó Andrés Ibarra, ingeniero e investigador del Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá (Idiap).
Ibarra lideró recientemente un intercambio de experiencia entre productores agropecuarios, en la Finca Experimental, que tiene el Idiap, en Ollas Arribas de Capira. Durante este encuentro, los asistentes conocieron sobre temas de investigación, innovación, plagas y avances de proyectos sobre cultivos de café de robusta y apicultura.
Gustavo González, productor de café de robusta en Capira, contó que hace 25 años incursionó en el emprendimiento de fertilizantes orgánicos. Su marca de café “Río Indio”, ha sido cultivada con estos productos los últimos tres años.
Sobre este trabajo explicó que ha estado utilizando métodos como el biol, un abono foliar que incrementa y estimula el óptimo crecimiento y desarrollo de los cultivos, así como una fórmula peletizada, —cápsulas nutritivas—, para aplicar al suelo.
Ambos productos, dijo, funcionan, por un lado, para fortalecer los nutrientes de la planta, para librarla de enfermedades e insectos; por otro lado, las cápsulas fortalecen el desarrollo de las micorrizas o pelos absorbentes de las raíces de la planta.
“Este es el principal objetivo que estamos haciendo: fortalecer la planta, tanto en la parte aérea con sus hojas y tronco, como subterránea, desde sus raíces, para que sea de máxima producción”, destacó González.
Con la aplicación del abono foliar, este cafetero ha logrado rendimientos que alcanzan los 18 quintales por hectárea. Con la fórmula peletizada tiene expectativas de ubicarse por arriba de los 30 quintales por hectárea. Siendo un café de robusta, los trabajos se realizan por debajo de los mil metros sobre el nivel del mar.
González indicó que sus fertilizantes orgánicos tienen una incidencia directa sobre problemas de enfermedades bacterianas y fúngicas, como es el caso de los hongos que se pegan a la planta y dañan el fruto. Con su uso, constató, el productor puede dejar de usar químicos para empezar a trabajar sobre la biología de la misma planta.
Aunque para muchos producir orgánicamente puede ser complicado y lento, este cafetero de Capira subrayó que no siempre es así, ya que con la aplicación de las técnicas e insumos adecuados se pueden lograr rendimientos mucho más altos y de mejor calidad.
Sin embargo, contó que pese a estas ventajas el mercado no ve la diferencia en precio porque el café comercial lo pagan igual que como un orgánico.
“Nuestra marca “Río Indio” no se comercializa como café orgánico porque todavía no tenemos la certificación, ya que debemos hacer el proceso burocrático. Pero si me fueran a pagar más porque es orgánico lo haría ya, pero sabemos que no es así. La certificación es más que todo para productos de exportación, algo que estaríamos contemplando para el futuro”, manifestó el cafetero.
Con el uso de fertilizantes orgánicos, González prevé a largo plazo desintoxicar los suelos para producir café inocuo, de mejor calidad, con mejor sabor y libre de agrotóxicos. Hasta el momento comercializa su producto para más de 20 productores que se dedican a diferentes rubros de ciclos cortos como el maíz, arroz, hojas, pitaya; a largo plazo como los de guanabana, aguacate y mangos.
Roberto Gómez es otro de los productores de café que ha realizado cambios en sus fincas, en su caso, con el uso de la selección de plantas madres de clones producidos por Biotecnología in vitro del Idiap, un procedimiento que consiste en la selección de plantas madres, para gestionar clones de café robusta de alta productividad.
Gómez indicó que el injerto con el que experimentan lo obtuvieron a través de productores de Indonesia, que han comprobado un aumento en el rendimiento de producción y calidad del grano del café de robusta. “Eso nos ha permitido encontrar en la producción de café, granos uniformes, con mejor rendimiento de producción y acortar la distancia de siembra del cultivo”, dijo.
Para incursionar en esta técnica, este productor inició con 100 plantas clonadas y cinco injertos. Con los procesos de investigación y de evaluación buscarán determinar la cantidad de producción que pueden tener. Hasta el momento, Gómez prevé que a los dos años uno de los cinco injertos ya pueda estar dando los primeros frutos de producción.
“La reproducción de clones es una necesidad fisiológica de la planta del café porque no tiene la capacidad de ser fértil por sí misma, ya que sus flores, que en realidad son sus ovarios, no se abren cuando el polen se encuentra disponible. Cuando esto ocurre se hace una fertilización cruzada de polen que proviene de otra planta”, explicó el investigador del Idiap.
Ibarra manifestó que este es el primer año que el Idiap se encuentra trabajando en el café robusta, por lo que uno de los indicadores que buscan definir es en la cantidad de producción que pueden lograr con los clones. “Cuando tengamos esos indicadores, entonces, podemos decir la experiencia adquirida, pero por ahora las variables con las que trabajamos son características como la altura de la planta, las copas, el número de ramas, chupones y entre nudo, que hasta el momento nos están dando indicaciones que las podas son recomendables, son ideales”, aseguró.
A diferencia del café de altura, el de 'bajura' o robusta suele ser más resistente o fuerte. Según expertos internacionales, este café va a tener la capacidad de resistir al cambio climático, al punto de ser sostenible en el tiempo, aseveró Noemi Quintero, investigadora socioeconómica de Idiap.
Con estas predicciones a su favor, Quintero aseguró que actualmente existe toda una expectativa en cuanto a la oportunidad de agronegocio que puede generar este rubro. Por ejemplo, citó que hay un productor que con menos de una hectárea ha logrado estar en los mercados internacionales con un café que logró puntuaciones por arriba de las expectativas generales. “Ese es el resultado de cuando se tiene una finca planificada y bien organizada. Hay que recordar que la calidad del café depende de tres aspectos esenciales: producción, postcosecha y proceso”, dijo.
Agregó que todos los trabajos que se hacen dentro de la institución surgen ante las necesidades que plantean los propios productores, cada vez que hablan sobre los problemas que afectan a sus cosechas. “La relación entre el productor y el Idiap es muy fuerte e importante. Nosotros hacemos lo que ellos necesitan. Así nacen muchos proyectos, de la mano de ellos, que son los que nos dicen los problemas que tienen”, recalcó.