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- 03/04/2023 17:07
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La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) junto al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida) ofreció los resultados de los alcances y las limitaciones de la definición y las herramientas de medición y caracterización actuales de las áreas rurales en Panamá.
Este trabajo se inscribe en el marco del proyecto “Nuevas narrativas para una transformación rural en América Latina y el Caribe” implementado por la Cepal, con el financiamiento del Fida. Se realizó a partir de la exploración de estadísticas oficiales del Instituto de Estadística y Censo, así como de documentos e informes sobre estudios previos en la región y en el país provenientes de instituciones como la Universidad de Panamá, la Universidad Tecnológica de Panamá y de otros autores.
Las perspectivas fueron presentadas el pasado 28 y 29 de marzo en la ciudad de Panamá, en medio de la primera reunión regional que llevaron a cabo la Cepal y el Fida con el seminario “Hacia una agenda regional en materias de políticas públicas de desarrollo rural”, donde participaron 14 países de Centroamérica.
Ramón Padilla, jefe de la Unidad de Desarrollo Económico de la sede subregional de la Cepal en México y coordinador del proyecto Fida, comentó que los datos son el resultado de cuatro años de investigación a cuatro países: Panamá, El Salvador, México y Costa Rica. La razón de seleccionarlos fue por la fortaleza de sus estadísticas y la apertura que hubo para trabajar con la Cepal en estos temas.
Utilizando estadísticas oficiales de Panamá, el coordinador del proyecto Fida mencionó que se formulan tres índices alternativos: i) el índice relativo de ruralidad (IRR), que mide la ruralidad en función de criterios demográficos y de cercanía de localidades con áreas urbanas; ii) el índice ambiental de ruralidad (IAR), que analiza las áreas por sus características demográficas y económicas sobre la base de la cobertura y el uso del suelo, y iii) el índice demográfico de ruralidad (IDR), que mide la ruralidad en función de las características demográficas de la población y las dinámicas territoriales.
Las cifras oficiales captan a 38% de las viviendas rurales que no tienen acceso a electricidad. Panamá cuenta con distintos grados de ruralidad, que van desde la metrópolis hasta lo más profundo de Darién, que produce que las cifras cambien. “La definición oficial habla de 38% casas rurales sin acceso a la electricidad, pero si nos vamos a las partes más rurales, entonces, las cifras pasan a 66% de las casas que no tienen acceso a la electricidad”, dijo.
Respecto al trabajo que se realiza desde el Gobierno, el coordinador del proyecto Fida indicó que se conoció sobre las acciones dentro del Ministerio de Desarrollo Agropecuario, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) con el Plan Colmena, que identifica a 300 corregimientos con las mayores necesidades de políticas de desarrollo social.
“Es una excelente política”, destacó Padilla, quien señaló que “con la creación de estas políticas, los gobiernos tienen un mayor entendimiento sobre las necesidades reales de los territorios vulnerables”.
Las principales conclusiones de la revisión arrojaron la necesidad de que Panamá cambie la definición oficial de rural/urbano para lograr ubicar dentro de los territorios relativamente con mayor ruralidad cuáles son los que presentan un mayor rezago y, por lo tanto, generar información sobre dónde focalizar esfuerzos.
Tanto la Cepal como el Fida sugieren activar y mantener una conversación constante entre ministerios, organizaciones internacionales, la población panameña, en especial quienes viven en las áreas rurales, y otros agentes relevantes sobre cuáles son las medidas adecuadas para entender mejor las brechas territoriales en el país y generar la evidencia necesaria para crear políticas públicas que puedan cerrar estas brechas. Sobre este último punto, ambos organismos dijeron que una vez que se hayan determinado las mejores medidas para la ruralidad panameña, es necesario conectar la evidencia empírica a través de los datos y el desarrollo de políticas públicas y acción, lo que requerirá cooperación y un compromiso interinstitucional.
Con estos resultados, Padilla sostuvo que el Fida proporciona a Panamá herramientas técnicas para lograr información de regiones rurales más diversas y heterogéneas, que les permita seguir focalizando sus estrategias “valiosas” como el Plan Colmena.
“Una lección importante es que Panamá tiene que avanzar hacia nuevas formas de medir su sector rural. Debe dejar atrás la dicotomía para pasar a mediciones que respondan a necesidades específicas”, concluyó.