La reunión de este miércoles 13 de noviembre en la Casa Blanca entre el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario electo, Donald...
- 04/09/2016 02:00
- 04/09/2016 02:00
En este Día del Trabajo, no siento la menor comprensión por los supuestamente asediados trabajadores estadounidenses.
¡Por favor! Estados Unidos sigue siendo la tierra de las oportunidades para los que asumen riesgos y toman buenas decisiones, por lo que estoy cansado de oír hablar de la difícil situación del nuevo objeto de la caridad de los medios: los blancos de la clase obrera, que viven en los estados del así llamado Rust Belt (cinturón metalúrgico) como Ohio, Wisconsin, Pennsylvania y Michigan.
Y no soy el único que está harto de escuchar esa música de violín. Hace unos meses, en las afueras de Chicago, me encontré en un coche con un conductor que nació en Grecia, se fue de ese país de ni ño y construyó su vida en Estados Unidos, abriendo bares que se convirtieron en restaurantes. Ahora sus hijos se ocupan del negocio en la Ciudad del Viento y él pasa su jubilación no en las canchas de golf, sino conduciendo para un servicio de transporte profesional.
‘Estados Unidos está lleno de oportunidades,' dijo. ‘Se puede hacer de todo aquí, si uno está dispuesto a trabajar y no se avergüenza de trabajos que algunos consideran de clase baja.'
Ya han oído decir que los jóvenes desperdician su juventud. Bueno, los estadounidenses desperdician las promesas de Estados Unidos.
Mientras tanto, de vuelta entre los medios, locutores, reporteros, productores y comentaristas adulan ahora a este grupo que acaban de descubrir: los obreros blancos.
No es novedad alguna para J.D. Vance. En sus exitosas memorias, ‘Hillbilly Elegy', Vance no solo comparte su propia historia —que lo lleva de una infancia pobre a la Escuela de Derecho de Yale. También cuenta la historia de los blancos de la clase obrera de ascendencia escocesa e irlandesa, que sufren de lo que Vance denomina ‘impotencia aprendida'— la sensación de que el éxito está fuera de su control.
Nos dicen que los obreros blancos se sienten impotentes, y que no creen que el Sueño Americano está ya a su alcance. Se sienten olvidados, marginados y postergados por su gobierno. Sienten que se quebraron promesas y que respetar las leyes del juego no te lleva a ningún lado.
Pues los afroamericanos y los latinos tienen una palabra para ese tipo de cosa. La llamamos, lo ‘normal'.
Aún así, en esta elección presidencial, los políticos de ambos partidos no se cansan de hablar de los electores blancos obreros. Según observadores políticos, los nuevos estados indecisos son Florida, Nevada, Iowa, Ohio, Arizona y Carolina del Norte.
Sin duda, ya escucharon cómo los latinos elegirán al nuevo presidente y al siguiente. Bueno, no lo crean. Los obreros blancos reemplazaron a las madres suburbanas en 2016. El populismo volvió con virulencia.
Para demostrarlo, la semana pasada, el mismo día en que Donald Trump voló al sur de la frontera para encontrarse con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, los demócratas hacían una gira por enclaves de obreros blancos. Hillary Clinton habló en Cincinnati, y su compañero de fórmula, el senador Tim Kaine, fue a Bethlehem, Pennsylvania.
Kaine da nuevo significado al término ‘bilingüe'. Pasó la hora del almuerzo en el Centro Hispano de Lehigh Valley, donde dirigió la palabra en español a un público de ancianos. Habló del viaje de Trump a México y de su retórica de odio en el tema de la inmigración.
Pero de allí, fue a una concentración pública en Bethlehem, donde —oh, sorpresa— Kaine olvidó mencionar su enfoque supuestamente más bondadoso y suave del tema de la inmigración, que incluye otorgar categoría legal a los indocumentados. Ese aspecto no es recibido calurosamente por los obreros blancos —electricistas, plomeros, jardineros, contratistas— que se inquietan por tener que competir por puestos de trabajo mejor remunerados con inmigrantes recientemente legalizados.
Por otro lado, Trump edificó gran parte de su campaña presidencial sobre esa inquietud. En su discurso sobre la inmigración en Phoenix, Trump acentuó sus comentarios característicos: lenguaje lleno de odio y amenazas totalmente simplistas.
En el mundo según Trump, hay decenas de miles de estadounidenses en buenas condiciones físicas, en todo el país, que se mueren por realizar el tipo de trabajo peligroso y sucio que los inmigrantes realizan ahora.
‘La mayoría de los inmigrantes ilegales son obreros no-especializados con menos educación, que compiten directamente contra obreros estadounidenses vulnerables,' expresó Trump a sus seguidores.
Para arreglar las cosas, el candidato republicano desea deshacerse de los inmigrantes ilegales y cambiar las reglas para los inmigrantes legales para que ‘las vacantes se ofrezcan primero a los trabajadores estadounidenses.'
Perfecto. Más mimos. Más excusas. Más individuos que se hacen las víctimas para cubrir sus equivocaciones y su sentido de que se merecen cosas. Eso no es lo que necesitan los obreros estadounidenses. Lo que realmente necesitan es un indulto de los políticos miopes, que los perjudican al reducir sus expectativas y después sostener que sus intereses son lo que más les importa a ellos.
ANALISTA DE POLÍTICO-ECONÓMICO DE THE WASHINGTON POST WRITERS GROUP
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Los obreros blancos se sienten impotentes, y no creen que el Sueño Americano está ya a su alcance. Se sienten olvidados, marginados y postergados por su gobierno
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Estados Unidos está lleno de oportunidades... Se puede hacer de todo, si uno está dispuesto a trabajar sin avergonzarse de trabajos que algunos consideran puestos de clase baja