Lula cambia de estrategia y aplicará medida de retorsión si Trump insiste

Actualizado
  • 17/02/2025 12:53
Creado
  • 16/02/2025 15:12
El martes, un día después de la firma de la medida, Brasil dijo que no fomentaría ni entrará en ninguna guerra comercial con Estados Unidos; pero este 14 de febrero, el mandatario brasileño, dio un giro de timón y en una entrevista afirmó que sí aplicará medidas de retorsión al coloso del norte

A partir de marzo, el acero y el aluminio que ingrese a Estados Unidos procedente de Canadá, México y Brasil deberá pagar un arancel de importación del 25 %, afectando directamente las exportaciones de esos países. No obstante, el país sudamericano que inicialmente no entraría en una disputa comercial con el coloso del norte, anunció el viernes, 14 de febrero, que aplicará medidas de retorsión.

El mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo en una entrevista a la radio local Clube de Pará, que: “Si gravan el acero brasileño, reaccionaremos comercialmente o denunciaremos ante la Organización Mundial de Comercio o gravaremos los productos que importamos de ellos”. Y agregó: “no hay duda, habrá reciprocidad de Brasil en cualquier actitud que (Estados Unidos) tome contra Brasil”.

Aunque la medida fue suspendida por 30 días tras su firma el lunes, 10 de febrero, y pareciera nueva, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump ya había tenido esas intensiones en 2018, durante su primer mandato contra Canadá, México y Brasil, con un gravamen del 15 % para el aluminio y del 25 % para el acero, pero tras negociaciones con los países ceso el alza, no así para la Unión Europea que tardó hasta 2021.

Hasta el momento y luego de la negociación de la gestión anterior, con aranceles reducidos, Brasil envía al mercado estadounidense por año unas 3,5 millones de toneladas de acero; mientras que en aluminio, el mercado estadounidense recibió 72.400 toneladas, es decir, el 13,5 % del total de las exportaciones de metales en 2024 y que representó $267 millones para la industria del grande de Sudamérica.

Para el exnegociador del Tratado de Promoción Comercial, Leroy Sheffer, “claramente, estamos ante un replanteamiento de las reglas, sumando un objetivo más, afectar la capacidad de competir de algunos proveedores externos, apoyar a la producción nacional para que incremente su producción e inclusive como medida sancionatoria unilateral por el incumplimiento de reglas de convivencia dentro de la comunidad internacional. El impacto de este tipo de acciones sin duda se podrá analizar con base en los resultados que genere en el futuro mediato”.

“Ahora recordemos que Estados Unidos no cuenta con un tratado de libre comercio con Brasil (como si lo tiene Canadá y México) y tampoco algún tipo de acuerdo de complementación comercial vigente, por tanto, Estados Unidos podría estar aplicando incrementos arancelarios generales hasta los topes que fueron consolidados en el marco de la Organización Mundial del Comercio. En este sentido, existe un grado de libertad adicional para modificar su política comercial con algunos países. Esto quizás hay que analizarlo con mayor detenimiento, lo cierto es que durante su primer mandato la administración Trump impuso medidas similares que eventualmente desmanteló”, destacó .

Sheffer indicó que “ahora al margen de esto es importante analizar quien realmente está pagando el incremento en el costo de las materias primas que resulta de esta nueva política arancelaria, y generalmente es el consumidor de los bienes terminados. En este sentido, hay que recordar que estas acciones lejos de beneficiar a las industrias, se dirigen a proteger y/o incentivar a sectores productivos menos eficientes, lo cual nunca es sostenible en el tiempo sobre todo si detrás de las mismas medidas no hay una estrategia de fomento y modernización de la producción interna”.

Destacó que “una cosa es hablar de política comercial y otra muy distinta es referirnos a las estrategias de política exterior. En este último concepto prima el interés de reforzar la seguridad del Estado, fomentar la cooperación económica con preferencia en forma recíproca y desarrollar y consolidar el Estado para el bienestar de sus ciudadanos. En este sentido, la nueva administración Trump está apostando por crear relaciones en teoría “más justas” con los Estados proveedores afectados, para lo cual de seguro han analizado los impactos en la cadena de suministro y la eventual alza de precios interna”.

Además, el jefe de Negociaciones Comerciales del Ministerio de Comercio e Industrias, aclaró que “en la cadena de suministro es mucho más difícil sustituir a un proveedor establecido para un mercado, que ajustarse a las condiciones de este. Estados Unidos no está cerrando el mercado, y siempre dependerá de la fortaleza de las alianzas comerciales privadas las que confirmaran si con la medida arancelaria las industrias americanas trataran de encontrar nuevos proveedores o se ajustaran a las nuevas condiciones de seguro temporales”.

Luiz Inácio Lula da Silva
Presidente de Brasil
Si gravan el acero brasileño, reaccionaremos comercialmente o denunciaremos ante la Organización Mundial de Comercio o gravaremos los productos que importamos de ellos”,
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