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- 07/02/2024 00:00
- 06/02/2024 17:38
La relación entre el mercado laboral y los jóvenes es cada vez más complicada. La falta de oportunidades de plazas laborales y capacidades profesionales siguen siendo los retos sin superar.
Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censo (Inec), la Población Económicamente Activa (PEA) registró la mayor caída en 16 años, ya que pasó de 62,7% en el 2007 a 56,7% en el 2023. Además de un aumento de la Población No Económicamente Activa (personas que no trabajan y no buscan empleos) de 37,3% en el 2007 a 43,3% en el 2023.
La caída de la PEA obedece a que la población de 15 años y más ha crecido más rápido a través de los años: en el 2007 esta representaba el 70% de la población total (proyectada) mientras que en el 2023 representó el 91% de la población total, recoge el IV informe de Calidad Vida de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (Cciap) y el observatorio Panamá, ¡cuéntame!, en la que brindan una radiografía del mercado laboral.
Y, añade que uno de cada cinco panameños en edades de 15 a 29 años de edad está desempleada.
Dicho documento recuerda que para el 2022, la tasa de desempleo juvenil fue de 19,9%, de las cuales 23% son mujeres y 17,8% hombres. En total se registraron 110,139 jóvenes desempleados en este grupo de edad, representando el 54% del total de desempleados del país, que para 2022 era de 167,110 personas.
Actividades
Considerando que la productividad laboral es un indicador de rendimiento o productividad del capital humano, el consultor laboral, René Quevedo, destacó que en agosto de 2013, dos de cada tres empleos juveniles (67%) eran trabajadores de servicio al cliente (comercio, hoteles y restaurantes), mano de obra no calificada, agricultores o artesanos (construcción e industria).
Los jóvenes de 15 a 29 años eran 33% de la población en edad productiva (15 años o más), 28% de los trabajadores y 61% de los desempleados en el país. De cada 100, 51 trabajaban, 25 estudiaban y 24 eran “ninis”.
Una década y una pandemia más tarde (antes de las protestas de octubre-noviembre 2023), añadió Quevedo, el desempleo se ubicó en 7,4%, la informalidad en 47,4% y el trabajador panameño promedia 11.7 años de instrucción formal. Los trabajadores de servicio al cliente (comercio, hoteles y restaurantes), mano de obra no calificada, agricultores y artesanos (construcción e industria), por su parte, representan ahora 71% de todos los empleos juveniles en el país.
Los jóvenes (15 a 29 años) son 30% de la población en edad productiva, 24% de los trabajadores y 54% de los desocupados. De cada 100, 45 trabajan, 31 estudian y 23 son “ninis”. Hoy el desempleo juvenil se mantiene en 15% y hay 238,851 “ninis” de 15 a 29 años (23% del total).
A diferencia de la alta concentración de hace 10 años, las actividades generadoras de empleo hoy están más diversificadas. El 80% de la expansión laboral viene de ocho sectores: agricultura (13%, 7.1 años de escolaridad), enseñanza (12%, 15.3 años), hoteles/restaurantes (11%, 10.7 años), gobierno (11%, 13.5 años), salud (11%, 14.3 años), trabajo doméstico (7%, 10 años) e industria (5%, 9.7 años).
Hasta agosto de 2023, Quevedo mencionó que ocho sectores económicos representaron el 68% de los empleos del país. Así por ejemplo, el comercio representó el 17% de los empleos (formales e informales) en el país, 54% informales, y 26% de ellos son trabajadores de 15 a 29 años. Mientras que la agricultura aportó el 15% de los empleos del país, 28% juveniles y 74% informales; y la construcción representó el 8% de los empleos, 73% informales y 22% de ellos benefician a jóvenes.
Como complemento a estos datos anteriores y tomando como base las cifras del informe laboral del Inec, a agosto 2023, el promedio salarial de los jóvenes entre 15 y 29 años es de $695.17 mensuales, 5% por debajo del salario promedio nacional ($735.40), pero muy por debajo de la compensación salarial de trabajadores de 30 a 39 años de edad ($791.74), 40 a 49 años ($805.91), 50 a 59 años ($786.44) y más de 60 años ($745.33).
Así mismo, el 91% de los jóvenes panameños que encuentra hoy empleo en actividades con relativamente bajos niveles salariales: oficinistas (24%, 13.9 años de escolaridad, $753.60 por mes), agricultores (19%, 7.1 años, $291.70 por mes), artesanos (19%, 9.6 años, $723.30 por mes), mano de obra no calificada (18%, 9.0 años, $468.20 por mes) y trabajadores del comercio (11%, 10.7 años, $665.10).
Quevedo comentó que obtener empleos con buenos salarios sigue siendo difícil para los jóvenes. Mencionó que, por ejemplo, el 16% de los profesionales y técnicos de nivel medio son ocupados por jóvenes, cinco puntos menos que en el 2013 (21%). Advirtió que actualmente hay 4,600 menos profesionales y técnicos jóvenes que hace 10 años.
En relación al 2013, agregó, hoy hay 69,240 trabajadores más con salarios superiores a los $740 mensuales, pero 10,436 jóvenes menos ganan ese nivel salarial.
“En resumen, la abrumadora mayoría de los jóvenes que se inserta en el mercado laboral lo hace en empleos informales o empleos formales de bajos salarios. La evidencia es contundente”, alertó el consultor laboral, quien a su vez confesó que la población estudiantil en edad productiva aumentó en 70,503 personas en los últimos cuatro años, pero el número de vacantes disponibles en el mercado se redujo en unas 115 mil plazas.
Quevedo aclaró que esto hace prever el agravamiento de la tendencia al aumento de la demanda (más jóvenes buscando trabajo) y la disminución de la oferta (menos vacantes disponibles para ellos), trayendo como consecuencia una aún mayor alienación de nuestros jóvenes del ámbito productivo.
“El colapso del empleo formal en Panamá guarda directa relación con la caída de la inversión privada en los sectores que generan la mayoría de los empleos, particularmente para jóvenes. Urge transmitir confianza de que invertir en Panamá es un buen negocio, de lo contrario, seguiremos generando informales y los jóvenes seguirán siendo los más afectados”, concluyó.
En la última década (2013-2023) se crearon 266,264 empleos, pero hoy existen 25,705 asalariados privados menos y 77,234 funcionarios más, al tiempo que se agregaron 214,735 nuevos informales a la economía. Es decir que cada trabajador formal del sector privado que perdió su empleo en la última década fue reemplazado en la economía por tres funcionarios y ocho informales, según Quevedo.
Quevedo, además, indicó que dicho patrón se mantuvo con la pandemia. Entre agosto 2019 y agosto 2023 se crearon 17,974 empleos, que es el saldo resultante de la pérdida de 19,812 empleos asalariados del sector privado y la incorporación de 36,482 funcionarios a la planilla estatal. Para el 2023 se registraron casi 20 mil asalariados privados menos que antes de la pandemia y 26 mil menos que hace 10 años.
Sin embargo, desde el sector privado creen que la cifra puede ser más alta. En el IV informe de Calidad Vida se estima que en 10 años se han perdido 62,194 empleos formales de la empresa privada y por el contrario se han agregado 61,752 empleados públicos; al tiempo que se agregaron 247,166 empleos informales de la población ocupada no agrícola.
Escolaridad, el talón de Aquiles
Para hablar de las trabas en las oportunidades laborales debemos ver el comportamiento educativo. Según el Inec, en el 2018, las universidades graduaron a 32,709 profesionales (la mayoría menores de 30 años), pero sólo 1,957 de ellos (menos del 6%) encontraron trabajo en el 2019 (antes de la pandemia).
Para el consultor laboral “estas cifras son reflejo de la sistemática alienación de la población joven en el ámbito laboral, que lejos de ser un fenómeno coyuntural, se está agravando, ya que la economía panameña no está generando empleos de calidad, y los empleos formales los genera el Gobierno (financiados con préstamos). Por lo tanto, hay cada vez más jóvenes buscando empleos dignos y menos plazas disponibles para ellos”.
Esta situación lleva a que no haya una oferta educativa que vaya acorde a la demanda del mercado, constató el IV informe de Calidad Vida, quien mencionó que hay un 48% de estudiantes universitarios que son egresados de la educación comercial, administración y ciencias de la educación. Mientras que sectores de estudios como medicina (9%), informática (6%), servicios de transporte (4%) e ingeniería (4%), registran una baja participación de profesionales al culminar sus estudios universitarios y que representan las áreas de mayor demanda laboral.
Recalcó que hay un debilitamiento del insumo trabajo (recurso humano) que proviene de la baja escolaridad. Estimó que el promedio de años aprobados de la población ocupada no agrícola es de 12 años, siendo las mujeres ocupadas las que tienen un mayor promedio de años aprobados que los hombres.
Sin embargo, uno de los retos más desafiante es encontrar el talento que requieren las empresas de acuerdo con el puesto o vacante que requieren, ya que hay una escasez del 65% del talento en Panamá, según las cifras suministradas por especialistas y reclutadores de talento como Manpower Group.
Adolfo Fábrega, presidente de la Cciap, manifestó que, la recuperación económica, la creación de empleo formal, así como la profundización de educación técnica y la preparación de los trabajadores ante los retos de las nuevas tecnologías se volvieron aún más importantes en el contexto post-pandémico.
“La creación de empleos es uno de los mayores desafíos que enfrenta Panamá. La tasa de desempleo ha sido alta en años recientes, principalmente por el impacto de la pandemia, pero igualmente por factores económicos y políticos. Para enfrentar esta situación urge acelerar que el Gobierno, sector privado y trabajadores redoblen esfuerzos en la implementación efectiva de políticas orientadas a la generación de empleos de calidad, diversificar la economía panameña con nuevas actividades generadoras de empleo, pero al mismo tiempo mejorar la productividad y fomentar el emprendimiento”, expresó el presidente de la Cciap, en una nota de prensa.
Dijo que sectores clave como hotelería, tecnología informática y electrónica, logística, tecnología automotriz, ciencias de la salud, ingeniería industrial, agricultura sostenible, producción de artes teatrales, medios de comunicación y artes culinarias, entre otros, requieren profesionales altamente capacitados para impulsar el desarrollo económico y social de Panamá.