La Ciudad de Saber conmemoró su vigésimo quinto aniversario de fundación con una siembra de banderas en el área de Clayton.
- 28/05/2024 11:31
- 28/05/2024 11:31
El colectivo ambientalista que pide la eliminación en la Amazonía de Ecuador de más de 400 antorchas de gas de la industria petrolera, conocidos popularmente en el país como ‘mecheros’, inició este lunes un ayuno para exigir el cumplimiento inmediato de la sentencia que ordena la retirada de estos elementos contaminantes.
El ayuno comenzó el domingo 26 de mayo y se prolongará hasta el miércoles 5 de junio bajo el argumento de que, según los representantes del colectivo ‘No más mecheros’, hay actualmente más antorchas que en el momento en que se dictó la sentencia, un fallo que daba 18 meses de plazo para la eliminación de esas estructuras.
“Han pasado más de 30 meses y no cumplen con la sentencia”, lamentó el colectivo, que decidió no participar en una misión de diferentes instituciones estatales para constatar los trabajos de desmantelamiento de estos quemadores de gas.
El abogado Pablo Fajardo aseveró en una rueda de prensa que, en lugar de eliminar los mecheros, se están apagando y redirigiendo el gas a las plantas, donde hay antorchas de mayor tamaño que pueden alcanzar hasta los 12 metros de altura, “y cuanto más alto es el mechero, el viento puede llevar más lejos las partículas que no se queman adecuadamente”.
Fajardo afirmó que con ese gas se podría cubrir el déficit energético de Ecuador y cifró en 1.300 millones de dólares al año el valor del gas que se quema en estas antorchas.
El letrado comentó que llegaron a contabilizar 486 mecheros, si bien reconoció que actualmente es complicado conocer la cifra exacta porque es necesario un nuevo estudio con la georreferenciación de cada uno.
“Se han puesto nuevos ‘mecheros’, pero en otras partes los han eliminado y los han redireccionado a las estaciones. Hoy tenemos mecheros mucho más grandes”, aseguró Fajardo.
“Dejen de burlarse”
La coordinadora del área de Petróleo de la organización Acción Ecológica, Alexandra Almeida, lamentó que los promotores de la iniciativa de eliminación de las antorchas tengan que llegar a hacer un ayuno “para que las autoridades de este país dejen de burlarse de la población amazónica y de todos los ecuatorianos”.
“Repudiamos la actitud del Estado y de Petroecuador. Han apagado dos mecheros y nos dicen que han cumplido la sentencia. Ponen en lista mecheros que hace años estaban apagados porque el pozo no funcionaba”, dijo Almeida.
La representante de Acción Ecológica manifestó que la quema de gas en estas antorchas quedó judicialmente constituida como una vulneración de los derechos de la población a la salud y a un medio ambiente sano.
En ese sentido, los participantes en la rueda de prensa conminaron a Petroecuador a informar sobre el destino del gas que ya no se quema en los ‘mecheros’ que reportan haber desmantelado.
Petroecuador reporta 145 mecheros eliminados
Petroecuador reportó a inicios de mayo que hasta el momento ha desmantelado 145 mecheros de un total de 424 que la empresa tenía en 2022, dentro de un plan que se extenderá hasta 2030 donde 117 serán eliminados y 110 reemplazados.
De 2024 a 2026, la compañía prevé eliminar 93 mecheros ubicados en las provincias amazónicas de Sucumbíos y Orellana.
La compañía estatal remarcó que “el gas asociado que antes se quemaba en los mecheros desmantelados, ahora es aprovechado para la generación eléctrica en los campos petroleros de la empresa cercanos a estas locaciones”.
“Además, es enviado a través de redes de gasoductos hacia el Complejo Industrial Shushufindi, en Sucumbíos, para su industrialización y producción de gas licuado de petróleo (GLP), además de gasolinas”, detalló la empresa.
“El tiempo estimado para el apagado y desmontaje de los mecheros tradicionales va de 12 a 36 meses, que depende de la complejidad de su infraestructura y su ubicación geográfica. El equipo de Petroecuador trabaja para lograrlo en el menor tiempo posible”, concluyó la petrolera.
Estas antorchas se encuentran en los campos petroleros más antiguos de la Amazonía ecuatoriana para quemar el gas que se extrae junto al petróleo, lo que genera emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que los campos más nuevos son capaces de almacenar este gas para generar electricidad con la que operar los mismos pozos.