Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
La hora de Latinoamérica
- 16/11/2022 00:00
- 16/11/2022 00:00
Hoy, el conflicto en Ucrania es solo un pedacito de lo que ocurre en el mundo. Pero es un hecho concreto que los países latinoamericanos deben mirar con lupa.
Tanto es así, que organismos como la OEA, el SELAC o el SICA deben establecer nuevas plataformas de discusión y plantear cómo generar prosperidad económica, desarrollo sustentable y estabilidad política regional.
Y para ser más precisos, Latinoamérica tiene que saber que hay una competencia feroz entre dos modelos: el que plantea Estados Unidos y sus aliados occidentales de democracia neoliberal y el modelo de Rusia y China, apoyados por países tales como Irán, Arabia Saudita, Argelia e Indonesia, de un mundo multipolar.
Ante el advenimiento de esta transformación global, la ONU parece incapaz y, de hecho, se discute ya la expansión del Consejo de Seguridad. También ocurre algo similar en otros organismos internacionales en áreas como deporte y cultura, porque parecen hoy poco eficaces en su accionar.
Lo interesante de esta transformación es que está reconfigurándose el sistema económico y logístico del mundo. China está desarrollando su proyecto global de transporte con la “franja y la ruta de la seda” y Rusia está reorientando su comercio y sus suministros de energía hacia el este.
Frente a este panorama, en América Latina se ve que Argentina, México y Brasil de Lula, buscan encontrar una postura frente a la nueva realidad. ¿Y que hace Panamá para pronosticar y planificar el funcionamiento y desarrollo del Canal para evitar alguna reducción de su papel en la logística mundial?
Lo cierto es que ha llegado la hora para América Latina de pensar su política hacia el resto del mundo, ese nuevo mundo futuro. Tiene que hacerlo de manera inteligente: utilizar con máxima eficacia los bienes de cada sistema, preservando las relaciones y beneficios existentes, y aprovechar las nuevas oportunidades.
Los países de América Latina, con sus experiencias históricas, pueden servir de ejemplo de coexistencia pacífica y armoniosa o, incluso, con lo que fue su experiencia en los países no alineados, a fin de evitar que la región caiga en un conflicto global innecesario y desgastante para todos. Es hora de actuar.