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- 04/07/2020 00:00
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En un panorama económico desafiante como el actual, algunos se ven motivados a emprender con la idea de un pequeño negocio, y mientras, otros acuden a modelos ya establecidos o franquicias; y frente a la ola de emprendimiento que se puede generar a partir de los esquemas de financiamiento que buscan promover el desarrollo, es importante tener claros tres errores que reportan frecuentemente los inversionistas o franquiciantes al incursionar en esta estructura.
Entre estos destaca creer que la franquicia asegura una figura de jefe con libertades de tiempo y éxito asegurado. Si bien es cierto que en una franquicia se eliminan una serie de esfuerzos para el emprendimiento, no se puede obviar que requiere el mismo esfuerzo administrativo y operativo que exige la idea independiente. Las personas tendemos a confundirnos con el éxito que acarrean ciertas franquicias de trascendencia, como McDonalds o KFC, o en la industria del retail, GNC.
Hay que dejar claro que la franquicia termina por ser la sucursal de una oficina central, que tiene como objetivo mantener una consistencia en las operaciones. De igual manera se acatan directrices, se siguen procesos establecidos, se respetan cadenas de abastecimiento y se deben de rendir cuentas sobre el manejo del negocio.
En segundo lugar, destaca como error la poca investigación sobre el mercado en el cual esta franquicia ha demostrado ser un modelo exitoso. Este es un paso clave para determinar el éxito potencial en la zona geográfica en la cual se desea establecer. En numerosas ocasiones, principalmente en el caso de las franquicias extranjeras, el inversionista se motiva por un gusto personal a la marca y termina por obviar los gustos y necesidades del mercado en el que desea asentarse. Otro error relacionado a la falta de investigación es la resiliencia del negocio frente a eventualidades, sobre todo si se trata de negocios que están condicionados a las altas y bajas de los ciclos económicos.
Tercero, no buscar asesoría legal sobre los términos que acarrea la relación contractual contraída con el franquiciador. Cuando el franquiciante se inclina al modelo de negocio por el éxito reflejado en la tendencia de la marca, generalmente termina por contraer obligaciones que desconoce hasta el día en que se transforman en pesadilla. Puede haber traspiés como limitaciones de comercialización y mercadeo, así como cuotas mínimas de consignación, denominadas royalties, que deben pagarse con la frecuencia establecida en el contrato. Con este último punto se comprende que la franquicia no es una inversión de un solo pago, se cataloga más bien como una anualidad.
A partir de estos tres errores se genera una serie de eventualidades que comprometen el giro normal del negocio y, por último, conllevan a un fracaso que cuesta el capital invertido con brechas de contrato que se transforman en obligaciones económicas extras con el franquiciador.
De acuerdo con los indicadores, las franquicias reportan tasas de fracaso cercanas a las de los negocios independientes. Por lo cual, no son buenas ni malas ideas de negocio. El éxito de las operaciones está condicionado al análisis que el inversionista realice sobre la marca, así como de su entusiasmo y compromiso frente a la responsabilidad con el franquiciador. Por lo cual se torna imperativo que se consideren al menos 5 aspectos antes de destinar su capital a estos modelos.
Como punto de partida, la situación financiera y los resultados de la compañía. Dicha información se ubica en el documento o prospecto informativo conocido por sus siglas en inglés como FDD (Financial Disclosure Document). La información financiera certificada permite un análisis objetivo de la rentabilidad versus la simple percepción del mercado.
Segundo, analizar el costo de la inversión, los flujos de efectivo y el costo de oportunidad. Variables que son básicas para evaluar la rentabilidad de la inversión mediante la aplicación del valor presente neto. A partir de estos cálculos, el inversionista está en la capacidad de determinar si es conveniente la inversión versus otras opciones. Recuerde que dispondrá de un capital que podría generar mayores frutos en otros modelos de negocio, como los independientes.
Tercero, evaluar los riesgos. Generalmente el emprendedor financia estos modelos de negocio con préstamos asegurados con colaterales, como el hogar.
En otras ocasiones con sus ahorros y liquidaciones; se trata de alternativas de financiamiento que comprometen la estabilidad financiera personal. Por otro lado, los términos y condiciones que se establecen durante la firma de la relación contractual. Como hemos citado, en aras de mantener la consistencia en los servicios y productos, los contratos de las franquicia se caracterizan por establecer procesos, controles, listas de proveedores, e incluso directrices en la comercialización y mercadeo. Este último puede llegar a influir significativamente en los márgenes de ganancia, ya que limita las acciones y los esfuerzos de venta.
Como quinto aspecto, hay que mencionar el lapso de la relación contractual y las estrategias de salida. La situación económica actual es la ilustración perfecta. Sin planes de contingencia, numerosas franquicias fuera del país están atravesando la merma de los ingresos y, por ende, no pueden cumplir con el compromiso de los royalties, generando así una serie de debates sobre la flexibilidad que deben demostrar los franquiciadores en lo que respecta a estas regalías y cadenas de suministro, entre otros aspectos que interrumpen la consistencia que caracteriza las operaciones del modelo.
Considerando las irregularidades que pueden tener los contratos de franquicia hoy, tanto en el mercado doméstico como en el internacional, lo más prudente es que el emprendedor reevalúe los tiempos en los que podría realizar la inversión, tomando en consideración los errores y aspectos condensados en este análisis, como un punto de referencia que permita tomar decisiones educadas, lejos del simple atractivo de una marca o del éxito que ha demostrado tener en el mercado.