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Elección del BID y la candidatura alternativa de Panamá
- 17/09/2020 00:00
- 17/09/2020 00:00
La candidatura alternativa de Panamá fue contemplada por gobiernos centroamericanos como una “opción viable” ante la polémica generada por la elección del nuevo presidente del Banco Interamericano (BID), confirmaron fuentes diplomáticas regionales. En la dinámica de los hechos, un grupo de países centroamericanos consideró la posibilidad de promover a Panamá como candidatura alternativa, aseguraron las fuentes. El Gobierno de Panamá fue involucrado en las consultas que se llevaron a cabo en Washington y varias capitales latinoamericanas y europeas.
Analistas internacionales opinaron que la tradición como puente de convergencia y de mediación –particularmente en tiempos de movimientos pendulares en el continente– convirtió a Panamá en una alternativa de consenso latinoamericano.
Esa es una parte de la historia. El resto es la forma como el presidente Donald Trump, desde su concepción de 'realpolitik', asaltó el sábado al BID. El método, habitual: rompiendo las reglas.
Todo se inició durante un fin de semana de comienzos de marzo cuando Trump recibió en su residencia de descanso en Mar-a-Lago al presidente de Brasil, Joao Mesías Bolsonaro. Ambos acordaron –para reforzar la agenda ultraconservadora en la región– garantizar la reelección del uruguayo Luis Almagro en la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y poner un brasileño en la presidencia del BID. Dos semanas después, Almagro fue reelecto por cinco años al frente de la OEA, con 23 de los 34 votos de los países miembros.
En cuanto al BID, el nuevo coronavirus se llevó los planes iniciales y, al desistir Brasil por la crisis interna generada por la pandemia, se produjo un cambio de libreto. Washington iría por la presidencia y, de acuerdo a The New York Times, Brasil se reservaría la vicepresidencia ejecutiva del organismo continental.
Bolsonaro, llamado el Trump del trópico, fue el primer presidente en apoyar en junio la candidatura del estadounidense Mauricio Claver. Una vez conocidos los resultados de la votación, los ministerios de Relaciones Exteriores y de Economía brasileños dijeron en un comunicado conjunto que la elección de Claver “representa una propuesta pragmática, transparente, eficiente y asociada a valores comunes y fundamentales de América”.
El anuncio de la candidatura de Claver tomó al continente por sorpresa y de inmediato generó polémica. Trump puso en la presidencia del BID al primer líder estadounidense en 61 años de historia del organismo multilateral. La realidad es que la presidencia del BID no es un derecho adquirido, sino una tradición. Otros dos de los cuatro presidentes anteriores no nacieron en América Latina. Uno en España, Enrique Iglesias, que adoptó la ciudadanía uruguaya. Otro nació en Estados Unidos, el colombiano saliente Luis Alberto Moreno.
“¿Qué me hace a mí menos hispano?”, preguntó Claver la semana pasada. Nacido en Florida de padre español y madre cubana, hace 45 años, es uno de los ideólogos de línea dura que más ha influido en la política de la Casa Blanca hacia América Latina.
Lo ocurrido en el BID significó para Argentina un estrepitoso fracaso al ideologizar la política exterior, con un puñado de aliados de la región y de Europa, para tratar de sabotear –mediante una cruzada antiimperialista– la candidatura del hombre de Trump.
Argentina asumió la derrota anticipadamente y retiró su candidatura. Luego procuró boicotear la votación y llamó a abstenerse a los miembros de la entidad para sembrar dudas sobre la legitimidad de Claver como presidente del BID.
Ese guion lo repitió el expresidente socialista chileno Ricardo Lagos (2000-2006), quien advirtió –en declaraciones recogidas por agencias de noticias– una “carencia de legitimidad” en la elección de Claver, que asumirá el 1 de octubre.
Lagos argumentó que 16 miembros, que reúnen el 33,8% de las acciones del banco se abstuvieron, frente a 32 países que votaron a favor y que representaron el 66,8% de las acciones.
La verdad es que para la elección del nuevo presidente lo fundamental son los votos de los 26 países miembros receptores de préstamos del organismo, más Canadá y Estados Unidos. De ese total, Claver obtuvo 23 votos, incluyendo el de Panamá, la misma suma que logró Almagro para reelegirse en la OEA. El boicot argentino solo representó, al final, cuatro votos del continente.
En el mismo comunicado en el que Argentina consideró la elección de Claver como “una herramienta de intervencionismo diplomático”, también saludó al nuevo presidente del BID. Claver prometió que no tomará represalias contra Buenos Aires, reveló el diario argentino Clarín. Eso está negociándose actualmente en Washington.
El candidato demócrata Joe Biden y su bancada en el Congreso recibieron con desagrado la elección de Claver y podrían bloquear un aval para ampliar el capital del BID. Claver descartó el peligro de choque con el Congreso. Con pronósticos de una contracción económica de más del 9%, el papel del BID es clave en la recuperación de la región. Eso lo comprenden los políticos en Washington.
El excanciller de México Jorge Castañeda opinó al diario español El Mundo que el BID seguirá operando igual que antes, y que Estados Unidos no atará condicionalidades políticas a los préstamos.
Eso está por verse. El marco estratégico para el hemisferio occidental, presentado recientemente en Miami por el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, planteó revertir la “maligna influencia” de China en la región.
Pekín está señalado como uno de los actores externos “adversarios” que “buscan explotar los abundantes recursos de la región para su propia ganancia, y destinar sus inversiones y donaciones a expandir su propia influencia política y económica” en Latinoamérica.
Esa es la justificación estratégica para encuadrar al BID como un instrumento geopolítico en un momento en el que China se consolida como el segundo principal inversor de la región, después de Estados Unidos. El objetivo es minimizar, no dejar espacios, a la presencia de China en el continente.
Con Claver, Trump busca, además, asegurar el triunfo en Florida para ganar los 29 votos electorales de ese estado en noviembre. El padrino político de Claver es el senador republicano por ese estado, Marco Rubio, muy alineado con las posturas de la Casa Blanca en el contexto internacional.
El otro objetivo, al poner a su hombre en el BID, es restablecer el mando de las instituciones interamericanas. Esos organismos comprenden la OEA, el BID, la Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas y el Grupo de Lima.
Moreno, el saliente presidente después de 15 años al frente del organismo continental, de acuerdo con la agencia EFE, chocó en varias ocasiones con la administración de Trump al tratar de elevar el perfil de China en el BID.
Para Washington las palabras recursos y seguridad siempre van en la misma frase. Con Claver, que llega al BID con una agenda más ideológica que tecnócrata, la Casa Blanca se asegura sus objetivos geopolíticos. El banco regional se convierte en una plataforma para impulsar la agenda de seguridad dictada por Estados Unidos a Latinoamérica.