Cepal: El 65% de la población de Panamá vive en áreas rurales

Actualizado
  • 18/01/2024 13:52
Creado
  • 17/01/2024 22:22
Ramón Padilla, Jefe de la Unidad de Desarrollo Económico de la Cepal, destacó la necesidad de redefinir la forma en la que abordamos lo rural, para el desarrollo de mejores políticas públicas

Tras cuatro años de estudio (2019-2022), Ramón Padilla, jefe de la Unidad de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y director del proyecto “Nuevas narrativas para una transformación rural en América Latina y el Caribe” (ALC) considera que la región está “sobreestimando” lo urbano y “subvalorando” lo rural.

“Lo rural está siendo invisibilizado en las políticas públicas de varios países de ALC”, sentenció el especialista, durante la presentación de la versión actualizada del proyecto, el pasado 16 de enero.

Esta situación es propiciada por el creciente pensamiento de que en la región lo urbano se está imponiendo sobre lo rural, lo que hace que se termine por desconocer el “carácter diverso” de la ruralidad.

“Las estadísticas oficiales subestiman la importancia del mundo rural y sobreestiman el grado de urbanización real que hay en la zona, dado que muchas poblaciones que usualmente son consideradas como urbanas, en realidad habitan en torno a dinámicas rurales”, indicó.

El estudio, liderado por Padilla, en cinco países de la región (México, Panamá, Costa Rica, El Salvador y República Dominicana), reveló que, para 2021, cerca del 65% de la población panameña habitaba en una zona catalogada como rural.

“Desde 1940, el Gobierno de Panamá define los espacios rurales por descarte, es decir, como los espacios que no cuentan con las características que definen a los espacios urbanos”, aclara la investigación.

En Panamá, se le considera espacio urbano a las localidades con más de 1,500 habitantes, que cuentan con servicio de luz eléctrica, acueducto público, sistema de alcantarillado y calles pavimentadas. A la par de contar con facilidades como colegios secundarios, establecimientos comerciales, centros sociales, recreativos y aceras.

“Las características señaladas pueden corresponder a toda la localidad o a una parte de ella. De esta manera, las barriadas o urbanizaciones que reúnen la mayoría de las características señaladas anteriormente, aunque cuenten con menos de 1.500 habitantes, son consideradas como urbanas”, agrega el documento.

Según el Índice de Ruralidad Relativa por provincias, para el 2021, el 100% de la población de las comarcas Guna Yala, Emberá y Ngäbe Buglé, vivían en una zona rural. Mientras que, en la provincia de Darién, el porcentaje era de 91.7%.

En la lista sigue: Los Santos (68.2%) Veraguas (67.3%), Coclé (65.5%), Bocas del Toro (60.2%), Chiriquí (49.3%), Herrera (45.9%), Colón (31.6%) y Panamá (9.9%). La investigación, que está basada en datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo, no arroja datos de la provincia de Panamá Oeste.

Padilla explica que, el objetivo del proyecto es facilitar una “segmentación más fina” de los espacios rurales, urbanos e intermedios. “Esperamos que esto sirva para poder generar proyectos que tomen en consideración datos más precisos de la realidad rural de cada país, para el desarrollo de áreas de conservación natural, áreas agrícolas y zonas para la elaboración de caminos y carreteras”, anexó.

Es por eso que, tras finalizar con los cinco países piloto, se tiene previsto llevar este estudio a otros países de la región.

Nuevas ruralidades

La Cepal aboga por la redefinición de los rural, hacia una conceptualización que tome el cuenta “el carácter heterogéneo y dinámico de los espacios rurales, en continua transformación e interacción con otros espacios, con una creciente dificultad para distinguir entre espacios rurales y urbanos”.

Esta reconstrucción del término se encuentra con dos obstáculos en la región: la necesidad de modificar las herramientas de medición y caracterización de los espacios, para dejar de lado la dicotomía Rural-Urbano, que rige en gran parte de ALC; y el impacto negativo que trae consigo esta definición arcaica, en la creación de políticas públicas eficientes.

Yannick Gaudin, consultor de la Cepal, aseguró que, en ALC “lo rural ha dejado de ser sinónimo de agrícola”, dado que solo el 53.1% de las personas de la zona, se dedicaban a la agricultura, para el 2019. El 32% estaba en el sector de servicios y el 14.2%, en diversas industrias.

Se trata de espacios con diversidad productiva, un sistema territorial complejo y gran cantidad de funciones, que pueden representar una oportunidad en lo que a inversiones rurales, cadenas de producción y crecimiento sostenible e inclusivo, se refiere.

Rossana Polastri, directora Regional de la División de ALC del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), explicó que este proyecto facilita el financiamiento y la destinación de recursos a los países de la región, ya que permite tener un mayor entendimiento de sus realidades.

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