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Atención a las medidas de alivio y reactivación económica, no aptas para cualquier perfil
- 08/08/2020 00:00
- 08/08/2020 00:00
Frente a la paralización comercial que ha conllevado a la reducción de horas laborales, suspensión de contratos y la pérdida de empleos, en medio del panorama económico más incierto que se ha vivido en el mundo desde 1930, producto de la pandemia, las administraciones de gobierno y los reguladores del sistema financiero han puesto a disposición medidas de alivio.
En Panamá, mediante la Ley 156 del 30 de junio de 2020, se formalizó legalmente la moratoria sobre los préstamos bancarios, cooperativas y financieras, para todo aquel que declare afectaciones originadas por la covid-19.
Mientras tanto, el Ministerio de Comercio e Industrias (Mici) pone a disposición facilidades de crédito mediante los esfuerzos del denominado plan de reactivación económica.
Considerando que a partir de estas medidas se promueve la organización del ingreso y la disposición de flujo de trabajo, es importante que se comprenda a cabalidad sus implicaciones para determinar qué tan apropiadas son para el perfil financiero personal y profesional, dado que cada individuo maneja diferentes productos de crédito y con actividades profesionales de diferente envergadura.
Es un hecho que el aplazamiento de pagos mediante una extensión de moratoria ofrece un respiro a muchos panameños con respecto a sus obligaciones financieras.
Contar con la moratoria como alivio a la presión de cumplimiento de obligaciones financieras en períodos de crisis económica, permite destinar los recursos a las necesidades primarias.
Desde el contexto de la psicología financiera, este alivio podría crear un estado de tranquilidad que podría llevar al individuo a ignorar sus compromisos e incluso pensar en la idea de condonación, lo cual no tiene cabida. Terminando por convertirse la moratoria en una fuente de inestabilidad para el hogar o la actividad comercial.
Frente a esta amenaza, es importante que se evalúe la situación financiera y tomar una decisión educada con la integración de una estrategia, evitando un escenario más desfavorable en 2021.
Primero, debe ser racional y honesto al definir si la moratoria es apropiada a su perfil. Es importante considerar la conducta de consumo de crédito de la plaza local. El panameño, por lo general, cuenta con más de tres tipos de productos de crédito, como tarjetas de crédito, hipotecas, préstamos de auto y personales, e incluso comerciales en el caso de tratarse de un perfil profesional. Frente a la complejidad del perfil crediticio, el acogerse a períodos de aplazamiento podría no ser lo más favorable.
Para estos perfiles complejos se recomienda dialogar con los prestamistas para analizar la situación en conjunto, probablemente su oficial de banco tenga otras opciones más favorables, como una potencial consolidación de deudas, reducción de tasas de interés, extensión de la madurez del préstamo, e incluso, traslados de financiamiento de una institución a otra.
En el contexto de que se proceda a acoger la moratoria, el individuo debe establecer un plan de acción que le permita responder al compromiso que enfrentará en el siguiente período fiscal.
Debemos de ser realistas: las extensiones cesarán y en algún momento se deberá de dar respuesta. Y si usted no proyecta, considerando medidas que le permitan el incremento del ingreso y la reducción del gasto discrecional, son altas las probabilidades de que no se cumpla con los términos de refinanciamiento o prorrateo que establezca la institución.
A partir de junio de 2020, el Mici publicó la eventual disponibilidad de financiamientos con el objetivo de favorecer la reactivación económica.
Estos, categorizados como créditos blandos, serán otorgados de fondos que ha puesto a disposición el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Considerando que los préstamos blandos se ofertan con finalidad social para favorecer el crecimiento y desarrollo, para los comerciantes y emprendedores, estas facilidades suponen una nueva oportunidad para hacer frente a las obligaciones acumuladas, poder llevar a cabo inversión que exige la nueva normalidad e incluso una oportunidad para aquellos que desean innovar.
Sin embargo, la solución inmediata que representa la puesta a disposición del recurso también podría significar un escenario de complejidades. En las características de estos créditos se percibe una alta burocracia y costos que equiparan a la banca tradicional. Con intereses que oscilan entre el 6% y 9% para el esquema de banca de oportunidades, a cargo del Banco Nacional y la Caja de Ahorros que busca apoyar el emprendimiento; y del 4,5% y 10% para financiamientos a las pymes.
Por otro lado, comprometerse en una obligación financiera en un panorama económico tan incierto, exige de estrategia, asesoría y agresividad de posicionamiento. De un esfuerzo operativo, comercial y administrativo que venza los obstáculos del panorama mercantil actual.
Las medidas de alivio y de reactivación indudablemente ponen en el escenario una oportunidad que no es para todos los perfiles. Como hacemos énfasis, probablemente a un individuo le sean más convenientes otras estrategias de manejo de deuda y de financiamiento.
Por ende, se recomienda como punto de partida tener clara nuestra liquidez, solvencia y obligaciones, para luego evaluar si las medidas de moratoria y las facilidades para la reactivación económica son las adecuadas.
De las implicaciones negativas y complejidades que emanan de las medidas de alivio financiero, no se puede obviar una exponenciación de la banca en la sombra o actividad de crédito paralela.
Facilidades de financiamiento que escapan de la supervisión y regulaciones características de la banca tradicional y que imponen estabilidad, tal como se registra en el período 2007 con un incremento increíble de la actividad de financiamiento en la sombra, se originó a raíz de las dificultades de las pymes y de los emprendimientos, así como de los hogares, para obtener productos flexibles en la banca tradicional.