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- 14/05/2023 00:00
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El coste de la vida, la confrontación geoeconómica, el fracaso en mitigar el cambio climático, la polarización social, el cibercrimen, la escasez de talento y los desastres naturales se caracterizan como los siete “megarriesgos” que amenazan la reputación de las empresas. Mientras que la alimentación, distribución, inmobiliario, transportes, banca, energía, industria e infraestructuras son los sectores en que las compañías se enfocan a la hora de evaluar las consecuencias.
De esta forma, LLYC, una firma global de consultoría de comunicación, marketing digital y asuntos públicos, advierte sobre cuáles son los retos que están por venir para las empresas.
Con el Informe “Sistema de gestión reputacional ante los 7 megarriesgos que vienen”, la firma explica que la inestabilidad e inseguridad provocadas por grandes acontecimientos se ha instalado en el contexto en el que operan las grandes organizaciones. A esta situación que catalogan como “permacrisis” se le añade la confluencia de diferentes eventos catastróficos que produce un escenario denominado “policrisis”, en el que se dan al mismo tiempo varios riesgos que se retroalimentan, lo cual favorece que las organizaciones dejen de poner el foco en lo que es realmente estratégico para centrarse en lo coyuntural.
“El reto de cualquier marca es combinar la urgencia de la gestión del día a día, que le obliga a salvar el presente, sin dejar de pensar en lo que será su preocupación mañana”, se lee en el informe.
Para llegar a estas conclusiones, LLYC analizó más de 200,000 mensajes de conversación social durante un año para entender cómo siete megarriesgos globales amenazan actualmente la reputación de las diferentes marcas de grandes sectores de actividad económica. A través de sistemas de inteligencia artificial, midió las probabilidades y el impacto de que cada uno de los siete riesgos derive en una crisis reputacional.
Se seleccionaron siete sectores porque son los que a priori podrían sufrir más impactos o los que arrojan perspectivas más interesantes. “Todos los riesgos analizados tienen un impacto potencial elevado -nivel crítico o grave-. Esto significa que, si alguno de ellos termina materializándose, se convertirá en algo más que un incidente, cuando no en una crisis reputacional. Además, tres de ellos (cambio climático, confrontación geoeconómica y coste de la vida) tienen el potencial de convertirse en una crisis reputacional grave para las marcas implicadas”, detalla la firma.
En la opinión de Fernando Prado, socio director de Reputation Lab, una empresa de consultoría reputacional, estos siete temas son sobre todo tendencias de las que se desprenden potenciales eventos de riesgo, más que riesgos en sí mismos, ya que ciertamente son temas de gran interés que las empresas deben tener en cuenta en su gestión.
Explicó que un riesgo reputacional se define como un potencial evento negativo que en caso de producirse (materializarse) impacta en la percepción (reputación) y en los comportamientos de los grupos de interés hacia una empresa u organización.
“La manera de evaluar un riesgo consiste en medir el impacto que tendría en caso de materializarse. Este impacto depende de la importancia de las variables reputacionales sobre las que incidirá, que varían dependiendo del sector empresarial, el entorno geográfico o el stakeholder analizado”, enfatizó Prado.
El socio director de Reputation Lab aseguró que el cambio climático impacta a las empresas y gobiernos. De hecho, mencionó que según los datos del RepCore Nations 2022, la lucha contra el cambio climático es uno de los factores más importantes en la actualidad para construir la reputación de un país. Por este motivo, dijo, los Gobiernos que no se perciba que consiguen realizar avances sustanciales en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero impactarán muy negativamente en la reputación de sus países. Mientras que en el caso de las empresas, señaló que es muy importante considerar como riesgo el no cumplimiento de las expectativas de las partes interesadas en cuanto a impacto ambiental, o no cumplir unas cada vez más exigentes regulaciones.
“El nivel de riesgo, tal y como apunta el informe, varía entre sectores empresariales, de la misma manera que el cuidado del medioambiente tiene diferente peso en la construcción de la reputación de las diferentes industrias”, comentó Prado.
Para LLYC, la estrategia adecuada para proteger a una organización ante cualquier riesgo reputacional, y no solo los mencionados en este informe, pasa inevitablemente por tres pasos: anticipación, preparación y resolución.