‘Rafaelito’ Pedroza: “Las cosas no se dan cuando uno quiere, sino en su momento”

  • 24/03/2025 00:00
El ‘Roberto Kelly’ ha sido el hogar de Rafaelito, como también se le conocía en su época de trompadachín, por los últimos dos o tres años

Era Martes de Carnaval, la gran mayoría de los gimnasios estaban cerrados por obvias razones. El local donde entrena Rafael Pedroza ‘Pedrocita’ en el estadio ‘Roberto Kelly’, era la excepción.

Solo eran doce, de un total de veinticinco jóvenes que lo hacen casi que, a diario, pero el entrenador se sentía satisfecho. Era un día más que sacaba a los pela’os del ocio, las pandillas y la delincuencia.

Rafael Pedroza, el otrora campeón mundial de boxeo, pasa las mañanas y sus tardes en el gimnasio habilitado por el municipio capitalino, con una pléyade de jóvenes y policía-boxeadores, a quienes instruyen en el arte del boxeo.

El ‘Roberto Kelly’ ha sido el hogar de Rafaelito, como también se le conocía en su época de trompadachín, por los últimos dos o tres años, después de estar un tiempo en otros tantos, incluyendo el ‘Pedro Alcázar’, en Curundú.

Han pasado veinte años desde que el Instituto de Deportes lo nombró entrenador y lo ubicó en una pequeña instalación por el Rommel Fernández, de donde tomó niños para guiarlos por el rudo y hostil sendero del boxeo.

“Siempre he trabajado con niños. Allí tomé a (Armando) ‘Monito’ Rojas, Tito Molina, Agustín Menacho, Saturnino Camacho, Edwin Díaz, tenían como once o doce años”, nos dijo, mientras tomaba un descanso.

También por sus manos pasaron Renán ‘Bam Bam’ Acosta, Ameth Díaz y Gabriel Dorado, siendo uno de los últimos, Jezreel ‘El Invisible’ Corrales, el más reciente monarca que tuvo nuestro país.

“Me he retirado un poco del boxeo profesional, porque los muchachos son muy mal agradecidos”, indicó.

Efectivamente, Pedroza ahora entrena a un puñado de aficionados, aglutinados la mayoría en el club de boxeo ‘Don Bosco’, uno de los poquísimos clubes oficialmente constituido en la ciudad capital.

Esta es parte de la historia de ‘Rafaelito’ Pedroza, quien este miércoles cumple 70 años, principalmente en su papel de entrenador, tras alcanzar un ansiado título mundial, como una vez le prometió a su madre Teodolinda Mosquera.

Mal pagado

“Nosotros tomamos al ‘Invisible’ Corales, mote que le pusimos nosotros, después de que perdió con mi pupilo Jonathan Arenas, en su segundo pleito. Le metimos dieciocho peleas y luego quedamos fuera de la jugada”, dijo.

El excampeón supermosca contó que, en esos tiempos, le pidió a la señora Lesbia Moss que lo apoyara, al igual que lo estaba haciendo con ‘Monito’ Rojas, y después de que llegó a campeón mundial, más nunca aparecieron por el gimnasio.

También tuvo en su cuadra a Gabriel Dorado, un muchacho que llegó a tener récord de 9-0, pero se dejó llevar por los ‘Cantos de sirenas’ de otras personas.

“Se metió con personas que no eran apoderados. No se dejó llevar por nosotros y nos fuimos apartando de ellos; y es por eso que muy poco entreno boxeadores profesionales”, sostuvo.

El último de ellos fue José Núñez (17-0-2) a quien apoyaba en conjunto con otros dos entrenadores y a quien soltó porque: “lo vi dando muchas vueltas”.

“Cada uno de nosotros le entregaba 25 balboas por semana, éramos como sus apoderados, pero los jóvenes todavía no han salido del cascarón, cuando creen que son más, que llegaron”, apuntó.

En ese momento recordó su época de boxeador, cuando su apoderado solo le daba para alimentación quince días antes de una pelea, mientras se preparaba en la carretera y en el gimnasio.

“Me levantaba a las cuatro de la mañana a correr, hoy todos lo hacen a las seis de la mañana o en la noche, si es que lo hacen”, añadió.“Lo que tengo siempre presente, es que las cosas se dan no cuando uno quiere, sino en su momento”, expresó.

Trabajo constante

En el gimnasio, Pedroza ha conformado una cuadra de entre 20 y 25 muchachos, niñas incluidas, y al que también se le añaden los policías, que forman parte del equipo de boxeo del área de Don Bosco.

La cantidad de jóvenes lo obligó a crear un club, uno similar al que tuvo una vez en el sector de Juan Díaz, pero que perdió por diversas circunstancias.

“La mayoría de los muchachos son debutantes, aunque ya tenemos dos funciones, y provienen de Pacora, Chepo, Tocumen, La 24 (de Diciembre), Pedregal y San Miguelito”, señaló.

Explicó que el club se formó hace unos siete meses, por lo que sus muchachos son de pocas peleas. “Entre dos y cuatro peleas o ninguna”, dijo.

“Teníamos un muchacho que llegó a tener récord de 7-0, pero se nos perdió, por las dificultades económicas que hay en su casa, donde tiene que ayudar a su mamá, ya que es el mayor”, apuntó.

En el gimnasio, el excampeón recibe la asistencia de los exboxeadores Tito Molina, Robinson Cuestas y Lourdes Perea.

“Estoy por apoyar a los muchachos, rescatarlos. Que tengan esa misma motivación que tuve cuando joven, inculcarles esas ganas de llegar para que no se queden en la gatera”, destacó.

Ese Martes de Carnaval solo llegaron doce, pero se cumplió con la faena programada. “Unos vienen, otros van, porque son muchachos necesitados; a veces, tenemos que meternos la mano en el bolsillo para cubrir sus pasajes”, sostuvo.

“Nosotros recogemos a todos los muchachos, porque viven en lugares de alto riesgo y de alguna manera hay que resguardarlos. A veces sus madres nos llaman para saber si llegaron a practicar y debemos decirles que no”, indicó.

“Nosotros les hablamos mucho y a algunos los enviamos con la policía del barrio, donde van y hacen algunos trabajitos, y luego vienen a entrenar”, añadió.

‘Pedrocita’ entrena un número considerable de policías, a quienes ha llevado a torneos interzonas, y que poco a poco han ido sustituyendo al boxeador del barrio, porque o no resultan o no están llegando a los gimnasios.

En esa línea, el exmonarca de las 115 libras (1981) dijo que los policías están tomando la responsabilidad que antaño tenían las ligas y la federación, y la mayor parte de su personal conforman las selecciones nacionales.

“Recuerdo cuando nos fajábamos con la policía en el ring y les ganábamos. Hoy la cosa es diferente, porque el boxeo aficionado entre los muchachos del barrio casi no existe”, concluyó.

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