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A Uruguay, nunca la descuides
- 07/09/2022 00:00
- 07/09/2022 00:00
La Selección Uruguaya no figura en la lista de los favoritos para quedarse este diciembre con la anhelada y codiciada Copa Mundial de Fútbol. Sus opciones están relegadas al posible pelotón de candidatos que podría sorprender.
No hay ninguna anomalía en ello, pues faltando cuatro partidos para cerrar la larga eliminatoria sudamericana vio tambalear su presencia en Catar, optando por un cambio radical de entrenador, el cual terminó llevándolos finalmente a tierra firme.
Pero al conjunto charrúa no es sabio quitarle los ojos de encima. Metido ya en los torneos es donde se sabe desenvolver, nadando incluso mejor contra la corriente. Su legendario pasado, su fortaleza psicológica y anímica, sumado a su calidad técnica y la fecunda cantera de jugadores que pareciera inagotable, entre otros factores, le permiten vivir no solo de su pasado; su presente es también prometedor.
A Catar llegan con una generación que está de salida dejando el listón bien alto (Fernando Muslera, Diego Godín, Edison Cavani, Luis Suárez, José María Jiménez, entre otros); unida a una de relevo que está marcando ya huella o se perfila a dejarla en Europa: Federico Valverde, Real Madrid; Darwin Núñez, Liverpool; Ronald Araújo, Barcelona; Brian Ocampo, etc.
En la dirección del equipo, el entrenador Diego Alonso hace representación de la nueva generación de técnicos uruguayos que se ha destacado en el exterior.
El exjugador de la selección celeste, de 47 años, ha tenido pasajes como entrenador inicialmente en el fútbol profesional uruguayo, para recalar luego en Paraguay y sobre todo en el fútbol mexicano, en donde ha tenido su etapa más exitosa con el Pachuca y el Monterrey.
No le fue bien en el fútbol estadounidense adonde llegó a la MLS para ser el primer entrenador del Inter Miami FC, propiedad de David Beckham, siendo reemplazado ante los magros resultados.
En diciembre de 2021 tomó el timón de la conducción uruguaya, incorporándose al largo y fecundo aporte del maestro Óscar Washington Tabaréz, cuyo pico más alto en un mundial es el renombrado cuarto lugar de Uruguay en Sudáfrica 2010.
Es su primera experiencia con una selección. Debutó este año (27 de enero) en la eliminatoria ante Paraguay con victoria 1-0, para encadenar luego tres triunfos consecutivos y decisivos (a Venezuela 4-1, a Perú 1-0 y ante Chile 2-0), que marcaron la clasificación.
Cumplirá en Catar un año de haber asumido. Una estadística que le puede ser favorable al aportar aire e ideas frescas a su selección, pero que también en un torneo tan exigente como es la Copa Mundo, puede pasarle factura negativa por la inexperiencia en un certamen tan sui géneris, con un escaso margen de error permitido.
En una reciente entrevista para el canal de televisión de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), en el programa 'La Quinta Columna', hizo un repaso de sus inquietudes y certezas. Comentando sobre las diferencias entre entrenar un club profesional y una selección señaló: “Los tiempos de entrenador de selección son menores, el entrenador que trabaja en un club agiliza cómo entrenar, el entrenador de selección agiliza el ojo, permanentemente”.
“Tu ojo está mucho más sensible a poder detectar quién está bien y quién está mal en los entrenamientos y en los partidos; cuando los ves, sabes qué características querés, y los vas encontrando, tu sentido va más por ese lado”, agregó.
Sobre qué le gustaría ver de Uruguay en la Copa, no pone fronteras: “Me veo con un grupo de jugadores que la tienen clara, muy clara, que saben lo que quieren y que saben que lo más importante es la selección, tienen una idea fija: dar el máximo y llegar a lo máximo”.
Más adelante agregó, “he visto al equipo muy bien y en cuanto cosas para corregir siempre hay; lo que se hace bien, se puede hacer muy bien: lo que se hace muy bien, se puede hacer excelente; lo que se hace excelente, se puede buscar a la perfección. Siempre hay cosas para mejorar”.
Uruguay tendrá dos partidos de preparación a partir de este mes ante Irán y Canadá, en Viena, Austria, ambos igualmente mundialistas, y remarcó su propósito: “hemos hecho un análisis profundo a nivel táctico y estratégico de los equipos que podíamos llegar a enfrentar, no en todas las fases pero sí en una fase. Estos equipos tienen cosas en común y nosotros tenemos que ser inteligentes, destrabar, sacar, poder jugar estos dos partidos y que nos sirvan ya para el mundial”.
El 14 de noviembre, Diego Alonso deberá recortar la lista provisional de jugadores que tiene de 41 a 26, el máximo que permite ahora la FIFA; en los anteriores campeonatos eran 23. Fue claro en lo que, según él, cuenta al final para que un jugador uruguayo sea de selección o de equipo profesional. “Hay cinco puntos que nosotros tenemos en cuenta, pero el principal, el que va por delante es el historial en la selección, porque no solamente es jugar bien, es jugar bien en la selección; no todo el mundo puede venir y ponerse la camiseta celeste y tener un buen rendimiento, lamentablemente es así”.
Aprovechó para valorar la posición de Luis Suárez, el goleador histórico de Uruguay, quien decidió volver a jugar transitoriamente en el fútbol uruguayo para prepararse hacia el mundial. Suárez anotó la semana pasada un elogiado gol para la victoria 2-0 del Nacional sobre Peñarol. “Suárez puso por delante la selección y eso creo que habla por sí solo de lo que significa la selección para Luis y para todos los jugadores del Uruguay; para los jugadores uruguayos su prioridad es la selección, y en este caso Luis Suárez lo demostró”
En el ambiente de la afición uruguaya existe una preocupación, arraigada en el hecho de que si Uruguay clasifica segundo en su grupo, el grupo H que lo conforman también Portugal, Ghana y Corea del Sur, tendría que enfrentar en la siguiente fase (octavos de final) a Brasil. Ello los obligaría a clasificar de primero para eludirlos.
La selección brasileña, pentacampeona del mundo, es como en muchas otras ediciones la favorita para ganar la Copa entre los apostadores. Su potencial y la impecable clasificación al mundial por la Conmebol (terminaron primeros e invictos, anotaron 40 goles y recibieron solo 4 en contra en 17 partidos), es elocuente.
Fiel a un legado del pasado glorioso al que los jugadores uruguayos no renuncian, afincado en el célebre Maracanazo de 1950, Diego Alonso fue enfático. Le preguntaron: ¿no te preocupa quedar segundo? “No, no me preocupa, me preocupa el primer partido del mundial y nada más que eso”.
Catar 2022 ha cambiado el mundial al quebrarle la tradicional celebración, desde sus inicios en los meses de junio y julio, a realizarse ahora a final de año. Diego Alonso lo percibe en relación a qué podemos ver deportivamente: “los jugadores no van a llegar con un cansancio atroz como cuando llegaban en mitad de año, con una acumulación de partidos muy grande y sin la oportunidad de descansar. En este caso descansaron, hicieron pretemporada con sus equipos y tienen un cúmulo de partidos en este tiempo con el que puedan llegar en buena forma. Creo que el nivel futbolístico de los jugadores va a ser mucho mayor y el de las selecciones, ojalá que sea por lo menos el nuestro; es lo que esperamos”
Uruguay tiene en su camiseta tres estrellas, dos por los Juegos Olímpicos (1924 y 1928), cuando aún no se disputaba la Copa; las otras dos estrellas son de los mundiales de 1930 y 1950, y además ha ocupado tres veces el cuarto lugar, en los 21 mundiales realizados. Sin darle aquí rienda suelta al historial de otras conquistas importantes en el fútbol.
Un deporte que ha hecho suyo y con el que se le identifica en el mundo, el cual narra el escritor Eduardo Galeano en su libro El fútbol a sol y sombra, llevó al dirigente uruguayo Atilio Naranjo, cuando ganaron la Olimpíada, en Ámsterdam (1928), a comentar: “Ya no somos más aquel pequeño punto en el mapa del mundo”. Comenta Galeano: “La camiseta celeste era prueba de la existencia de la nación, Uruguay no era un error, el fútbol había arrancado a este minúsculo país de las sombras del anonimato universal”.
Por pasado y por presente, no olvides ni menosprecies a Uruguay en el Mundial. Lleva el fútbol y la historia en la sangre y en su juego.