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- 25/08/2021 11:41
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"Nunca te rindas en la vida". Ese es el lema de Ibrahim Elhusseiny Hamadtou, deportista egipcio que, sin brazos, ha logrado convertirse en uno de los mejores jugadores de tenis de mesa paralímpico compitiendo con la pala en la boca y disputando cada pelota con el movimiento de su cabeza.
Hamadtou (Dumyat, Egipto; 1973) afronta en Tokio su segunda participación en unos Juegos Paralímpicos tras su concurso en Río de Janeiro. Allí, en la ciudad carioca, sorprendió al mundo con su manera de jugar.
El tenista de mesa egipcio se pone la pelota en el pie, la eleva a media altura y, con el gesto de su cabeza, la manda al otro lado de la mesa para tratar de ganar a sus rivales.
Es su forma de jugar y también su forma de mostrar al mundo que, pese a su discapacidad, no hay barreras que se lo impidan.
En 1983, a los diez años, tras un accidente de tren, perdió los dos brazos y su vida cambió, pero, lejos de venirse abajo, hizo frente a las adversidades para salir adelante.
"En nuestro pueblo solo había dos deportes a los que poder jugar, tenis de mesa y fútbol. A mi me gustaba más el fútbol pero un día cuando estaba viendo un partido de tenis de mesa con dos amigos, en un momento en el que no estaban de acuerdo, yo intercedí. Fue entonces cuando uno me dijo 'cállate, que tú nunca podrás jugar'. Esa frase se revolvió en mí y fue la que me impulsó a jugar a este deporte", confiesa Hamadtou.
La dificultad de practicar este deporte tan técnico y en el que hay que usar las extremidades superiores fue un hándicap al principio. De hecho, probó de diferentes formas "hasta dar con la tecla", como relata.
"Lo primero fue jugar con la raqueta debajo de la axila pero me resultaba muy difícil. Tiempo después probé con la boca y ahí sí que mejoré. Encontré una forma muy efectiva para devolver rápido y preciso la pelota", comenta.
Hamadtou, cuyo ídolo es el futbolista portugués Cristiano Ronaldo, siempre subraya que "la discapacidad no está en los brazos o las piernas, sino que la discapacidad es no creer en lo que tú quieres hacer".
Su debut internacional se produjo en 2004 representando a Egipto y, nueve años después, en 2013, fue nominado para el premio a la innovación deportiva Sheikh Mohammed Bin Rashid Al Maktoum en Dubai y fue galardonado como Mejor Deportista Árabe del año.
"Ese año aumentó mi confianza para seguir adelante", comenta Hamadtou, que solo tres años después cumplió uno de sus sueños, acudir a los Juegos Paralímpicos de Río. Sus resultados deportivos fueron discretos. Terminó undécimo en clase individual y noveno por equipos pero su historia trascendió fronteras. Desde entonces la Federación Internacional de Tenis de Mesa lo invita a diferentes eventos por el mundo como ejemplo de deportista.
En Tokio, en su debut en el Gimnasio Metropolitano de la ciudad nipona, perdió con el coreano Park Hong Kyu por 3-0. Confiado, espera ganar el próximo partido frente al chino Chen Chao. Mientras tanto, su mensaje sigue intacto: "Mi caso demuestra que cualquiera puede practicar cualquier deporte".
Por: David Ramiro