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Los Lakers desarman al mejor ataque de la NBA con una exhibición ofensiva
- 25/03/2024 14:05
- 25/03/2024 14:05
Los Angeles Lakers, con una ofensiva demoledora, le dieron este domingo de su propia medicina a los Indiana Pacers (150-145), que son el equipo de la NBA que más puntos mete por partido en esta temporada.
Los angelinos sellaron su anotación más alta de la campaña y además consiguieron su mayor cosecha de puntos en un partido desde 1987.
Con tres triunfos consecutivos, los Lakers afrontan ahora una gira de seis encuentros por el Este y se han asentado en el noveno puesto del Oeste (39-32) frente a unos Golden State Warriors de capa caída (décimos con 36-34) y todavía lejos de los que buscan la sexta plaza que permite evitar el ‘play-in’ (Phoenix Suns con 42-29 y Sacramento Kings y Dallas Mavericks ambos con 41-29).
Sin D’Angelo Russell por enfermedad, Anthony Davis encabezó a los de púrpura y oro con 36 puntos y 16 rebotes.
LeBron James sumó 26 puntos y 10 asistencias; Spencer Dinwiddie, como base titular, firmó su mejor actuación con los Lakers con 26 puntos; y Austin Reaves aportó 25 puntos y 8 asistencias.
Los Lakers metieron un 56,2 % de sus tiros de campo, un 48 % en triples (12 de 25) y fueron mucho y con impactante acierto a la línea de personal (38 de 43 en tiros libres frente al 9 de 16 de los Pacers).
Ocho jugadores de Indiana (40-32) consiguieron dobles dígitos de anotación con Pascal Siakam al timón (36 puntos y 12 rebotes).
Tyrese Haliburton se quedó en 12 puntos, 6 rebotes y 10 asistencias para unos Pacers que buscarán venganza el viernes cuando reciban a los Lakers en su pista.
Ataques sin descanso
Los Lakers fueron capaces de lo mejor y de lo peor en el arranque. La cara fue Davis, omnipresente con 15 puntos y 8 rebotes en el cuarto inicial; y la cruz fueron las 6 pérdidas de balón, que dieron pie a 11 puntos para sus rivales.
Un +11 precisamente llegó a tener Indiana, pero pese a jugadas espectaculares como un mate de Siakam, que mandó al suelo a la vez a Taurean Prince y a Davis, los Pacers no se marcharon en el marcador aunque diera la sensación que habían sido superiores (30-36).
Frenar la sangría de pérdidas de balón parecía un paso en la buena dirección y los angelinos mejoraron en el segundo periodo, en el que no tuvieron miedo de asumir el ritmo frenético y alocado de unos Pacers encantados de convertir los partidos en un correcalles.
Le salió bien la apuesta a los de Darvin Ham, que acertaron un 63,6 % de tiros en ese cuarto. También arriesgaron con la tercera falta para Davis con 5.35 para el descanso y no lo lamentaron: el pívot se mostró muy disciplinado y no sumó su cuarta infracción ya hasta la recta final del encuentro.
Con un 42-32 en el segundo capítulo, los Lakers se fueron al intermedio por delante: 72-68.
Aún mejor fue el ataque de los locales en el tercer cuarto, donde arrasaron a los Pacers con un parcial de 44-31 y en el que Reaves se unió a la fiesta de Davis (ambos con 11 puntos).
Solo un nombre dio la cara en Indiana: Siakam, enorme como último baluarte de la resistencia con 19 puntos solo en ese cuarto cuando todo a los de Rick Carlisle parecía irles fatal.
Un +17 (116-99) a la entrada del cuarto periodo parecía un colchón muy cómodo pero los Lakers no pueden tener una noche tranquila ni siquiera cuando les entran prácticamente todos los tiros.
La segunda unidad de los Pacers, con T.J. McConnell como agitador en jefe, empezó a recortar la distancia poco a poco. A los Lakers se les acabó la chispa y de repente, tras un triple de Aaron Nesmith, se dieron cuenta de que solo tenían un +4 de ventaja (127-123 con 5.33 para el final).
Davis y LeBron tomaron cartas en el asunto y crearon un +8 con solo 56 segundos por disputarse que ahora sí se veía casi definitivo antes de entrar en el juego de tiros libres.
Sin embargo, los Lakers aún tuvieron que pasar un último susto. Los Pacers encadenaron tres triples seguidos -ante una pésima defensa del perímetro de LeBron y compañía-, y solo con la sangre fría de Reaves en la línea de personal los Lakers respiraron aliviados tras una velada de ataques voraces y sin descanso.