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Un triunfo sin alardes
- 06/03/2020 06:00
- 06/03/2020 06:00
Una victoria puede servir como revulsivo para detener la caída en picada de un equipo, como la que venía teniendo la Selección Nacional. El triunfo 2-0 sobre Guatemala, más amplio en el marcador que por la diferencia futbolística que se vio en el campo de juego, es un bálsamo psicológico que deberá repercutir positivamente en los venideros compromisos para que no se quede en lo estrictamente circunstancial.
Para que no entre en la mochila de los momentos solo eufóricos, se tiene que hacer una lectura reposada del funcionamiento del equipo ante un rival como la selección guatemalteca, la cual acusa todavía los largos años de inactividad internacional por los que pasó, debido a las sanciones que le impuso la FIFA.
Más allá de ese arrastre competitivo, Guatemala fue un rival que se plantó bien y ordenadamente en el campo con un 4-4-2, sin que ofensivamente fuera exigente. Lució muchas veces con mejor manejo del balón que el combinado nacional que pretendió desde el inicio imprimirle al juego una dinámica más veloz y física a la circulación del balón con un 4-3-3.
Sin progresar en tres cuartos de cancha, en donde la conexión Aguilar, Gudiño y Stephens no cuajaba (a la que Josiel Núñez buscaba contribuir), los panameños se desesperaron al no encontrar espacios proponiendo a veces un juego ríspido que estuvo a punto de llevar el fútbol a un tinglado de boxeo. Sería saludable que lo analizaran para que prioricen sus buenas cualidades. El fútbol ha cambiado, aunque no se juegue en Concacaf aún con la utilización del VAR, más temprano que tarde va a llegar y los va a encontrar desfasados.
En un primer tiempo parejo sin que ambos porteros tuvieran protagonismo, con escasos disparos a portería, el estupendo gol de Murillo a los 44', aprovechando el pase filtrado de Aguilar y el despiste de la defensa rival, desequilibró el partido a favor de Panamá en el cierre del primer tiempo.
El segundo período obligó a Guatemala a tomar mayor iniciativa para buscar la paridad. La inclusión del jugador Rudy Barrientos les dio profundidad lo cual, sumado a la mayor tenencia del balón, les permitió que en estos 45 minutos se jugara más en territorio panameño que en el del conjunto local. ¿La virtud de Panamá? Se ordenó mejor que en la primera parte, modificó el esquema táctico, esperó el desgaste del rival e hizo los cambios adecuados. Aunque los guatemaltecos generaron algunas situaciones de riesgo, no tenían solidez. El contragolpe, que culminó acertadamente Edwin Aguilar a los 83' para el 2-0, premió el trabajo del delantero taurino, uno de los de mayor técnica y capacidad táctica en el fútbol panameño.
Segunda victoria en el ciclo del técnico argentino Américo Gallego, siete meses después de la primera, muy poco... pero es algo de crédito en una cuenta con números rojos que las selecciones de El Salvador y Costa Rica, próximamente, volverán a evaluar.