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- 09/10/2019 00:00
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El año en curso ha jubilado a varios futbolistas que formaron parte de la infancia y adolescencia de muchos aficionados. Como diríamos acá en México, los botines quedarán colgados en otro par de cables, amarrados por las agujetas, para ser parte de una escenografía cultural.
Así como Iker Casillas, Xavi Hernández, Arjen Robben, Robin Van Persie, Wesley Sneijder, Petr Cech y Fernando Torres pusieron fin a sus carreras laureadas, llenas de historias escritas en roca, Bastian Schweinsteiger ha anunciado su escapada del balompié internacional.
De un momento a otro, vimos desfilar frente a nuestros ojos a unos cuantos jóvenes futbolistas que pasaron del anonimato, a ser parte del puño de élite que otorgó el nuevo siglo, en medio de la época que se vio impulsada por la globalización, los apellidos de algunos novatos serán recordados con su nombre completo.
De pronto nosotros, los espectadores, pensamos que los únicos que han caminado por la senda del tiempo son los jugadores, y es entonces cuando nos enfrentamos ese chef de nuestro cerebro que cocina agridulce, el que nos permite revivir algunas memorias agradables y otras no tanto: el recuerdo.
El mismo que nos pausa el cuerpo para fijar las pupilas en cualquier lado y trasladar nuestra vista hacia donde queramos, un viaje en el tiempo absoluto. Y es entonces cuando nos damos cuenta que el tiempo reclama su justicia para devolver el reconocimiento a cualquier persona que lo pida.
Me pregunto si fuimos tan afortunados de tener a todos estos deportistas jugando en una misma era, o es que el romanticismo de la realidad nos nubla ante la soñada objetividad. Tal vez no requiera de mucho análisis, solo de un poco de goce y total satisfacción hacia la oportunidad de palpar el toque maestro de muchos de ellos.
Y bueno, mientras algunos deciden hacerse a un lado de las canchas, me gustaría hablarles de las damas que por fin serán incluidas en los estadios. Una decisión que todavía puede mejorar, pero que en principio de cuentas es una gran victoria para toda la comunidad femenina.
Esto sucederá en Irán, donde después de 40 años, las mujeres por fin tendrán acceso a un encuentro oficial de fútbol. El partido lo disputarán las selecciones Camboya ante la escuadra local, hecho que ha sido promovido por algunas autoridades de la nación, así como de la propia FIFA. Aunque hay algunas limitantes, como el número de boletos disponibles para ellas, la medida de inclusión, en un país tan sellado, tiene que ser vista como un gran fruto cosechado en medio del desierto más árido. Aquel que era la última apuesta del sembrador, ahora es el orgullo de varias luchadoras que han peleado por tener ese derecho en el país iraní.
Ya para concluir, quisiera compartir un pequeño fragmento de conversación entre los protagonistas de una película extraordinaria (Sueños de Fuga, 1994) para cerrar el tema en cuestión. Mientras hay personas que piensan como la siguiente cita: “La esperanza es muy peligrosa puede volver a un hombre loco, más vale que te hagas a la idea”, habemos quienes preferimos la respuesta: “La esperanza es algo bueno, quizás lo mejor de todo y las cosas buenas no mueren”. Es así como pasamos del retiro a la inclusión.