Historias futboleras durante la pandemia

Actualizado
  • 15/04/2020 00:00
Creado
  • 15/04/2020 00:00
Descubrimos una liga europea que continúa activa, y seguimos las contradictorias actividades de José Mourinho en tiempos de confinamiento

En esta ocasión, descubrimos una liga europea que sigue activa y funcionando, para deleite de los verdaderos adictos al fútbol en vivo y para terror de las autoridades sanitarias. Además, seguimos las contradictorias actividades de José Mourinho en tiempos de confinamiento. Y para cerrar, comentamos los pedidos de rescate económico de los dos finalistas más recientes de la Champions: el Liverpool y el Tottenham.

Jose Mourinho, mientras celebraba uno de los goles del Tottenham ante el Olympiacos.
Mourinho y la pandemia

De José Mourinho se pueden decir y se dicen muchas cosas. Que es un técnico ganador, que no sabe respetar a sus jugadores, que puede derrotar tácticamente casi a cualquiera, que es excesivamente defensivo. Pero lo que nadie puede decir es que Mourinho es aburrido. Siempre se las arregla para estar en el concolón del bullicio noticioso, inclusive en medio de una agresiva y voraz pandemia. Primero fue su voluntariado sonriente y colorido. Todos los medios británicos pillaron a Mourinho trabajando en una cocina popular solidaria del norte de Londres. Empacaba comidas para los ancianos más desvalidos del sector. Con su mascarilla bien colocada, y una sonrisa abriéndose paso, Mourinho parecía un voluntario más de la organizaciones Love Your Doorstep y Age UK empacando comidas y otros artículos esenciales para el día a día de las personas más vulnerables. Además, Mourinho se ganó las simpatías de muchos, cuando apareció como portavoz de Age UK y Love Your Doorstep, invitando al público a ser parte de la solución, donando comida, dinero o tiempo de voluntariado.

Hasta aquí todo bien.

Más que bien.

Pero nos falta la segunda parte de la historia. Resulta que pocos días después del despliegue por su voluntariado, Mou volvió a aparecer en las portadas de los diarios deportivos por un motivo diametralmente opuesto. El portugués fue captado por un fotógrafo cuando entrenaba en un parque londinense, exactamente en Hadley Common, un sector del Bosque Real de Enfield, con tres de sus jugadores del Tottenham Hotspurs. Se trataba de Davinson Sánchez, Ndombelé y Sessegnon, quienes junto a su técnico, se saltaron alegremente todas las disposiciones sanitarias del Gobierno británico. El lugar estaba desierto y por eso los automovilistas que pasaban cerca, se sorprendieron al ver a los jugadores uniformados con los colores de su equipo, junto a su carismático entrenador. Los jugadores trotaban pegados uno a otro, mientras Mourinho realizaba anotaciones sobre los ejercicios de resistencia.

Las imágenes causaron escándalo y nuevos epítetos dirigidos a Mourinho (el célebre presentador televisivo, Piers Morgan, lo calificó lacónicamente de idiota). Hasta el alcalde de Londres hizo una recomendación, en esta ocasión a los jugadores del Tottenham, pidiéndoles que dieran el ejemplo a su entrenador. Un atribulado Mou publicó un arrepentido mensaje de disculpas, que cerraba así:

“Es vital que todos cumplamos con nuestra parte y sigamos las recomendaciones del gobierno para apoyar a nuestros héroes del Sistema Nacional de Salud y, así, salvar vidas”.

Los sobrevivientes

El Covid-19 se llevó el fútbol a otra parte. Nuestras canchas, estadios y pantallas de TV quedaron desiertas. La sensación es que todas las ligas están detenidas hasta nuevo aviso, pero esa no es toda la verdad. En realidad, un par de ligas excesivamente irresponsables, sobreviven a la casi total sequía futbolera. La única en Europa es la liga de Bielorrusia. Y lo curioso es que se está convirtiendo en un modesto fenómeno en otros países, debido a la ausencia masiva de fútbol y a la necesidad casi adictiva de algunos aficionados por ver fútbol en directo. Por eso, la liga de Bielorrusia ya vendió sus derechos televisivos a naciones como India y Rusia. Y para los demás, está el canal de Youtube de la Federación Bielorrusa de Fútbol.

En cuanto a calidad, el fútbol bielorruso es limitado. Pero es infinitamente mejor que aquel practicado en las otras ligas que todavía sobreviven. Por ejemplo, la liga de Tajikistán sigue funcionando, aunque no me atrevo a recomendarla. Pero si no quieres viajar tan lejos, uno de nuestros casi vecinos mantiene viva su actividad futbolera. La Liga de Nicaragua se está jugando a puertas cerradas, con la firme oposición de futbolistas que juegan obligados y portando mascarillas que sugieren un enfrentamiento entre equipos configurados por enfermeros.

El Dinamo Brest, campeón en 2019.

En pocas semanas se iniciarán las ligas de China y Corea del Sur. Ambas, mucho más atractivas que las que sobreviven a la fecha. Mientras tanto, en Bielorrusia las autoridades desdeñan las acusaciones feroces de quienes no están de acuerdo con que el fútbol siga su curso. Frente a la oleada de críticas, las autoridades bielorrusas ostentan una palabra en su defensa: “psicosis”.

¿Necesitan un rescate financiero los grandes equipos?

Curioso. En días recientes, pareciera que la liga de fútbol más rica del mundo, hubiese descendido a los temidos avernos de la pobreza. Resulta que tanto el Liverpool, como el Tottenham (coincidencialmente los finalistas de la última versión de la UEFA Champions League), clubes con gigantescos recursos económicos, solicitaron acogerse al plan de rescate económico empresarial, propuesto por el Gobierno británico. En el caso del Liverpool, un grupo organizado de aficionados pidió explicaciones formales sobre las finanzas del club. Resulta que apenas en febrero Liverpool había anunciado ganancias de $688 millones durante la temporada 2018-19. Los seguidores se preguntaron alarmados si los dirigentes del club no querían o no podían enfrentar sus obligaciones financieras. Ambas opciones resultaban terribles. Pero lo más probable es que los astutos directivos quisieran jugar vivo y acogerse a los beneficios financieros diseñados en tiempos de pandemia para aquellas empresas que enfrentaban la imposibilidad de hacerse cargo de sus responsabilidades, envueltos en siniestras amenazas de quiebra. Obviamente esa no es la situación del Liverpool F.C. Lo que es aún peor, la actitud de sus dirigentes en medio de una crisis de alcances insospechados, es una violenta traición a los principios esenciales del club. Me refiero a una fuerte identificación con la masa obrera del club y cierto apego a tradicionales valores colectivistas que han definido su identidad desde tiempos ancestrales. Pero, como era de esperarse, la masa social del Liverpool no guardó silencio ante la grosera actitud de sus dirigentes. Las protestas arrancaron de inmediato. Desde las más prestigiosas estrellas retiradas, hasta el hincha más modesto, las voces de los reds se manifestaron sin ambages. Lo positivo es que la aterrorizada dirigencia dio marcha atrás casi de inmediato y se disculpó públicamente con la furiosa hinchada.

Sin embargo, otros clubes que también se acogieron al rescate, no modificaron sus solicitudes. Es cierto que Newcastle, Bournemouth y Norwich City, no nadan en la abundancia que caracteriza el presente del Liverpool, pero difícilmente podría afirmarse que sean instituciones que habitan los más áridos páramos financieros.

¿Y el Tottenham? Bueno, es el octavo club más rico en todo el mundo, pero se mantuvo firme en su solicitud de rescate hasta hace apenas un par de días. Evidentemente la hinchada influyó de manera poderosa, aunque les costó trabajo convencer a los directivos.

Por ahora, la mayoría de los clubes británicos sostienen que pueden hacerse cargo de los salarios que cobran sus empleados y continuarán haciéndolo al menos por un tiempo. Esto es en la Premier League. Si vamos descendiendo a divisiones inferiores es posible encontrarnos con clubes que atraviesan dificultades financieras para estar al día. No es el caso del Tottenham, que en principio se acogió a los beneficios del rescate, no por necesitarlo, sino porque la ley se los permitía.

A la larga, todo este asunto dependerá de cuánto tiempo estemos sin fútbol: nosotros y ellos. Cada mes que pase, se hará más difícil cumplir cabalmente con los trabajadores de cada club.

Pero el punto final es que sin importar las disparidades económicas entre los distintos clubes de la Premier League, ninguno de ellos está en situación de llorar o quejarse por falta de recursos. Para muchos, la pandemia está funcionando como advertencia. La industria del fútbol, el negocio del fútbol juega demasiado cerca del abismo. Estamos todos advertidos.

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