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Una historia de duelo en el Rommel Fernández
- 06/10/2022 00:00
- 06/10/2022 00:00
El estadio Rommel Fernández ha sido el escenario de muchos momentos de alegría para el fanático panameño. Como en 2017, cuando Panamá clasificó a la Copa Mundial de Rusia 2018, así como la más reciente final de la Liga Panameña de Fútbol (LPF) del Torneo Apertura 2022, cuando el Alianza venció al Sporting de San Miguelito en el coloso de Juan Díaz.
Sin embargo, en este recinto deportivo también ha habido historias que lamentar, y esta es una de ellas. Corría el año 1991 cuando Panamá y Honduras se enfrentaron en el entonces llamado estadio Revolución, en la ronda preliminar de la primera edición de la Copa Uncaf. En una de las graderías, bajo el sol del mediodía, se encontraba el joven Leonel Vásquez, un fiel seguidor de 'la sele', según describe una de las personas más cercanas a él, Lorenzo Reyna.
Vásquez no se perdía ningún juego de la selección, según relató Reyna, que era uno de sus mejores amigos. Fue entonces cuando en medio de la celebración y festejo por uno de los goles que marcó Panamá aquel domingo 12 de mayo, Vásquez cayó desplomado al suelo por un ataque al corazón, perdiendo la vida en pleno partido.
“Justo cuando Panamá le anotó el primer gol a Honduras, él se levantó emocionado para celebrar, y en ese instante se desplomó. Toda la fanaticada que estaba alrededor se conmovió, se olvidó del partido y gritó por ayuda”.
En su desesperación por buscar asistencia, Reyna acudió a una ambulancia que estaba cerca, pero le negaron apoyo, alegando que era un servicio exclusivamente para los jugadores del campo de juego y no para los aficionados.
“Creo que no pensaron que fuera algo serio. Siento que a uno lo tratan según el dinero que tiene, y así fue como murió; en el estadio ante la mirada de muchos. Lo triste es que ni los jugadores que él amaba y admiraba se enteraron de que dio la vida por ellos”, declaró.
Hasta hoy, Reyna aún se pregunta cómo un joven de 20 años y lleno de vida pudo tener este fatídico final. “Los médicos dijeron que fue una muerte cardiaca súbita. Son esas rarezas que ocurren como una en un millón y le tocó a él, aquel domingo 12 de mayo, y como fanático partió justo un 12, el número oficial de la fanaticada”.
Vásquez era de los fanáticos que dejaban de comprar cualquier cosa con tal de guardar el dinero necesario para la entrada al estadio, ya que no tenía muchos recursos económicos.
Siempre fue el más fiel seguidor de sus equipos y no solo no se perdía un partido, sino que aunque perdieran, mantenía la esperanza, y no permitía que nadie hablara mal ni de Panamá ni de su selección. Así recordó su amigo Reyna el amor de Vásquez hacia la Selección de Panamá.
Al ser un suceso que impactó muchísimo a las personas que estuvieron presentes en el estadio, Reyna reflexionó: “Ningún gobierno se ha inmutado en ponerle una placa en el estadio, o llamar por su nombre Leonel Vásquez las graderías donde murió”.
“A lo mejor porque era el hijo de la cocinera, un don nadie a quien dejaron morir como un perro en el estadio. Sin embargo yo, que fui su mejor amigo, y habiendo muerto en mis brazos, no quiero morir sin que se le reconozca que dio su vida por el fútbol y la selección”.
Y continuó: “Panamá tiene lo que ningún otro país tiene, un fanático que dio la vida por su selección. ¿Saben lo que motivaría eso a los jóvenes deportistas? Pero aquí no se le saca filo ni a lo mucho ni a lo poco, somos un país resignado a pasar desapercibido cuando lo que sobran son leyendas que nos hacen únicos. Un par de golondrinas no hacen verano”, señaló.
Vásquez fue una persona muy carismática, alegre, amigable, le gustaba la música, el trago, y sobre todo el fútbol. Pero también, pese a su edad, fue una persona muy trabajadora y responsable.
Antes de su muerte estaba criando a su hermana menor de 10 años, quien quedó huérfana tras lo acontecido.
“Estaba terminando la primaria. Muy lamentable para todos, especialmente para ella que se quedó sola, pero salió adelante gracias al ángel guardián en que se convirtió su hermano para ella”.
Para Reyna, en el barrio donde se crió siguen convencidos de que el alma de Vásquez continúa en el estadio.
“Cuando vamos al estadio le tiramos ron (lugar de la gradería donde falleció) por la apuesta que perdimos, ya que él apostó a que Panamá iría al mundial antes de que cumpliera los 50 años y así fue”, explicó Reyna.