Editorial

En cuartos de final se habló mucho del peso de la casaca. Colombia, Costa Rica y Bélgica se ahogaron en la orilla por el exagerado respeto a los que disputaron finales.

Sin embargo, en el duelo de hoy entre dos ‘hércules’ del fútbol, la camiseta verdeamarela pesa 200 libras más que la de los teutones. 100 libras por cada título levantado.

El suéter de Brasil (5 títulos) pesa 500 libras por las 300 de Alemania (3 títulos). ¡Tengamos eso claro! Muchos ponen favoritos a los mimados de Löw, pero creo que se equivocan.

El Mineirão juega un papel vital en los resultados. Si dejaron llegar a Brasil hasta semifinal, prepárense. Pinilla los perdonó, Pekerman no se atrevió, ahora los colores pesan más.

Neymar no jugará, pero esa esencia del brasileño sale en estos partidos de muerte. El crack del Barça no tiene reemplazo, pero alguien aparecerá para cantar ‘Ó Pátria amada’.

No se sorprendan si Fred o Hulk se inspiran de los poderes de los dioses brasileños. Pelé, Ronaldo, Garrincha, Romario y Tostao sirven de motivación para el hexacampeão.

El fútbol ya se merece una final Brasil-Argentina. El nuevo continente, el bendecido por Dios en el deporte hecho arte, quiere escribir en la historia esa batalla de ensueño.

Ninguno de los dos convence con la pecosa. Ambos han sufrido para pisar aquí, pero desde la Amazonas hasta la Patagonia se escuchan gritos de apetencia por esa final.

Dicen que Brasil 2014 es el mejor Mundial de la historia, pero todavía no lo será hasta el Brasil-Argentina.