De Asensio al doblete de Mbappé, la primera victoria de Luis Enrique

Actualizado
  • 26/08/2023 16:40
Creado
  • 26/08/2023 16:40
. Los goles, el hecho más preciado e irrebatible del fútbol, fueron el ejemplo perfecto de todo lo que posee en su plantilla el equipo parisino, aún por reafirmar

Ya tiene Luis Enrique su primer triunfo con el París Saint Germain, resuelto por la efectividad de Marco Asensio, la pegada de Kylian Mbappe, con un doblete, y dos acciones colectivas plenas de vitalidad, velocidad y talento, originadas por Vitinha; aún demasiado esporádicas y aún lejos de la mejor versión del campeón francés, ganador incontestable, en cualquier caso, en su duelo de este sábado contra el último subcampeón, el Lens, al que superó por 3-1.

Ya no hay caso Mbappé, al menos sobre el terreno. Ya es titular en el bloque de Luis Enrique, como también lo es Dembélé. Es el vértigo que necesita el equipo parisino, sumado a la facilidad goleadora de Asensio, al desborde de Vitinha, desequilibrante en el regate, en el giro y en la conducción. Reunidos los cuatro, la vida es más fácil para el creciente PSG.

Mientras asume la nueva identidad de Luis Enrique, aún en construcción, todavía lejos de todo lo que quiere el entrenador, el campeón francés vive del ingenio individual. Cuando se combina es imparable. Los goles, el hecho más preciado e irrebatible del fútbol, fueron el ejemplo perfecto de todo lo que posee en su plantilla el equipo parisino, aún por reafirmar.

El 1-0 fue de Marco Asensio. La definición incontestable del internacional español, que controló, se perfiló y marcó con la izquierda, como si fuera lo más sencillo del mundo, fue la culminación de la desbordante acción de Vitinha, que desbordó a todos en cuanto conectó en una pared en su campo con Mbappé y avanzó hasta el borde del área a toda velocidad.

No lo consiguió el PSG hasta el borde del descanso. Antes, presionado y trompicado por el acecho sobre su salida de balón del Lens, insistente y resistente, había sido un equipo insustancial. En un ritmo lento, que le sienta fatal, es un conjunto incomprensible. Cuando activa su rapidez, cuando corre Dembele, cuando aparece Mbappé, es un ciclón expresivo.

El problema es que no ocurre tanto como debería. No sucede casi. En el primer tiempo, en el gol y en dos momentos más, esporádicos. En los dos, el remate final fue de Mbappé. En los dos, el pase fue de Dembélé. El primero lo repelió el portero Samba, con el pie. El segundo, con una media chilena, lo despejó la defensa en su recorrido hacia la red.

La siguiente ocasión que lo repitió marcó el 2-0, en el comienzo de la segunda parte. De nuevo, una asociación veloz. De Lucas Hernández a Vitinha. De Vitinha a Lucas Hernández. Y, finalmente, a la llegada de Mbappe, que culminó todo con un derechazo imparable al borde del área. Lo celebró con efusividad. Abrió los brazos, saltó y los cruzó, antes de ser abrazado por todos sus compañeros, entre la sonrisa en el banquillo de Luis Enrique. Partido resuelto.

Aún apuntó Mbappé al 3-0, frustrado por Samba, como Wahi, en su debut con el Lens, amenazó con debatir la victoria local con un tiro solventado por Donnarumma. Ya en el tiempo añadido, el delantero francés amplió su cuenta personal y la victoria, con su segundo gol del encuentro: un remate dentro del área que chocó en dos defensores. El 3-1, en la última jugada del choque, fue de Morgan Guilavogui, tras golpear en Skriniar.

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