Frank Prince, el ‘Rocket’ del atletismo en los años 50

Actualizado
  • 16/12/2024 00:00
Creado
  • 15/12/2024 16:54
Prince fue uno de los invitados de honor en la celebración de los juegos Centroamericanos y del Caribe en Panamá en 1970

Panamá ha tenido muchos héroes deportivos a lo largo de su historia. Héroes de los que muy poco se sabe, porque no existen muchas bibliografías al respecto.

Uno de estos casos es la de Frank ‘The Rocket’ Prince, una de las primeras glorias deportivas que tuvo nuestro país y que destacó en los tiempos, en los que también lo hicieron, entre otros, Lloyd LaBeach y Cirilo McSween.

Frank nació en 1923 en el sector de La Boca, en la conocida Zona del Canal, hijo de Christopher y Evelina Prince, y el mayor de tres hermanos (Agatha y George).

Prince fue uno de los invitados de honor en la celebración de los juegos Centroamericanos y del Caribe en Panamá en 1970, y se encargó de encender el pebetero.

Ese año fue el principio de un sinfín de triunfos, que pusieron en el mapa internacional deportivo a nuestro país en diversas disciplinas y no en una en específico, como se había dado en décadas anteriores.

En efecto, el recuento histórico particular precisa que también hubo marcados triunfos mucho antes, pero los pocos medios de información existentes, además de la situaciones políticas y sociales por las que se atravesaban, no dieron mucho margen a conocer de estos.

Pero, esa es una historia de las que nos ocuparemos en otra ocasión y, mientras esto ocurre, permítanme contarles un poco de Frank Prince, quien se constituyó en una pieza garante de éxito en el atletismo.

Como señalé, Prince perteneció a uno de los tres grupos atléticos masculinos más importantes que tuvo Panamá en toda su historia, incluyendo en la que estamos ahora. Hablamos de épocas en las que hubo atletas para conformar equipos en los relevos, tanto entre las féminas como entre varones, y que se hicieron sentir en el exterior.

El primero, hablando del grupo masculino, surgió en los años 30, cuando estaban los velocistas Rafael Arana, Antonio Jaén, Alberto Belisario, Reginald Beckford, Teófilo Thomas y Gilberto Campbell.

Asimismo, Harold Scott, Edgardo Stanley, Jennings Blackett, Carlos Belisario, Wesley Chevans y Arturo Baker.

El segundo, al que pertenece Prince, se ubica entre los años 40 y 50, conformado por Clifford Loney, Arturo Thomas, Clayton Clark, Lloyd LaBeach, Eric Ferguson y David Benskin.

De igual forma, Samuel LaBeach, Felipe Malcolm, Reginald Mattheus y Cirilo McSween.

Finalmente están los velocistas colonenses Alfonso Peters, Florencio Aguilar, Fernando Ramsey y Héctor Daley, quienes se destacan en los 80.

El ‘Rocket’ universitario

Frank perteneció también al grupo que fue beneficiado con becas para estudiar en los Estados Unidos, la mayoría gestionadas por el entonces entrenador Carlos Belisario.

Estudió en la Universidad Estatal de Savannah en esa década de los 40, y colaboró para que por vez primera ganaran el campeonato de la Southeastern Athletic Conference (SEAC), en 1949.

Ese año, el corredor panameño participó en seis competencias representando a su universidad, logrando tres primeros lugares y otros tres segundos.

También corrió en el New York Pionner Club, donde ocupó el segundo lugar en las mil yardas de la AAU Metropolitana, y ganó la prueba en la reunión de Knights of Columbus en Long Island, también en Nueva York.

Además, ganó carreras en Drake Relays, Alabama State Relays y Tuskegee Relays, y lideró a Savannah State en campeonatos consecutivos de pista y campo en su conferencia, entre 1949 y 1951.

Fue miembro del equipo estrella de la Southeastern Athletic Conference desde 1948 hasta 1952 e introducido al Salón de la Fama de la Universidad de Savannah en 1973.

Múltiple medallista

En lo que se refiere a Panamá, Frank fue un múltiple medallista en juegos regionales, colocándose en los primeros lugares de las diversas competencias en las que participó, incluyendo las de relevo.

En los juegos Bolivarianos de Lima en 1947 se ubicó en el segundo lugar de los 800 metros planos, pero cuatro años después en la ciudad de Caracas, cobró la de oro en la misma prueba.

En esos juegos de 1951, también se llevó el primer lugar en los 1.500 metros planos.

Por otro lado, en los Centroamericanos y del Caribe de Guatemala en 1950 ganó dos medallas de oro individuales en los 800 y 1.500 metros, y otra más en los relevos 4x400 con Cirilo McSween, Samuel y Lloyd LaBeach.

En los juegos de México, cuatro años después, volvió a repetir las medallas individuales en los 800 y 1.500 metros, pero ya no tuvo equipo para competir con opción en las postas.

También estuvo en los primeros juegos Panamericanos de Buenos Aires en 1951, donde se ubicó en el quinto lugar de los 800 metros.

Frustrado viaje

Prince no pudo ver coronada su actuación con la participación en los juegos Olímpicos de Helsinki, porque el gobierno aduciendo no contar con los fondos para ello, dejó vestidos y alborotados a un grupo de atletas, la mayoría de atletismo.

Hay un par anécdotas sobre nuestra participación en esa competición.

Para la participación de Panamá, el presidente del Comité Olímpico Nacional, Aníbal Illueca, le envió el 10 de junio de 1952 una carta al presidente de la República, Alcibíades Arosemena, donde le solicitaba una partida extraordinaria de 10 mil balboas para cumplir con el compromiso.

“El deporte nacional cuenta con rentas propias creadas por Ley, tales como un porcentaje de las entradas del Hipódromo Nacional, un sorteo anual de la Lotería Nacional y el producto de una estampilla que reemplazó la de la lucha contra el cáncer, todo lo cual suma anualmente alrededor de 150 mil balboas”, precisó Illueca.

Estaba previsto que en esa incursión deportiva participarán, además de Prince, Cirilo McSween, Sam LaBeach y Clayton Clarke, por los varones; y Carlota Gooden y Dolores Worrell, por las damas, en lo referente al atletismo.

Pero, no hubo una respuesta positiva.

Dos semanas después, el dirigente panameño recibió una carta del presidente del Comité Olímpico Mexicano, el general Clark Florez, quien ofrecía 15 asientos en el avión que llevaría a su delegación a los juegos, a 700 dólares cada uno, partiendo desde la ciudad de México.

Illueca le pidió a su homólogo informes adicionales del viaje, pero además le solicitó analizar la posibilidad de que el avión bajara a Estados Unidos, para recoger a los atletas istmeños, a 700 balboas por persona.

Estas gestiones también fracasaron, por lo que se optó enviar solo al pesista Carlos Chávez, quien logró viajar por las diligencias hechas por Illueca y los pesistas y a la vez entrenadores, Roberto Schutlz y Angel Famiglietti.

La abundancia económica que hoy existe, fue un factor que dio al traste con muchos planes del deporte istmeño en esa y otras épocas, pero no fue obstáculo para demostrar el talento y la gallardía de nuestros atletas.

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