El tribunal ordenó una “ejecución provisional inmediata de la sentencia”, por lo que Humala, Heredia quien se conectó de manera virtual y su hermano deberán...

- 09/04/2025 00:00
El hecho de que el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, fuera interrogado por los periodistas sobre la propuesta expuesta en el Consejo de la FIFA celebrado el mes pasado, de ampliar aún más las selecciones participantes para el Mundial 2030, refleja que esta sigue viva como tema y posiblemente se insistirá sobre ella en alguna de las reuniones, previas a la Copa Mundial 2026, que deberán abordar las perspectivas sobre la edición siguiente.
La iniciativa inesperada presentada por el dirigente Ignacio Alonso Labat, presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), sin que en principio acaparase la resonancia para abocarse a abordarla con urgencia, pero revelada inicialmente por The New York Times, logró el propósito del uruguayo de dejarla como una carta sobre la mesa que pudiese abrirse para una discusión mayor.
Pudo sonar para muchos como un disparo al aire sin eco, como para alcanzar un destino, aunque lo cierto es que no se le debería restar todas sus posibilidades de materializarse, aunque no sea íntegramente. Se parte de la sospecha que de alguna forma la exposición de una idea de ese calado debió pasar, para tener vuelo, por el conocimiento anticipado del paraguayo Alejandro Domínguez, presidente de la poderosa Conmebol, y Claudio Chiqui Tapia, presidente de Asociación del Fútbol Argentino (AFA), cuya selección es la vigente campeona del mundo.
Los tres son representantes del triunvirato de países suramericanos (Uruguay, Argentina y Paraguay) que acogerán los tres partidos inaugurales- uno para cada país- de la Copa Mundial 2030. Partidos que les fueron concedidos para conmemorar el centenario del primer mundial que tuvo como anfitrión y ganador a Uruguay en 1930, de allí que incluyeran a Uruguay; a Argentina como ganadora de 2022 y a Paraguay por ser la sede de la Conmebol, el ente que rige el fútbol en la región. Con ello se les recompensaba al no tener los votos suficientes para imponer la candidatura suramericana a la mayoritaria y a la postre sede ganadora, de España, Marruecos y Portugal, que recibirán los 101 partidos restantes.
El dirigente uruguayo sugirió romper nuevamente los parámetros anteriores de lo que ya se está haciendo en el 2026, con 48 selecciones, y llevándola luego a 64 equipos, con lo cual se produciría un aumento de partidos significativo que posibilitaría que a Uruguay, Argentina y Paraguay se les concedan más encuentros en el calendario para 2030. Se menciona que incluso se argumentó pretendiendo, exageradamente, equipararles en igual número de partidos a los que recibirían los tres principales anfitriones ya designados, España, Marruecos y Portugal.
Ceferin señaló en la conferencia de prensa realizada en Belgrado, el pasado jueves, que la idea le sorprendió y se atendió en la reunión “porque la FIFA tiene el deber de analizar cualquier propuesta de uno de los miembros de su consejo”, añadiendo: “Creo que es una mala idea; no es una buena idea para el Mundial en sí y tampoco es una buena idea para nuestras eliminatorias...Así que no apoyo esa idea. No sé de dónde salió, pero es extraño que no supiéramos nada antes de esta propuesta en el Consejo de la FIFA”.
Las ansias de expandir cada vez más el mundial, cimentadas en aprovechar su repercusión mediática, el estimulo nacionalista que provocan los representativos de cada país, las enormes ganancias y negocios que mueve, entre otros beneficios que agita el campeonato, pueden afectar la trascendencia del torneo si se extralimitan en las exigencias, rompiendo el atractivo global que genera.
Una de las primeras preocupaciones que han surgido es que dar paso al Mundial 2030 con 64 selecciones, al tener Suramérica ya tres clasificados: Uruguay, Argentina y Paraguay por recibir partidos asignados, y manteniendo la Conmebol la misma cantidad de cupos con los que cuenta actualmente: 6 plazas directas, más una opción de repechaje, no tendría entonces sentido que se disputase una eliminatoria como lo hacen actualmente, ya que prácticamente toda Suramérica estaría clasificada debido a que la Conmebol está formada por diez asociaciones o federaciones.
Algo similar le preocupa a Ceferin que acontezca con Europa, en donde la UEFA tiene ya 16 plazas para el mundial, que abre la clasificación a sus mejores selecciones. Al aumentar los cupos a 20 la eliminatoria perdería el grado de interés actual y el atractivo para medios de comunicación, patrocinadores y aficionados; a pesar de que la UEFA cuenta con 55 federaciones miembro, el nivel competitivo es muy dispar entre ellas.
La Copa Mundial de Fútbol, que desde sus inicios en 1930 se vino celebrando regularmente en un solo país, rompió la tradición en 2002 cuando la recibieron Corea del Sur y Japón, regresando luego a un solo destino y llegando ahora a tres coanfitriones para 2026 con Estados Unidos, México y Canadá. ¿Con un nuevo torneo expandible a seis naciones sede y 64 equipos compitiendo, gana o pierde relevancia la Copa Mundial de Fútbol? Hoy no parece lógico que dar ese paso aporte; se aprecia como un riesgo innecesario más cerca de quitar que de sumar. La propuesta de Ignacio Alonso se percibe como un movimiento hábil de pieza en el tablero, intentando presionar para obtener más de un partido mundialista para cada uno de los tres países suramericanos involucrados.