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- 26/02/2024 00:00
- 25/02/2024 23:04
El fútbol es una actividad tan amplia y multifacética, que se utiliza como instrumento para tratar ciertas discapacidades, aunque para desarrollarlo hace falta compromiso, esfuerzo y mucho apoyo.
No hay duda de que hay otras actividades similares, pero en esta oportunidad, es al deporte practicado por ‘todo el mundo’, que le toca el turno en Panamá.
La fundación ‘Leyendas y Amigos del Fútbol Panameño’ nació inspirada en una decena de chiquillos que, en una ocasión, jugaban armónica y distraídamente, en una cancha del español Club Deportivo Tenerife.
El exfutbolista Víctor René Mendieta fue invitado, junto a un grupo de sus colegas, a visitar Tenerife, al conmemorarse en mayo de 2022, un año más del fallecimiento del recordado jugador panameño Rommel Fernández.
Allí, tras visitar algunas de las instalaciones del club canario, inclusive el lugar donde está el retrato mosaico del exfutbolista, fueron a una de las canchas donde un grupo de niños practicaba.
“Nosotros pensamos que eran niños comunes y corrientes por la forma como se desempeñaban, pero cuando nos dijeron que eran niños con alguna especialidad, no lo creímos”, refirió Mendieta.
Así nació la ONG que preside el exjugador y que tiene como miembros directivos a Percival Piggot, Rubén Guevara, Pablo Camargo, Francisco Tuñón y Rony Rojo.
Hay otras personas, como es el caso de los también exfutbolistas Ricardo Buitrago y Alfredo Poyatos, que pertenecen al grupo.
Dos características importantes de los involucrados es que, en algún momento, jugaron en la selección nacional, y la mayoría en El Salvador.
El Tenerife creó la fundación con el objeto de “crear un clima de convivencia entre iguales, utilizando al fútbol como herramienta para lograr la plena inclusión”, explican en su portal.
En Canarias, donde pertenece Tenerife, cuentan con una serie de grupos y asociaciones, en los que se promueve la inclusión en diversos deportes, segmentados por edades.
Los deportes alcanzados son la natación, tenis, fútbol, pádel, halterofilia, boccia y el baloncesto en sillas de ruedas.
Mendieta reseñó que los niños con quienes interactuaron, si bien tienen condiciones especiales (discapacidad intelectual, parálisis y daño cerebral adquirido), se desenvolvieron sin ningún problema.
“Quedamos enamorados del proyecto y luego fuimos una segunda vez, y es allí donde nace la idea de llevarlo a Panamá”, sostuvo.
“Nunca pensé estar en una estructura como ésta, pero pensando fríamente, me dije y ¿por qué no?”, añadió.
Explicó que “se han metido de lleno en el proyecto”, por lo que han investigado que en Panamá existen varias organizaciones, pero ninguna con la capacidad de llegar a todos los sectores.
En Panamá existen organizaciones que trabajan y ayudan a las personas con discapacidad, pero poquísimas que lo hagan en el ámbito deportivo, siendo una de ellas Olimpiadas Especiales.
“Nosotros lo que queremos es involucrar a la mayor cantidad de gente y autoridades, y para ello nos hemos reunido con entidades del Estado, empresas privadas y les ha encantado el proyecto”, apuntó.
“La respuesta que hemos recibido, nos ha motivado mucho más. Nuestro ánimo está por lo alto”, sostuvo.
Pero, el baile no es un merengue, es una balada y por ello, Mendieta y sus amigos van paso a paso.
Crearon la fundación, se reúnen con empresas, entidades y organizaciones, y tiene programado contar con la presencia de los directivos tinerfeños, para una serie de charlas y la firma de un convenio.
Esta actividad estaba prevista para noviembre pasado, pero por los problemas que se presentaron en diversas provincias, por el caso de la ilegal extracción minera en el país, hubo que posponerla.
Mendieta señaló que es consciente de que surgirán voces agoreras, porque ninguno de ellos cuenta con experiencia en la materia, pero para ello se están organizando y asesorando.
“En estos momentos estamos siguiendo un plan, que no sabemos hasta dónde crecerá, pero es seguro que lo haremos con nuestro mejor esfuerzo”, dijo.
“Nosotros no vamos a jugar con el sentimiento de las personas y mucho menos a comprometer nuestra imagen, dos de las cosas que analizamos muy seriamente antes de aceptar el reto”, indicó.
“Es un legado que queremos dejar al final de nuestras carreras”, expresó Mendieta.
Independientemente del proyecto que lleva junto a sus amigos, Mendieta cumplió hace poco doce años al frente de su academia en Ciudad del Saber, y otros tantos como comentarista de fútbol en televisión.
Sin embargo, se encuentra “actualizado, preparado y dispuesto” para tomar las riendas de cualquier equipo o selección, si llegara la ocasión.
“Mis aspiraciones están intactas. Me siento actualizado y capacitado, pero las condiciones en Panamá han cambiado, con la mentalidad del dirigente de que los técnicos de afuera son mejores”, aseveró.
Recordó que fue dos veces mundialistas, una de ellas en 2003 como asistente del técnico Gary Stempel con la sub-20, y la otra como director principal de la selección de la misma categoría en el mundial de Holanda 2005.
“Como asistente aportamos muchísimo en nuestra primera copa del mundo, y en la segunda trabajamos con un cuerpo técnico de cuatro personas, a diferencia de hoy, que los asistentes sobran y no pasa nada”, señaló.
Aceptó que en el fútbol local no ha obtenido los mismos resultados, porque una cosa es trabajar con franquicias grandes y otra, con equipos de media tabla para abajo, con los que tienes que tratar, a veces, asuntos extradeportivos.
“Tienes que luchar primero con el pago de los jugadores, promoverlos y de paso, hacerles entender muchas cosas”, apuntó.
“Los equipos campeones son los mismos. Si me dijeras que el Chiriquí o el Veragüense fueron campeones, pero son los mismos de siempre y eso, los dirigentes nuestros no lo ven y por ello no buscan alternativas”, añadió.
Destacó que los equipos de la Liga Panameña de Fútbol (LPF) deben trabajar más en sus franquicias, principalmente, los de mayor recorrido, para convertirse en verdaderos clubes.
En esa línea reconoció el trabajo que se está haciendo en el Club Atlético Independiente (CAI), que cuenta con dos canchas, una de ellas en la capital, un centro de formación y oficinas administrativas.
“El CAI es el que más se acerca, no tiene todas las estructuras de un club, pero va camino hacia allá”, concluyó.