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‘Cascarita’ Tapia, la leyenda de los barrios futbolísticos capitalinos
- 18/11/2024 00:00
- 17/11/2024 19:39
Los orígenes del fútbol panameño son tan antiguos como cualquier otra disciplina deportiva, pero su difusión en los medios de la época no era tan amplia como con otras, como fue el caso del béisbol, boxeo o el criquet.
Las notas periodísticas no eran abundantes, pero siempre se dio a conocer sus incursiones tanto a nivel local como en el extranjero, por lo que siempre sobresalieron figuras como protagonistas.
Sin embargo, los primeros treinta años del fútbol panameño, si tomamos como punto de partida los años 20, no fueron de gran notoriedad, a pesar de que sus dirigentes se encargaron de realizar torneos locales y nacionales.
El fútbol, de todos los tiempos, ha sido un deporte de mucha participación y efervescencia, entre otras cosas, porque es masivo y muy económico frente a otras competencias.
En esos años, también se presentaron selecciones en competiciones internacionales (juegos Centroamericanos y del Caribe, campeonatos Centroamericanos y del Caribe, campeonatos Panamericanos) y en partidos amistosos, pero aún así, el fútbol estuvo ausente de protagonismo.
Ahora, esa ausencia no fue porque no tuvieran figuras que descollaran y que inclusive, llegaran a estar en el balompié internacional, sino por el mismo tratamiento que le daban los medios de comunicación.
También es cierto que su fanaticada era escasa, quizás a nivel de provincias su efervescencia era alta, pero como selección tuvo un bajo perfil, inclusive cuando hubo éxitos internacionales.
Tal vez por ello fue que las figuras en una u otra época no llegaron a trascender, como lo hicieron en otras actividades deportivas, hasta que todo aparentemente cambió a finales de los años 50.
Llegaron figuras como Apolonio ‘Polo’ Lombardo, José ‘Cuquito’ de Bello, Guillermo Bouting y Luis Ernesto ‘Cascarita’ Tapia, entre otros, que le dieron un significado diferente al balompié istmeño.
De uno de ellos es que escribimos hoy, de Luis Ernesto ‘Cascarita’ Tapia, cuyo nombre trascendió años y épocas, para convertirse en una de las leyendas del fútbol nuestro, quizás la primera.
‘Cascarita’ Tapia nació y se crio en el barrio del Granillo, cerca de la Plaza Amador, y fue una de las figuras que creció en las ligas que realizaba León ‘Cocoliso’ Tejada.
“Desde un principio se fue destacando, a pesar de que era mucho más joven que sus compañeros, en tiempos en que se practicaba un fútbol fuerte, rudo”, explicó el exfutbolista Nivaldo Acuña.
“Era una época en que los equipos se formaban de las diferentes calles del barrio, y donde también había un cuadro de softbol, un gimnasio de lucha, separados por calles”, recordó.
Acuña explicó que cuando llegó a la liga, procedente del barrio de Santa Ana, se encontró que la figura era ‘Cascarita’, mayor por seis años y con excelentes habilidades en sus piernas, lo que era un dolor de cabeza para sus adversarios.
“Los equipos contrarios se veían forzados a jugarle de una forma ruda, lo que hacía que sus compañeros lo tuvieran que defender, porque era prácticamente un niño al lado de los otros”, indicó.
Así fue surgiendo el habilidoso jugador, respetado en el barrio y constituyéndose en uno de sus referentes, cuando fue llamado a los 18 años para participar con la selección nacional en la primera Copa de Naciones en El Salvador.
Fue en esa primera incursión, dirigida por el argentino Raúl ‘Ché’ Álvarez, donde fue visto por directivos y seguidores del club salvadoreño Alianza, en una época en la que eran uno de los mejores en el fútbol de la región.
“Su contratación en El Salvador fue toda una sensación, un boom, así es que cuando llegaba de vacaciones y se ponía a birriar con nosotros, estábamos complacidos y orgullosos”, sostuvo Acuña.
Tapia hizo historia en El Salvador, donde fue tratado como un héroe y como uno de los suyos, imagen que se multiplicó en los partidos internacionales.
En su historial se destaca que jugó para cinco clubes en el fútbol salvadoreño, Alianza hasta 1969, Deportivo Galcasa (1969-1970), Atlético Marte (1970 1971), Universidad de El Salvador (1971-1972) y Juventud Olímpica (1972-1974).
Tres campeonatos obtuvo con el Alianza en el torneo local (1964-1965, 1965-1966 y 1966-1967), en todos ellos como máximo goleador, un título de clubes de Concacaf, además de jugar frente a diversos equipos suramericanos.
‘Cascarita’ vistió en varias ocasiones la camiseta nacional, como en esa en que asistió al torneo centroamericano en El Salvador, pero quizás la más recordada fue la participación en las eliminatorias de Argentina 1978.
Panamá enfrentó a Costa Rica en esa primera fase en 1976.
Acuña contó que previo al choque con Costa Rica se organizó una gira por China, Chile y Perú, donde jugaron con varios clubes profesionales y que les permitió prepararse mucho mejor.
Habían transcurrido cinco años desde ese memorable encuentro entre el Marte salvadoreño y el brasileño Santos, donde Tapia había reforzado al equipo centroamericano y se vio frente, por segunda vez, al astro brasileño Pelé.
Luego de su paso por el fútbol salvadoreño, Tapia regresó a su país donde dirigió, además de jugar, al Guardia Nacional en la liga distritorial.
Sin embargo, hubo otros equipos.
Según el comunicador deportivo Luis Giraldo, también entrenó al Atlético Panamá y al Deportivo Perú, en los años 80.
En el primero, hizo debutar en la Liga Distritorial con 16 años a Rommel Fernández y a Carlos Maldonado, así como al colonense Armando Dely.
“Recuerdo cuando dirigió al Deportivo Perú en Anaprof se decidió entrenar en los campos de Panamá Viejo, porque tenía seis jugadores en ese sector, entre ellos Jesús Julio”, señaló.
“La gente del barrio acudía a los entrenamientos solo para ver a ‘Cascarita’”, destacó.
En 2008 le fue entregada la orden ‘Manuel Roy, del Instituto de Deportes, con el grado de ‘Comendador’.
El nombre de Tapia, quien falleció la pasada semana a los 80 años, siempre será mencionado en presente, porque su legado, además del significado que le dio al fútbol panameño, jamás permitirá que se hable en pasado.