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- 05/01/2022 00:00
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Las orquídeas, flores exóticas y de gran diversidad se encuentran amenazadas por el hombre, especialmente la flor del Espíritu Santo (Peristeria elata), la flor nacional de Panamá.
De acuerdo con un el estudio 'Orchidaceae de Panamá' realizado en 2014, en el país existen unas 1,365 especies de las cuales se incluyen dos híbridos naturales y tres sub-especies. Además se reportan 296 especies endémicas, un factor sumamente importante que sitúa al istmo como un país con una rica diversidad florística.
Adrián Jiménez, botánico de la dirección de Áreas Protegidas y Biodiversidad del Ministerio de Ambiente (MiAmbiente), señaló a La Estrella de Panamá que gracias a que Panamá cuenta con una rica flora, estas plantas aún se pueden localizar en nuestros bosques.
Añadió que de todas las especies de orquídeas que se encuentran en el país, la flor del Espíritu Santo es la más afectada y por ende se encuentra en el rango de especie amenazada. “Y es que la belleza de esta flor capta la atención de personas que, muchas veces, sin conocer la afectación que esto puede ocasionar al ecosistema, tienden a extraerlas de forma ilegal de su medio natural, provocando así la reducción en la población de los individuos en el medio silvestre”, dijo.
A su vez, Jiménez explicó que en la institución “hemos estado aplicando sanciones a las personas que extraen de forma ilegal estas plantas, ya que la Ley 24 de Vida Silvestre de Panamá prohíbe la extracción de orquídeas, especialmente la flor del Espíritu Santo, así como su comercio tanto nacional como internacional”, explicó el botánico.
“Sobre el tema hemos implementado talleres de educación ambiental, ya que al extraer estas plantas del medio natural corren el riesgo de que desaparezcan o de que ocurra la reducción de las mismas en su vida silvestre”, explicó.
Según Jiménez, una de las principales amenazas de las orquídeas es la extracción ilegal, la destrucción de su hábitat para la agricultura y ganadería, y el cambio climático. “Las especies de orquídeas tienen la estructura floral más compleja y diversa del mundo, porque son flores con colores muy llamativos y eso hace que las personas las extraigan de su ambiente”, insistió el experto.
La forma y estructura de la flor va a depender del tipo de polinizador. Algunos de ellos llegan a ser muy específicos, como ciertas especies de abeja del género euglossini, conocida como 'abeja de las orquídeas'.
“Se piensa que su éxito reproductivo ha facilitado el gran número de especies que habitan en el trópico. En Panamá se pueden ubicar en bosques de tierras bajas y tierras altas, en donde se diferencian los grupos dependiendo de diversas condiciones tales como requerimientos de humedad, intensidad de luz y polinizadores”, detalló Jiménez.
Aseguró que en Tierras Altas se puede encontrar la orquídea Estrella de Fuego (Epidendrum radicans), y en tierras bajas, camino a la cima del volcán Barú, está la flor del Espíritu Santo. “En su mayoría se encuentran en los bosques más conservados y lluviosos del país como Parque Nacional Soberanía en Panamá Metro, Parque Nacional Omar Torrijos Herrera en Coclé, Parque Nacional Volcán Barú en Chiriquí, Parque Internacional La Amistad en Chiriquí, Parque Nacional Darién, Parque Nacional Santa Fe en Veraguas”, destacó.
En términos más amplios, los géneros más comunes y con más especies en Panamá son la epidendum spp, maxillaria spp y pleurothalis spp, con más de 100 especies en cada grupo.
MiAmbiente exhorta a todas las personas que se dedican a la venta de esta planta o la extraen de forma ilegal para plantar en sus casas, a que conserven los recursos naturales del país, manteniéndolos en su hábitat natural y contribuyan a mantener la floración en campo y disfrute del rico espectáculo que brinda la naturaleza panameña.
Aunque existe una amenaza, según Jiménez, no hay estudios que detallen si hay una disminución de la flor del Espíritu Santo en el territorio nacional; sin embargo, a nivel ministerial se están realizando importantes esfuerzos en materia de conservación e identificación de las poblaciones de esta especie en Panamá.
Las orquídeas solo pueden ser adquiridas en viveros registrados por el Ministerio de Ambiente, ya que son espacios certificados para la reproducción y venta de estas especies.
“Estos viveros comunitarios también ayudan a generar un impacto económico para el sustento de estas comunidades”, señaló Jiménez.
Nuestra nación forma parte de un selecto grupo de países que cuentan con gran diversidad de especies de orquídeas en Centro, Sudamérica y el mundo. Costa Rica, Colombia, Ecuador, Perú y Brasil son lugares que poseen esta joya de la naturaleza en sus tierras y que a su vez han establecido normativas con miras a proteger este importante recurso y alejarlo de la extinción.
De hecho, “cuando el gobierno de Taiwán estaba en el país financió un proyecto para preservar las orquídeas en su estado silvestre. Tomó algunas muestras y las trabajó in vitro, un trabajo en conjunto con el Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá (Idiap)”.
Zuleika Serracín, bióloga y colaboradora en el herbario de la Universidad Autónoma de Chiriquí (Unachi), afirmó a este medio que para que una especie de orquídea florezca año tras año, esta debe tener todas las condiciones ambientales favorables (agua, intensidad lumínica, nutrientes), las cuales van de acuerdo con el tipo de especie. “Por ejemplo, si se trata de una especie cuyo hábitat es en clima frío, no se puede pretender cultivarla en un clima cálido, ya que si logra sobrevivir esta especie no florecerá porque no está en condiciones favorables, y si llega a florecer pasarán muchísimos años (pueden pasar hasta 10 años) para que se adapte y pueda llegar a florecer”, explicó.
Según Serracín, la mayor diversidad de especies está en elevaciones altitudinales que van desde los 500 hasta aproximadamente los 3000 metros sobre el nivel del mar.
La bióloga resaltó que las orquídeas en su ambiente natural aportan refugio para pequeñas especies de aves, mariposas, ranas, y hasta serpientes.
Además, proveen néctar para muchas abejas, colibríes mientras que estos las favorecen con la polinización. “Igualmente aportan fragancias a abejas euglossinas para que puedan utilizarla y atraer a las hembras, y de esta manera contribuir con la reproducción de estas especies polinizadoras”.
“Afortunadamente existen viveros donde se logran reproducir grandes cantidades que sirven para satisfacer las necesidades del mercado, sin perjudicar la flora orchidaceae de los bosques. Pero aun así, se pueden encontrar algunos individuos que extraen estas plantas de reservas y bosques protegidos, causando un gran impacto a la especie, pues cuando ha llegado a su destino final, ha sufrido daños físicos y fisiológicos que en muchos casos limita su sobrevivencia”, destacó la bióloga.