San Luis Potosí, epicentro del surrealismo, aventura y naturaleza

Este año la Organización Mundial de Periodistas de Turismo (OMPT) escogió la ciudad de San Luis Potosí, en México, para el premio internacional Pasaporte Abierto, un reconocimiento que se les otorga a los periodistas turísticos de diferentes partes del mundo que realizan su trabajo de manera ética y a las organizaciones que colaboran con el trabajo comprometido de estos profesionales de la comunicación en turismo.

El premio Pasaporte Abierto, que se entrega desde 2017, busca representar la necesidad de vivir en un mundo sin fronteras en el que reinen el respeto, la solidaridad y el acceso libre a la información.

La experiencia que viviríamos por una semana apenas comenzaba. El encuentro fue el día 3 de septiembre, en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, en ciudad de México, a la 1:00 p.m., para luego transportarnos a San Luis Potosí, en bus; sin embargo, estos tuvieron un contratiempo y no pudimos salir a la hora destinada.

No fue hasta las 2:00 de la tarde que finalmente llegó el transporte, y media hora después tomamos la ruta que nos conduciría hasta esta ciudad mexicana; un viaje que demoró alrededor de siete horas.

Hay que reconocer que pese al cansancio, la benevolencia del clima, el carisma de todos y la travesía bastante placentera, convirtieron este viaje en un gozo indescriptible hasta nuestra llegada (9:00 p.m.) al hotel Fiesta Americana, el cual nos esperó con una cena mexicana de altura.

El gran día llegó, la premiación de Pasaporte Abierto. Antes fuimos invitados por las autoridades al Ayuntamiento de San Luis Potosí, ubicado en el Centro Histórico  (reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco).

Sus templos o parroquias y sus casas bien conservadas, que se levantan en los siete barrios originales que conformaron la ciudad, son testigos de la opulencia que hubo durante la conquista española. Al caminar por sus serenas plazas, se percibe ese contraste entre lo antiguo y lo actual; no es para menos, esta ciudad considerada como la capital del 'Sí' mantiene un importante legado de arquitectura e historia en donde también se pueden apreciar varios atractivos turísticos, todos muy cercanos uno del otro, y una buena forma de descubrirlos es haciendo un recorrido a pie que bien puede iniciar en la Plaza de Armas o en la  Catedral Metropolitana de Nuestra Señora de la Expectación, que data de 1670-1730, de estilo barroco, y en cuyo interior guarda un excelente repertorio de arte sacro. Es la única iglesia del mundo que cuenta con 24 esculturas de los apóstoles de Cristo: 12, de mármol de Carrara en la fachada, y 12, de cantera, en la orilla del techo.

A pocos pasos de este lugar está el Palacio de Gobierno, con una arquitectura neoclásica, el cual abre sus puertas para mostrar entre sus muros interesantes espacios que narran pasajes de la historia nacional ocurridos en San Luis, como el salón Ponciano Arriaga, donde el expresidente Benito Juárez estableciera, en 1862, el Supremo Tribunal de Justicia.

A una calle de ahí se encuentra la  Plaza de los Fundadores, rodeada por inmuebles que, en algún momento, fueron trascendentales para el desarrollo político, económico, cultural e intelectual del estado, como el  edificio central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

No muy distantes están también los museos Leonora Carrington, Museo Regional Potosino, Museo Nacional de la Máscara, y Museo Laberinto de las Ciencias y las Artes, y muchos otros, pero en un solo día no se puede visitar todo lo que ofrece San Luis Potosí.

Después de almorzar en el Ayuntamiento y recorrer el Centro Histórico, partimos hacia el hotel para prepararnos para la gran gala de premiación, que se desarrolló en el Centro Potosino de Convenciones, y contó con una alfombra roja.

Una vez dentro del recinto, periodistas de diferentes partes del mundo se iban ubicando en sus mesas. En nuestro caso nos tocó compartir con Cuba, España, Perú y México.

No puedo negar que mientras el vino y mezcal, este último licor insignia de San Luis Potosí, se paseaban por todas las mesas, el nerviosismo empezaba a cruzar por todos mis sentidos... y es que estaba nominada en la categoría Relevancia Social con la nota periodística: “Portobelo, un puerto de riqueza histórica que clama por acción gubernamental”.

Miguel Ledhesma, presidente de la OMPT, era el encargado de llamar las categorías junto con otros miembros del jurado, pero nada que aparecía en la que yo estaba participando... con tanta espera, ya la ansiedad se había apoderado de mí.

Casi una hora después de que comenzó la premiación finalmente presentaron a los nominados en Relevancia Social, yo me sentía segura de que sería una de las premiadas, pero cuando llamaron “Drogas, la atracción del turismo”, de Natividad Sánchez, de México, que era la ganadora, bueno tocó resignarme. Sin embargo, de repente una jurado dijo, “¡Oh! también hay otro ganador y es “Portobelo, un puerto de riqueza histórica que clama por acción gubernamental”, de Yelina Pérez Sánchez, ni me di cuenta cuando ya estaba recibiendo la estatuilla realizada por el escultor mexicano Mario Luis Cuevas.

Una pieza inspirada en el original hallado en la zona arqueológica Tamohi, municipio de Tamuín (San Luis Potosí), en la Huasteca Potosina. Esculpida en piedra caliza con posterioridad al año 1000 d.C. es considerada la escultura de bulto redondo –que puede ser observada desde todos los ángulos– más bella e importante de todas las halladas pertenecientes a la cultura huasteca.

Esta escultura, perfectamente conservada, representa a Dhipak, el dios del maíz. Mide 145 cm de alto, 42 cm de ancho y 20 cm de espesor.

Pero no todo termina ahí, en otra entrega hablaremos de turismo inclusivo, gastronómico y turismo religioso. Todas estas fueron experiencias que pudimos disfrutar durante la estadía por una semana en San Luis Potosí.