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- 31/05/2021 00:00
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Luego de la reactivación del turismo en el país visitamos Costa Abajo, en la provincia de Colón. Esta aventura comenzó con un recorrido por el puente Atlántico, sobre las aguas del Canal de Panamá, desde donde se vislumbra una de las obras de ingeniería más sofisticadas del mundo como las esclusas de Gatún y Agua Clara, esta última inaugurada en 2016 como parte del proyecto del Canal ampliado.
Antes de seguir a este mágico destino, hay que hacer una parada obligatoria por las ruinas del Fuerte San Lorenzo, reconocidas hoy como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), construido sobre una enorme fortaleza por el ingeniero italiano Juan Bautista Antonelli, durante los siglos XVII y XVIII.
Al llegar vemos los viejos cañones corroídos por el salitre, unas ruinas que por su deterioro denotan el abandono o descuido que se le ha dado durante muchos años, así como también una playa de aguas turquesa rodeada por una exuberante vegetación ideal para la observación de aves.
El viaje desde la ciudad de Panamá hasta San Lorenzo tomará aproximadamente una hora y veinte minutos en auto.
La ruta comprende las comunidades de Achiote, Piña, Nuevo Chagres, Palmas Bellas, Salud, Icacal, Río Indio, Gobea y Miguel de la Borda, distrito de Donoso. Sin embargo, antes de llegar a cualquier poblado hay que bordear el bosque protector del parque San Lorenzo que funciona como barrera natural para algunas áreas del Canal.
Al llegar al sector de Batería 35, hay que pasar por las instalaciones del nuevo puesto conjunto de seguridad de la Policía Nacional (PN) y el Servicio Nacional Aeronaval (Senan).
Una vez en el corregimiento de Achiote, con una población de alrededor de 771 habitantes, la diversidad de la flora deja al descubierto la gran riqueza natural que ofrece el sitio.
De hecho, allí se encuentra ubicado el Centro de Capacitación Comunitaria y de Visitantes El Tucán, unua iniciativa que promueve el turismo sostenible y la conservación de la biodiversidad.
Este mágico lugar construido en 2003 por la Organización Centro de Estudios y Acción Social Panameño (Ceaspa) a través de un proyecto cuyo objetivo es la valorización de los recursos naturales y culturales de la región, ofrece dos dormitorios compartidos, ventilados, con baños comunes. También posee una cabina privada con capacidad para 6 personas. Una terraza, jardines, un mirador y una cocina común completan la decoración del Centro, el cual es miembro activo de Hostelling International y de la Red de Centros de Visitantes y Museos de la región interoceánica de Panamá.
La actividad turística del Centro El Tucán tiene un efecto beneficioso sobre la economía de la comunidad ya que a través de los restaurantes y tiendas locales, los pobladores pueden vender sus productos. Además, el sentido auditivo y el visual trabajarán a la vez con cada sonido que emiten al unísono las aves, monos y otros animales que habitan el bosque tropical que nos regala este sector poco desarrollado turísticamente.
Tras una hora de camino, vemos el Mar Caribe, en la comunidad de Piña, con unos 700 habitantes que resguardan un tesoro natural que, de seguro, solo habían disfrutados los corsarios y piratas que surcaban esas costas.
Alexis de la Espada, emprendedor y residente de Piña nos presenta una alternativa para vivir experiencias increíbles entre las costas de este poblado y el histórico Fuerte San Lorenzo.
Durante un recorrido de 20 minutos en lancha, las bellezas de las playas invitan a abandonar la vida cotidiana. Son diversas las playas a escoger, ideales para el tiempo en familia y darse un buen chapuzón. El paisaje deja ver grandes acantilados, salidas rocosas bañadas por las olas, gigantescos árboles y hasta sitios especiales al mejor estilo de Jurassic Park, tiempos en los que los dinosaurios habitaban en mágicas y extensas montañas.
La 'Cueva del Amor' es una de las primeras que visitamos, rocosa e ideal para hacer una fogata en medio del mar y la selva.
Más adelante, encontramos a 'Batería Pra' un sitio que según los guías combina la historia de los corsarios y piratas y la ocupación del ejército de los Estados Unidos en el área.
En el corregimiento de Salud fuimos recibidos por su representante, Eugenio Delgado, quien también es presidente del Consejo Provincial de Colón.
Aquí la visita fue rápida puesto que ya teníamos que volver a ciudad de Panamá. La belleza de sus paisajes con playas exuberantes, su exquisita gastronomía y una cultura colorida como lo es el baile Congo -Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad-, son algunos de los encantos que ofrece el lugar caribeño. Los poblados de Nuevo Chagres, Icacal, Palmas Bellas, Río Indio, Gobea y Miguel de la Borda, también ofrecen encantadores paraísos verdes y azules listos para ser explorados turísticamente.
Los habitantes de La Costa Abajo, al ser un destino casi inexplorado a nivel turístico, piden a gritos una nueva carretera hasta Miguel de la Borda, a fin de garantizar un mejor futuro económico para las comunidades.
En marzo de este año se hizo una última inspección para comenzar la construcción de la carretera que empezará desde Gatún hasta Miguel de la Borda, de unos 65.7 kilómetros de longitud, con una inversión de 42 millones.
La obra beneficiará a 10 mil habitantes de comunidades de la Costa Abajo y generará 368 empleos directos según un comunicado de la Presidencia, a la vez que ayudará a potenciar el atractivo turístico y productivo de la región.
Otro proyecto contemplado para la Costa Abajo es la ayuda al sector agropecuario a través del Plan Agro Solidario, a fin de seguir garantizando la seguridad alimentaria.
Colón es una de las provincias más biodiversas del país, pues cuenta con los tres patrimonios más importantes del mundo (cultural, verde y azul) y los visitantes pueden conocer la autenticidad de cada una de sus costas (Costa Arriba y Costa Abajo), siendo esta última una joya que espera ser explotada turísticamente para potenciar uno de los sectores más importantes del país.