Ciclistas, atletas, patinadores y paseantes de la capital colombiana tienen una cita infaltable desde hace 50 años: la ciclovía de los domingos y festivos,...
- 19/07/2021 00:00
- 19/07/2021 00:00
Javier Alvarado (Santiago de Veraguas 28 de agosto de 1982). Hizo sus estudios en el colegio Panama School y después obtuvo el título de Licenciado en Lengua y Literatura Española por la Universidad de Panamá en 2005. A lo largo de su trayectoria, Alvarado ha acumulado un sin número de reconocimientos: fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía Joven de Panamá Gustavo Batista Cedeño en 2000, 2004, 2007 y 2014. También con el Premio de Poesía Pablo Neruda en 2004 y el Premio de Poesía Stella Sierra en 2007.
Además, es poeta residente por la Fundación Cove Park, Escocia, Reino Unido. Su habilidad y amor por las letras le llevaron a alzarse con el Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán 2011, en la categoría de poesía con el libro Balada sin ovejas para un pastor de huesos.
Su ganas de triunfar y destacarse en este ámbito no cesaron ya que, en 2015, anexó a su lista, el Premio Ricardo Miró de poesía, máximo galardón de las letras en el istmo. En 2017, fue galardonado con el Premio Hispanoamericano de poesía de San Salvador. En 2020, fue premiado junto a Lucía Estrada y el traductor Russel Karrick con The Gabo Prize in Literature in Translations & Multilingual Texts. Recientemente fue reconocido con el Premio Rey David de Poesía Bíblica Iberoamericana en Salamanca, España con su libro Acuérdate de mí cuando estés en tu paraíso.
En una entrevista con La Estrella de Panamá el escritor veragüense habló del desarrollo de su carrera, reconocimientos, su proceso creativo y la literatura en Panamá.
Mi madre me leía cuentos y me cantaba. Mis abuelas me contaban historias de sus ancestros y de nuestro pueblo Ocú. Ese contacto con lo vernacular, con nuestro campo, fue el sustrato; aunado a la sensibilidad con la que naces y con la que te estimulan. Luego mis maestras de primaria y profesores de secundaria y universidad supieron hallar esa veta y motivarme.
Considero que es necesario leer muchísimo. Eso me lo recalcaron poetas como Moravia Ochoa, César Young Núñez, Consuelo Tomás, Giovanna Benedetti y Manuel Orestes Nieto. Quise conocer a otros creadores y escritores por eso visité a muchos; de todos tuve libros y enseñanzas. No me quejo.
Ha sido una noticia hermosa. Desde el momento en que quedé de finalista como único latinoamericano ante ocho poetas españoles y una italiana fue una emoción tremenda. Luego alcanzar la Mención de Honor es un motivo de alegría. Escribir poesía mística es un llamado. Después de leer al venezolano Armando Rojas Guardia y su libro Poemas de Quebrada de la Virgen, el cual me regaló mi querida María Antonieta Flores, algo se adentró en mí y me llevó a escribirle a los milagros de Jesús en la Biblia, dando como resultado este libro que acaba de aparecer en España publicado por la Fundación Fernando Rielo y con una pintura de la artista panameña Mylantia Sierra en la portada. El gran pastor sigue rielando, sigue acompañándome.
Es un honor que aún me cuesta asimilarlo. Contar con un premio con el nombre del rey que cantó para Dios es un privilegio. Es un premio muy prestigioso surgido en Salamanca gracias a Alfredo Pérez Alencart, poeta y profesor universitario y de Jacqueline Alencar, recientemente fallecida, alma y arpa del certamen. Este evento cuenta con el apoyo de escritores, poetas y representantes de varias organizaciones. Además, de un jurado numeroso, catorce personas que tuvieron esa difícil tarea de escoger a un ganador y una mención de honor, que recayó en el chileno Marcelo Gatica. Acuérdate de mí cuando estés en tu paraíso, es un libro de sonetos que toma las palabras de Dimas el Buen Ladrón y recrea escenas, palabras, personajes de la pasión y es ese reconocimiento del pecador, del robo de la vida eterna y de las alabanzas al amado, que es Jesús, que es Dios. El libro será publicado en España y me llena de mucho regocijo.
Los procesos son diferentes y varía el tópico, lugar y tiempo de escritura. Por ejemplo, Carta natal al país de los locos, fue escrito durante un mes en una residencia para artistas en Escocia y trata sobre la historia de mi abuela y de mi madre en Las Minas, provincia de Herrera y mi estadía en el Reino Unido; Viaje solar de un tren hacia la noche de Matachín me tomó un año; tuve que investigar sobre el suceso histórico durante la construcción del ferrocarril transístmico; Cartas arrojadas al Neva fue investigar y ahondar en la vida de la poeta rusa Anna Ajmátova; los dos libros de sonetos El pastor resplandeciente y Acuérdate de mí cuando estés en el paraíso requirieron lecturas de la Biblia, observé videos recreando aquellos momentos para trasladarme sensorialmente a esas vivencias de algún modo y después vino un período de revisión de los textos.
Me pueden inspirar sucesos personales, colectivos, realidades sociales, personajes, la historia. Hay variedad de temas para la poesía.
Quisiera hablar de la entrega y del trabajo. Eso se tiene que dar desde el inicio, debe continuar y seguir si uno se va a dedicar a la literatura. Es un compromiso muy serio, no es para alcanzar fama: hay que ser muy responsable con el oficio. No es improvisar y pretender escribir sin lecturas. Cada premio me insta a seguir trabajando más. Opto por los concursos para poder publicar, ya que por mis medios, sería muy difícil.
Tenemos grandes maestros vivos entre nosotros de diversas generaciones y géneros.
Existen certámenes en diversos géneros donde se puede postular para premios que tienen implícitos la publicación, tanto a nivel local como internacional. La calidad y la entrega literaria pueden potenciar posibilidades.
De mi generación (nacidos en la década del 80) expreso mi respeto a la poesía de Magdalena Camargo, a la de Agenor Prieto Machado que vive en España, a la poesía y al teatro (escrito y dirigido) de Jhavier Romero Hernández. Cada autor, cada generación tiene sus procesos. Hay otros jóvenes escribiendo. Ya lo dijo el gran Nicanor Parra:
“Jóvenes, escriban lo que quieran,en el estilo que les parezca mejor.
Ha pasado demasiada sangre bajo los puentes para seguir creyendo -creo yo- que solo se puede seguir un camino: en poesía se permite todo”.
Se permite todo, con calidad, eso sí.
Me gustaría que alguno de mis poemas fuera canción o escribir una letra de una canción. Además, deseo ver obras reunidas, completas o antologías de poetas que admiro y respeto de otras generaciones.
Es innegable que se deja una obra poética y literaria, que se lea y se recuerde eso sería hermoso.
Creer en lo que se siente y quieras llegar a ser: trabajar con perseverancia. Hace unos años era un estudiante de secundaria (Panama School) cuyos compañeros de clase sabían que le gustaba la poesía y que decía que deseaba ser escritor; ellos respetaban mi decisión y sonreían y hoy día cuento con algunos libros y sigo trabajando con rigurosidad. Hoy todos ellos recuerdan esa etapa y al igual que ellos, yo palpé y supe de sus sueños y aspiraciones y lo han logrado. Dios lo ha hecho posible y a él también le canto.