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- 03/07/2021 00:00
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“Cuida tus pensamientos que se convierten en palabras. Cuida tus palabras que se convierten en acciones. Cuida tus acciones que se convierten en costumbre. Cuida tus costumbres que se convierten en tu destino”, antiguo proverbio. Hoy te comparto una mirada desde la programación neuro ligüística que dice y estudia cómo se relacionan estas áreas para construir nuestro comportamiento:
P. Programación: nuestro comportamiento se debe a un software mental elaborado a partir de filtros de historia personal. Cultura, momentos históricos, experiencias y aprendizajes conscientes e inconscientes. N. Neuro: el sistema nervioso procesa la información de los órganos de los sentidos (visual, auditivo, kinestésico o fativo y gustativo) vinculándolos a sensaciones, emociones y procesos internos. L. Lingüística: mediante el lenguaje codificamos, ordenamos y damos significado a las representaciones provenientes de los sistemas neuronales.
Y a este tema hoy le sumo la energía a través de la cual emitimos esas palabras, ya que cada palabra que hablamos tiene vida propia, una firma vibratoria que crea ondas en la expansión del universo.
Cuando hablamos o escribimos, usamos los vehículos de las palabras para llevar significado, así como energía, de nosotros mismos a otra persona o grupo de personas. Puede que estemos hablando con nuestro hijo, nuestro jefe o con una audiencia.
O tal vez estamos escribiendo un correo electrónico, una carta o un 'posteo'. En cualquier caso, cada palabra que hablamos o escribimos tiene vida propia, una firma vibratoria que crea ondas de la misma manera que una nota musical crea ondas.
Y como las notas musicales, nuestras palabras viven en comunidades de otras palabras y cambian en relación con las palabras que las rodean. Cuando somos conscientes de la energía detrás de nuestras palabras, nos volvemos capaces de hacer música hermosa en el mundo. Si no somos conscientes del poder de las palabras, corremos el riesgo de crear una perturbación ruidosa.
Algunos de nosotros sabemos esto instintivamente, mientras que otros llegan a comprenderlo lentamente. La mayoría de nosotros, sin embargo, hablamos sin pensar al menos una parte del tiempo, dejando escapar nuestros sentimientos y pensamientos sin prestar mucha atención a las palabras que elegimos para expresarlos. Cuando nos recordamos a nosotros mismos que nuestras palabras tienen un impacto en el mundo a nivel de energía, podemos encontrar dentro de nosotros el deseo de ser más conscientes de nuestro uso del lenguaje.
Una forma divertida de aumentar nuestra sensibilidad al poder de las palabras es simplemente hacer una lista de nuestras palabras favoritas y notar la energía que contienen. Así de importante es tomar nota de las palabras que repetimos en forma automática y detectar qué sentimos ante cada una. Cuando me hablo en forma negativa, qué sucede en mi cuerpo. Imagina qué sucederá en el de una persona a la cual le envío esa palabra entonces.
A medida que nos sentimos más cómodos y seguros al tocar el instrumento del lenguaje, comenzaremos a componer mejores mensajes, creando energía positiva cada vez que escribimos o hablamos. Esa vibración que emanas, es la que regresará. Comienza con algunas pequeñas acciones, haz la prueba, luego me cuentas si se siente más liviano.