Ciclistas, atletas, patinadores y paseantes de la capital colombiana tienen una cita infaltable desde hace 50 años: la ciclovía de los domingos y festivos,...
En un paradisíaco rincón de Pedasí, una mirada a la técnica de Jesús Soler
- 18/08/2020 00:00
- 18/08/2020 00:00
A cuatro horas de la ciudad capital se encuentra el hermoso y pintoresco pueblo de Pedasí, de los pocos que aún conservan sus típicas y coloridas casas coloniales, de techos de tejas con amplios porches que se arropan con la fresca brisa playera.
Un pueblo que en los últimos años se ha convertido en uno de los sitios de la región de Azuero más visitados por artistas, deportistas, y hasta miembros de la realeza, donde algunos inclusive han adquirido propiedades.
Gracias a The Corner Pedasí logramos una entrevista con el pintor español Jesús Soler, creador de las famosas obras, Los niños-hombres de la guerra, Lágrimas de sangre, Con niños, Dogón y María Luisa de Parma, entre otros cientos de pinturas.
Una de las exclusivas playas del distrito de Pedasí, con una espectacular vista al océano Pacífico, rodeada del verdor de la naturaleza junto al sonido del mar, hacen la combinación perfecta para la inspiración y la autenticidad que el famoso artista Jesús Soler logra en cada una de sus pinturas.
Las pinceladas violentas y el contraste explosivo de los colores de las obras no solo te cautivan, sino que te llevan a escudriñar la inspiración del artista. Con mirarlas desde cualquier ángulo, a simple vista se nota la originalidad, el trabajo, la fuerza y la pasión del pintor.
Los diversos productos y materiales que utiliza en su técnica, se mezclan con la imaginación del artista y te incitan a conocer profundamente el misterio que hay detrás de cada una de sus pinturas en lienzo, madera, o en hierro.
En la entrada de su residencia, sitio de inspiración de Soler, te recibe una obra neoexpresionista trabajada en hierro, con diversos y fuertes colores, que llaman inmediatamente la atención del visitante. Su técnica te ofrece no solo utilizar el sentido de la vista, sino también el tacto.
Nos cuenta que utiliza una plancha normal de hierro que oxida con diversos productos químicos.
Su técnica, que es propia, es un trabajo que lleva mucho tiempo. Pinta, oxida, raspa y nuevamente pinta y oxida.
En el proceso de oxidación vuelve a pintar el cuadro neoexprecionista que raspa y barniza. Cuando ya casi la da por terminada, la vuelve a barnizar y entonces la finaliza, esto es lo que el artista denomina “procesos”.
Mientras nos mostraba la gran variedad de obras, le pregunté cuánto tiempo dedicaba en crearlas, y su respuesta fue una frase de Pablo Picasso: “Cuando llegue la musa, que me encuentre trabajando”.
Soler tiene una disciplina que cumple fielmente, “me levanto a las 5:30 de la madrugada y a las 7:00 de la mañana me pongo a trabajar, hasta las 7:00 de la noche”, comentó.
“No soy como algunos pintores, que dicen tengo la musa, pinto media hora y ya terminé; yo no soy así, no estoy en esa línea. Soy artesano y tengo oficio. Algunas veces con más inspiración y otras con menos”, exclamó.
El neoexpresionismo es un movimiento pictórico que surgió a finales de los años 60 y principios de los 70 en Alemania, luego se extendió por el resto de Europa y Estados Unidos; hoy incluye artistas de todas partes del mundo.
Sin embargo, la técnica neoexpresionista de Soler es exclusivamente de él, la trabaja con rollos enteros de láminas de hierro.
Nos comentó que como un pintor internacional, emplea distintas técnicas y no solo trabaja con el hierro, sino también en lienzos y madera, pero todo es neoexpresionismo.
Sus obras se han expuesto en diferentes países de Europa y provincias de España. Además de Estados Unidos, Ecuador y en Panamá. En este último expuso en la primera Feria de Artesanía y Cultura de Pedasí 2019.
El pintor usa láminas galvanizadas y su proceso consiste en pintar y raspar mucho, para después tener una fase de oxidación química.
Nos explicó que poco a poco, según los colores que utiliza, hay unos niveles de oxidación y cuando cree que está listo según lo que él desea transmitir, lo deja ahí. Luego trabaja el secado.
Posteriormente barniza y sobre ese fondo trabaja el neoexpresionismo puro. Cuando casi lo da por terminado, nuevamente vuelve a raspar, hasta que vea en su momento que se forman distintos planos por el fondo de la oxidación. Entonces, lo que hace es volver a barnizar y es cuando ya lo da por terminado.
Sin embargo, a veces ese volver a barnizar conlleva dos o tres raspados nuevamente, porque puede ser que no esté contento como haya salido, es decir que es un proceso muy largo.
El artista empezó la carrera de arquitectura, pero como no era muy bueno dibujando, decidió tomar clases particulares con un pintor, y es ahí donde su profesor descubre su talento y le dice... “Jesús, te esfuerzas para ser un gran arquitecto, pero te estás equivocando, tú eres un gran pintor”.
Su primera exposición de pintura fue en Barcelona a la corta edad de 18 años, hoy cuenta con 46 años de exitosa carrera.
En tono sencillo y humilde dijo: “El arte es la obra realizada, no el personaje”.
Soler vive entre España y Panamá, llegó a este país hace más de 30 años y se enamoró de Pedasí, y es aquí donde instaló su taller.
Ha creado aproximadamente 3,600 obras y es Pedasí su sitio de inspiración. En algunas ocasiones trabaja en Quito, pero su base está aquí en este hermoso distrito, porque ama sus playas, su colorido y su naturaleza.
A Soler le gusta dar a la sociedad, por la satisfacción que ha tenido en su vida, por eso ayuda a los niños enfermos.
Jesús Miguel Soler Rodríguez nació en Monzón (Huesca), España.
Entre otros méritos, tiene el premio Nacional de las Artes Alfonso IV.
Es miembro de la Academia de Artes y Letras de Portugal, del Instituto Preste Joao de Etiopía, de la Academia Portuguesa Ex-Libris y doctor honoris causa de Bellas Artes por la Universidad de Sao Paulo.