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- 05/05/2019 02:03
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‘Mi papá y mi mamá nacieron en los territorios de la Zona del Canal en lugares que aún no he podido precisar, pero de lo que sí estoy seguro es que llegaron —como muchas personas— atraídos por las obras del ferrocarril a mediados del siglo XIX... ...el pueblo de Paja, donde nací, bautizado después como Nuevo Emperador, tiene su origen en esos tiempos del ferrocarril.'.
Brilla en los ojos de Carlos ‘Cao' Rodríguez un viso de nostalgia, al hurgar con mis preguntas la memoria por esas historias no contadas. Estos relatos son parte de su vida. Mientras él, con ojos amorosos, está muy pendiente de María Rosa, su compañera de toda la vida. Transcurre la tarde y sopla por el balcón de casa, una brisa que refresca la memoria y atiza el fuego de estas historias que están a punto de encenderse.
‘Mi abuelo Ezequiel llegó de San Francisco de la Montaña con la abuela Micaela... ...el poblado se originó de los caseríos que se organizaron alrededor del proyecto del tren a mediados del siglo XIX. El ferrocarril atrajo muchas gentes. Mi abuelo Serafín Bethancourt, con mi otra abuela llegó de Colombia... Tengo 84 años y nací en el año de mil novecientos treinta y cuatro, antes de la guerra; de allí no recuerdo mucho más', relata.
La arquitectura de madera, relacionada con la construcción del Canal de Panamá parece estar dispersa en la memoria y el territorio. La historia de los nuevos poblados creados por la expulsión de la población que una vez vivió dentro de los límites de la Zona del Canal y en algunos otros casos por la inundación del valle del río Chagres —a principios del siglo XX— está aún por contar. Suena en la referencia el prefijo de nuevo pueblo y nueva tierra; así se recuerdan estos pueblos.
Descripciones de algunos observadores y viajeros de esos tiempos, documentan que no se podía andar una milla por la línea de ferrocarril sin encontrar un poblado. Nombres como Gatún, Bohío, Gorgona, Frijoles, Matachín, Tabernilla, Bas Obispo, Tiger Hill, Lion Hill, Ahorca Lagarto, Barbacoas, Cruces, Santa Cruz, Cruz de Juan Gallego, San Pablo, Bailamonos, Buena Vista, Monte Lirio, Caimito, Mamey , Peñas Blancas, Juan Grande, son todos parte de una memoria olvidada.
El Emperador de los tiempos del Canal Norteamericano era el gran asentamiento de talleres que funcionaba principalmente para reparar las palas mecánicas o de vapor utilizadas en las excavaciones del Corte de Culebra. Emperador fue base para la División de Ingenieros y sede de la oficina principal y parada obligada de viajeros durante la Fiebre de Oro, en los tiempos del ferrocarril. Su fundación va más allá del tren, evocando su nombre, al imperio que una vez dominó hasta estas tierras.
Para el año de 1912 el censo de la Zona del Canal registró un número de 62,810 habitantes. Para entonces, las autoridades de Estados Unidos tomaron la decisión de eliminar los ‘pueblos nativos' y, con ellos, el comercio y la propiedad privada en la Zona del Canal. Ese año, el Presidente Taft decretó que todas las tierras de la zona, ocupada por estos pueblos eran necesarias para el Canal y ordena la expulsión de 40 mil personas. Comienza el despoblamiento de la Zona del Canal en un proceso que aún no hemos reconstruido.
El censo del año de 1908 reportó 5,139 habitantes entre 1,659 blancos, 3,388 negros (categoría que incluye mulatos e indígenas), y 92 de raza amarilla (chinos, japoneses y filipinos). De esta manera termina la historia de unos pueblos y comienza la de otros.
‘Cao' es descendiente directo de los habitantes de uno de esos pueblos nacientes. Creció en Nuevo Emperador y se educó en la escuela del pueblo para luego salir a terminar su formación en ciudad de Panamá en la Escuela Artes y Oficios. Se marcha a Buenos Aires, y regresa con formación de ingeniero eléctrico. Nuevo Emperador sigue sin energía eléctrica. Cao recuerda a las gentes del pueblo, sus vecinos y amigos.
‘...un grupo importante fue el de los españoles, era el más numeroso, chinos habían bastantes. Llegaron después de la mortandad de Matachin. También hubo otros chinos, como las hermanas Yip, que llegaron del Perú. Los antillanos eran los menos. Mr. Pack es el único que recuerdo, quien decía venir de Trinidad. Por unos años yo viví en ciudad de Panamá en la casa de Clotilde Chin, descendiente de esos que murieron en el pueblo; aún vive una de sus hermanas… ...Chino Azúcar vendía lotería clandestina y Emilio tenía un camión para transportar las naranjas'.
Las crónicas describen los pueblos de ‘la línea', incluido Emperador, como asentamientos formales de casas y calles; de comercio activo, con imprentas, servicios de abogados, escuelas, cantinas, tiendas de abarrotes, mercados y por supuesto cementerios.
Nuevo Emperador se organiza para el año de 1910, en el Corregimiento y distrito de Arraiján con el antiguo nombre de Paja. Hoy algunas de sus casas tratan de contar una historia poco conocida por investigadores y lejos del conocimiento general. Poca información hay que permita entender su origen, comprender su presencia y más desafiante aún, garantizar su permanencia. ¿Por qué están esas casas allí? ¿Quiénes las construyeron? ¿Cómo fueron construidas? ¿Por qué siguen en pie?
‘Nosotros vivíamos en una casa de pilotes, de madera, seguro de esos pueblos que se perdieron… las vendieron a tres y cinco dólares, sin planos. La casa más grande de Nuevo Emperador, que aún se conserva en pie, es la de Manolo Schmidt alemán de ascendencia puertorriqueño, él se casó con la maestra Lorenza Yip, china proveniente del Perú; la casa sigue igualita… Lorenza tenía una hermana, Julia Yip , enfermera del pueblo, que se casó con Paco Pérez y que vivían en la casa vecina. La casa de Lorenza y Paco no era tan prominente como la de su cuñado. Recuerdo a Paco como empedernido jugador de naipes. Esa casa la perdió la casa varias veces, pero como tenía un salario de las bases militares, pudo recuperarla siempre', recuerda ‘Cao'
Edilia Camargo en su obra De Maquenque a Carabalí por Emperador , documenta que las personas que se asentaron allí estaban vinculadas a la agricultura principalmente. Los primeros habitantes de Nuevo Emperador eran agricultores dedicados a la siembra de yucas, plátanos y otros cultivos perennes. Concesiones fueron otorgadas por los administradores del Canal en tierras de la ribera oeste del Canal para ser utilizadas para la siembra. No más de cincuenta hectáreas fueron asignadas por familia a razón de del pago de una suma de cinco dólares anuales por cada hectárea. La concesión incluyó además, material de segunda mano proveniente de los edificios demolidos, sujeto a disposiciones especiales de peso y de volumen. Los materiales de las antiguas casas de Emperador fueron concesionadas a los nuevos habitantes reasentados de aquellos pueblos expulsados.
Se compraron las casas desmontadas en tablones y se volvieron a montar de memoria. Nos cuenta Edilia. 'La nuestra fue una iglesia protestante con dos de sus largas bancas que conservábamos en la veranda. Se montaron al ojo e ingenio de los compradores. Hasta pilotes como si estuviéramos al borde del lago Gatún o Pedro Miguel. Las puertas de madera machimbradas resistieron todas las guerras incluyendo el comején y polilla. Le supliqué a mi abuelo que no la tumbara. Por otras razones no lo logré'.
Testimonios relatan por qué estas casas de madera, techo de cinc y sabor caribeño están y siguen en Nuevo Emperador. Es probable que la tipología de estas casas evoque —bajo el imaginario de los antiguos habitantes de los pueblos desmantelados- — la idea de una ciudad y un espacio que dejó de existir. Cao nos afirmó que las casas eran vendidas sin planos por lo que la tarea de volverlas a armar fue un desafío.
Son estas casas de madera de Emperador —testigos mudos de un tiempo difuso— con ribetes culturales, territoriales y administrativos aun por descubrir, documentar y valorar.
El trazo y proceso de poblamiento y despoblamiento de la historia de los antiguos pueblos de la ribera del Canal o de los quedaron sumergidos bajo aguas del lago Gatún, presenta un desafío sugerente.
Historias de gentes y territorios; de ciudades y pueblos. Historia aún por develar, compartir y finalmente entender, como parte de nuestra historia del Canal.
‘Las crónicas describen los pueblos de ‘la línea', incluido Emperador, como asentamientos formales de casas y calles; de comercio activo, con imprentas, servicios de abogados, escuelas, cantinas, tiendas de abarrotes, y por supuesto cementerios'.