Yigo Sugasti, un rebelde con causa

Este es parte de un camino en el que, poco a poco, ha ido retomando la producción musical de sus propias canciones desde el 2022 con el proyecto ‘Unos acordes más’ en los que desveló las canciones: ‘Qué Rico’ junto a la agrupación chilena Juanafé y ‘No puedo dejar de amarte’, una versión con cuerdas de orquesta, corno y contrabajo del emblemático tema interpretado por Antonio ‘Toñito’ Vargas Acosta.

Este último tema -realizado en conjunto con Sergio Cortés- buscó rendirle un homenaje tanto a Vargas Acosta como a su padre, el compositor y productor discográfico Rodrigo Escobar Tamayo.

En conversación con La Estrella de Panamá, dijo ser creyente del poder de la música en vivo y su papel en la conexión con el público.

“Aunque en teoría la inmediatez del mundo digital, nos permite llegar a muchas partes, no hay mejor promoción para una canción que un show en vivo. Siendo un artista que llevó 20 años ininterrumpidos en los escenarios, siempre he creído en esa comunión que puede tener la canción con el público realizada en directo”, expresó.

Sugasti manifestó su entusiasmo en presentar las nuevas producciones en sociedad y frente al público. No solo en grabaciones que perdurarán en el tiempo, sino en las presentaciones en directo con las que se termina de dar vida a las canciones.

“Para mí, la canción que no se toca en vivo está dormida. La canción es una idea inmaterial y solamente a la hora de ser interpretada y reproducida podemos hacer que esa canción impacte. Como cantautor, tengo la responsabilidad de darle ritmo y vida a estas canciones que algunas de ellas son nuevas. Por otro lado, las canciones no tienen fecha de cumpleaños y son atemporales”, agregó.

Es así que los asistentes del concierto fueron testigos de un viaje de su trayectoria creativa de 20 años repleto de canciones originales e inéditas. Temas como ‘Corazón de condominio’, ‘Aquí en la selva’, ‘De mí no sabes nada’, ‘Apostamos a ganar’ y ‘Trance’, entre otras, estuvieron entre los preferidos del público.

Este concierto con el que le dio el pistoletazo de salida a una gira que previsiblemente lo llevará a distintos puntos del país, también es una excusa para promocionar la cerveza artesanal ‘Vampiro Abstemio’, una oda a ese tema de una de las agrupaciones a las que perteneció, Peso Neto.

Desde temprana edad, Yigo Sugasti siempre supo que se quería dedicar a la música. Desde sus inicios en el rock panameño, Rodrigo Escobar hijo decidió adoptar el nombre artístico de Yigo Sugasti. ‘Yigo’ es el diminutivo de Rodrigo y Sugasti es su apellido materno. Un nombre que decidió adoptar cuando fue vocalistas de la banda Peso Neto, y que a día de hoy defiende con mucho orgullo.

“Si me iba a lanzar como artista y me iba a llamar como mi padre, que ya era una gran figura en la música panameña, pues no tenía sentido. La rebeldía y el orgullo del joven Yigo en esa época me llevó a querer ganarme mi sitio por mis propios fueros, por lo que creé este seudónimo. Siguiendo el mismo concepto de mi padre de honrar a su madre, yo también decidí hacer lo mismo para darme un nombre artístico”, dijo.

Sugasti, igualmente, aclaró que ese nombre artístico no tenía nada que ver con alguna afrenta que pudiera haber en torno a su progenitor.

“Al principio, él no lo entendió, pero después creo que lo vio con claridad. Lo llegamos a conversar en alguna ocasión antes de su muerte por el año 1998, y creo que el entendió que yo quería ganarme mi lugar con mi nombre, porque es muy difícil llamarte igual que tu padre y, al mismo tiempo, buscarte tu propio lugar”, relató.

El cantante y compositor formó parte de esa escena naciente del rock nacional, que se encontraba en plena ebullición en los años 1980. Sugasti formó parte de la denominada Generación del 86, de la que además de Peso Neto surgieron otras bandas como Alpha Crucis, Cuarzo, Los Tímidos y Océano. En un contexto social y político convulso marcado por el último año de la dictadura militar, Peso Neto alcanza el éxito con su primer álbum con el que se dan a conocer ante las emisoras de radio y los canales de televisión.

Llegada la invasión estadounidense a Panamá en 1989, decide emigrar meses después a Monterrey, al norte de México. Allí forma parte de lo que se conoce como la movida regia del rock mexicano, teniendo la experiencia de tocar junto con los músicos de las bandas emblemáticas de la época como Plastilina Mosh, Machete, Jumbo.

Sugasti formó parte de Acardienses, una banda de culto del rock underground de Nuevo León, que encendió la movida en esa localidad y que puso bajo la lupa a los grupos de rock que hacían música en el interior de México y que no recibían la atención de aquellas discográficas que no vieran más allá del Distrito Federal.

El músico decide regresar a Panamá en 1997 y se integra en la disquera Kiwi Records y lanza el disco solista ‘La Ruta Crítica del Viaje’. De ese disco provino ‘Corazón de condominio’, que se volvió una de las canciones más sonadas del año 1999 en los hit parade de más de diez estaciones radiales del país. Posterior a ello, se da cuenta que tenía dos opciones: o seguía su carrera afuera del país o se dedicaba a potenciar a los artistas panameños para que resaltaran en el panorama musical.

Al final, se decidió por lo segundo y creó en 2003, el movimiento Tocando Madera para descubrir y reclutar el talento de los cantautores. En 2011, Tocando Madera se convierte en una fundación para potenciar el desarrollo de la música de autor a nivel nacional. No es hasta el 2023 que después de 20 años retoma su carrera musical sacando de a poco nuevas canciones.

Su trabajo y su experiencia en la gestión cultural llama la atención del entonces ministro de Cultura Carlos Aguilar, quien en 2021 llama a Sugasti para que se sume al equipo de trabajo del ministerio. Hoy en día, lleva más de tres años laborando en la Dirección de Economía Creativa en la que ve el potencial económico de las industrias culturales y creativas.

“Cuando la vida a mí me da la oportunidad de ser parte de la primera generación fundadora del Ministerio de Cultura, por supuesto que no lo pensé. Pienso que Panamá tiene mucho que darle al mundo y todavía tenemos una deuda histórica con los gremios creativos y culturales en la que el ministerio está dando pasos firmes para ir subsanando esto e ir acompañando los procesos de crecimiento cultural del país”, aseguró.