Una familia disfuncional y divertida se reúne en ‘La Herencia del Tío’

Actualizado
  • 26/06/2024 23:00
Creado
  • 26/06/2024 16:06
La cinta polaca ha causado sensación dentro del catálogo de Netflix. Dirigida por Sylwester Jakimow, una familia se enfrenta a la cruel realidad del desdén y la codicia tras la muerte de un pariente con una gran fortuna

A un lado Knives Out, hay un nuevo ‘whodunnit’ en la ciudad y vino desde Polonia. El director Sylwester Jakimow traza con ingenio y humor negro una trama basada en la capacidad humana de arraigarse a lo material, el desdén y la codicia, así como el instinto de protección, supervivencia y resiliencia.

La herencia del tío (‘Spadek’ en su idioma original) es un ejemplo de un ‘whodunnit’ parecido a una partida familiar del juego Clue, en donde hay un cadáver y una multitud de personas en una misma casa donde ahora todos son sospechosos de asesinato. Su elemento diferenciador es la forma de entrelazar a todos los personajes con humor, datos inesperados y secretos que se revelan a cada minuto.

Protagonizada por Maciej Stuhr, Gabriela Muskala, Franek Slominski, Jozefina Karnkowska, Agata Buzek, Dorota Kolak, Krzysztof Kowalewski, entre otros, la cinta se encuentra en el top 10 de películas más vistas en la plataforma de Netflix esta semana y nos dispusimos a verla para conocer su atractivo.

En general, la película no trae un esquema original, sino que sigue el formato de otras antes de ella, con un asesinato, personajes interesados en lo que les conviene y una serie de complicaciones hasta que llega el clímax esperado y la conclusión.

En medio de todo existe el humor, a veces ácido mezclado con un humor negro y un narrador que aparece y desaparece creando un sentido de cuarta pared que no termina de formarse como debería. En la trama, el gran inventor y host de juegos, Stefan —mejor conocido como tío Wladyslaw (Jan Peszek)— muere súbitamente en la cocina de su mansión mientras preparaba una serie de juegos con los que atormentar a su distanciada familia para que ganaran la herencia en su testamento.

Esto se acelera con su muerte y con la ayuda de su carismático mayordomo, los juegos son lo único que podrá salvarlos de la intrusión de dos nuevos antagonistas. Secretos son revelados y la unión familiar es forzada hasta que se convierte en un flujo natural y genuino frente a las cámaras.

El buen manejo de las transiciones de escenas, edición y música son elementos que hacen más disfrutable la trama, ya que no hay un solo momento de paro, sino que siguen en los rieles de un tren de entretenimiento durante una hora y media.

De igual forma, los colores de la mansión, vestuarios, elementos de arte y decoración hacen atractivo cada parte de los sets de la cinta. Si bien la cinta no puede compararse con aquellas que han sido producidas en Hollywood, no se le debe considerar menos que aquellas, ya que mantiene una esencia única y sabe manejar los altos y bajos de su ritmo sin llegar a ser tediosa o aburrida.

La cinta utilizó locaciones en Varsovia y £ódŸ. En Varsovia, la película incluyó lugares como el Casco Antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y lugares emblemáticos como el Castillo Real y el Palacio de Wilanów. Estos lugares aportaron profundidad histórica y arquitectónica a la película.

Mientras que, en £ódŸ, el rodaje se llevó a cabo en una mansión histórica conocida por su carpintería de color granate y su encanto del siglo XIX. Esta mansión proporcionó el elegante entorno que se ve en la película y es un ejemplo notable del patrimonio arquitectónico de la ciudad.

Para quienes disfrutan de una cinta de intriga y misterio con humor repartido, La herencia del tío es una buena experiencia, ya que contiene suficientes giros en su trama para mantenernos pendientes de lo que los personajes piensan y hacen, mientras como audiencia generamos nuestras propias teorías.

En la familia hay dos adolescentes, Henryk y Joszie, quienes hay que destacar como los personajes que logran dar sentido a muchos huecos en el guion —escrito por Lukasz Sychowicz— que se presentan a lo largo de la cinta. Y es que Jakimow no nos entrega una obra maestra en comedia, ni pretende volver a inventar la rueda, sino que nos da una historia de resiliencia familiar y comedia para disfrutar una tarde con una buena trama.

Para cuando los personajes se enfrentan a los juegos que el tío ha dejado, deben aprender a trabajar en equipo y se dan cuenta que no se conocen tanto como habían pensado. Los juegos son una mezcla de una feria de diversiones como algunos estratégicos de una sala de escape, lo que requiere de los personajes una entrega y concentración plena, arraigada por un sentido de pánico y temor en cada uno en una situación en la que la vida puede perderse en cualquier segundo.

Alucinógenos y disparos se hacen presentes para la porción de acción de la cinta y es cuando los personajes se dan cuenta que les queda poco tiempo para resolver los acertijos y dar con el culpable de la muerte del tío. En un último giro de trama —acompañado por narraciones que desestiman el lema de “muestra, no cuentes”—, el tío se aparece en forma digital para dejar en claro que han terminado los juegos y han conseguido ser más unidos, pero sus patentes que son valoradas en mucho dinero siguen siendo un misterio.

Si bien La herencia del tío no es una superación del género de misterio, es un intento de crear una trama basada en algo distinto, pero con una ejecución un tanto distraída y convulsionada que busca mostrar distintos planes convergiendo al mismo tiempo, pero solo logra crear un bullicio visual amparado por la buena actuación de algunos personajes. Aún así, es una historia universal que puede disfrutarse en Netflix.

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