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- 22/12/2022 00:00
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Con sentimientos encontrados, pensando en la distancia que ahora los separaría, y lágrimas de alegría en los ojos al enterarse de la noticia, la abuela de Daniel Batista simplemente le dijo: “Esto es lo tuyo”.
El chico de 20 años, oriundo del barrio El Chorrillo, ahora tiene la oportunidad de escalar aún más alto para lograr su sueño.
Fue seleccionado entre 120 bailarines contemporáneos de América Latina especializados en danza abierta para estudiar en el Programa Formativo Danza Abierta en Costa Rica.
Actualmente baila para Gramo Danse, fundación donde se formó durante ocho años en el programa de danza aérea con una beca.
Su más grande anhelo es vivir del baile y más adelante compartir su talento con aquellos, que, como él, vienen de “abajo”.
“Por mucho que me gustaría ser bailarín profesional, también quisiera formar con mi talento a niños, jóvenes y adultos. No solo enseñarles coreografías que presentar (al público), sino mostrarles sus dones y habilidades como bailarines”, comentó el joven a La Estrella de Panamá.
La historia entre Daniel y la danza contemporánea tiene su inicio en el Teatro Nacional, donde tuvo la oportunidad de ver por primera vez una función teatral, cuando él todavía era un niño.
Supo que quería bailar desde los cinco años, sin embargo, poco después empezó a practicar gimnasia. Pero fue cuando se cruzó con sus actuales maestras de Gramo Danse que tomó la decisión de convertirse en bailarín.
Aunque la danza contemporánea no fue precisamente su primera opción, Daniel cree que la pasión por el baile es algo que lleva en su ADN: su abuela y familia por parte de papá se dedicaron a bailar en su juventud; su mamá era gimnasta, y su propia hermana perteneció al programa de danza aérea de Gramo Danse.
“Al principio no estaba enfocado en la danza, sino en la gimnasia, pero cuando presencié el show en el teatro dije: 'Mamá, yo quiero eso'. Me gustó el espectáculo, cómo se movían, la puesta en escena, las luces... Esas cosas fueron las que me impulsaron hacia el baile”, confesó a este medio.
Por otro lado, sus profesoras siempre estuvieron conscientes del talento de Daniel.
Cuando llegó al programa de danza aérea pasó por muchos grupos hasta encontrar el indicado para él, y siempre demostró un gran compromiso y destrezas.
“Daniel tiene habilidades bastante extraordinarias. La primera es el talento de captar las cosas súper rápido, y la segunda es que es aplicado. Porque hay alumnos que aprenden rápido, pero no tienen la disciplina para perfeccionar lo que se les enseña, y Daniel tiene la capacidad de hacer ambas”, señaló a La Estrella de Panamá Nereyda Rey, directora del programa Danzárea de la Fundación Gramo Danse.
En Danzárea, Daniel no solo tuvo la oportunidad de desarrollarse como bailarín, también contó con el apoyo psicológico y académico que tienen todos los chicos que entran al programa para no descuidar otros aspectos de sus vidas ajenos a la danza.
Pero para Daniel no todo fue tan fácil. Al principio hubo momentos en que no podía asistir a las clases en la fundación debido a situaciones personales.
Además, en la escuela sufría de acoso por parte de sus compañeros debido a su sueño de ser bailarín, y los rasgos de su vestimenta y su expresión corporal.
Esa situación lo llevó a tomar la decisión de dejar los estudios de manera temporal y dedicarse completamente al programa de la fundación, lo que en un inicio causó decepción en sus familiares cercanos porque siempre fue un alumno sobresaliente, pero Daniel sentía que el ambiente no lo dejaba avanzar.
Pero esto no fue impedimento para que Daniel dejara de brillar a su manera, teniendo siempre el baile en el centro de su vida. “La danza me dice que puedo ser libre. No tengo un límite”.
Fue su familia, sus amigos e instructores de la fundación quienes lo apoyaron para poder seguir adelante.
Daniel logró superar el abuso que padeció por parte de sus compañeros, terminó la secundaria, lo que le permitirá continuar hacia sus metas.
Él espera crecer aún más como bailarín en Costa Rica, donde saldrá con una vasta experiencia escénica para poder llegar a la cima de sus anhelos.
Con su nuevo logro, Daniel volvió a enorgullecer a su familia, pero cuenta con escasos recursos para poder seguir avanzando hasta su sueño de convertirse en bailarín profesional.
Por esta razón, Gramo Danse ha organizado un evento de crowdfunding para ayudar a Daniel a llegar a Danza Abierta, que inicia a mediados de enero.
Con los fondos recaudados se cubrirán los gastos de colegiatura, vivienda y alimentación de su primer año de formación como profesional de la danza.
Para ayudarlo, las donaciones pueden hacerse llegar a la cuenta corriente de Banco General número 03-43-01-116545-2 de la Fundación Gramo Danse o al yappy de la fundación, @fundaciongramodanse.