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- 24/10/2024 00:00
- 23/10/2024 17:31
En cada temporada spooky las cintas llegan con ambición para tomar el título como la favorita de las audiencias, y este año películas como De noche con el diablo, El asesino del juego de citas, La sustancia y Smile 2 se enfrentan entre sí para lograr capturar y asustar a los cinéfilos.
La secuela de Smile (2022) de Parker Finn, llega a cines esta semana, con Naomi Scott (Aladín, Lemonade Mouth) a la cabeza interpretando a una cantante pop llamada Skye Riley, a punto de retomar su tour de regreso después de que una crisis por abuso de drogas y alcohol le llevara a un accidente automovilístico que provocó un ataque de pánico público. Scott enfrenta los demonios psicológicos con los que Finn juega a través de la trama, siendo llevada desde su realidad a la macabra dimensión en la que una sonrisa puede significar la muerte.
La película aborda ideas sobre la adicción y la dependencia, el estrellato, la soledad y la pérdida de control que conlleva estar encadenado a tu trabajo. Skye vive presionada a mantener una sonrisa, alentar a sus fanáticos, mantener la compostura en todo momento y dar un espectáculo digno de una estrella; sin embargo, su estabilidad emocional pende de un hilo y cuando una entidad malvada toma control de sus sentidos, el camino a la normalidad desaparece.
En su primera entrega, Finn exploró la vida de una simple psicóloga (interpretada por Sosie Bacon) y cómo la presencia de una sonrisa extraña logró destruir su vida, dejando ver las críticas al estigma de la atención a los traumas y la salud mental. La maldición no ha cambiado: sus portadores siguen sufriendo crisis mentales espontáneas y se suicidan poco después de ver morir a otra persona. No hay forma de convencer a los demás de que estos colapsos mentales son en realidad causados por una entidad demoníaca que deforma el cerebro de sus víctimas, modificando su percepción del tiempo y la realidad y provocando alucinaciones de personas con sonrisas espeluznantes.
Mientras que Finn lleva a Scott y sus demás compañeros en un viaje psicológico y terrorífico –con suficientes jumpscares para satisfacer –, Anna Kendrick (Pitch Perfect), hace su debut directoral con El asesino de los juegos de citas (“Woman of the Hour”, en su idioma original), junto al guionista Ian McDonald. La película está inspirada en la historia real de cómo el violador y asesino en serie Rodney Alcalá apareció en el programa de citas The Dating Game en 1978.
Kendrick interpreta a Sheryl, una aspirante a actriz y la concursante que coincidió con él en ese fatídico día, dando una actuación valiente, y como directora muestra curiosidad por el poder de la mirada, tanto cinematográfica como humana. Esto logra dar profundidad a la historia que se desarrolla, dado que Alcalá se dedicaba a la fotografía al momento de comenzar con sus asesinatos.
En la cinta, Kendrick comienza con una víctima que fue asesinada en 1977. Alcalá, interpretado por Daniel Zovatto, logra capturar la mística y el peligro del asesino, aún sin estar cara a cara con sus víctimas. El terror empleado por Kendrick en su cinta va más allá de la sangre y los actos violentos de Alcalá a las mujeres que trágicamente caen en sus manos, sino en la tragedia que a diario se vive en las sombras de la sociedad, cuando mujeres son llevadas a un falso sentimiento de seguridad antes de encontrar su fin.
Hay un lenguaje universal en las miradas que se intercambian entre mujeres, sobre todo cuando hay un hombre peligroso presente, aunque, por desgracia, estas situaciones no siempre acaban en rescate. Kendrick ha realizado un sofisticado thriller ambientado en los años 70 sobre un asesino en serie cuyo reinado de terror duró una década y que dejó más de 130 víctimas, según autoridades de distintos estados de EE.UU.
Y como la televisión es un canal de transmisión de todo tipo de eventos, el dúo de guionistas y directores, los hermanos Colin y Cameron Cairnes, tomaron esta plataforma para ambientar la cinta De noche con el diablo (“Late night with the Devil”, en su idioma original). La historia, centrada en 1977, se enfoca en el conductor de programa Jack Delroy (David Dastmalchian), quien busca lograr que su rating, en el show Night Owls with Jack Delroy suba al cielo tras una decaída en audiencia.
Por esto, en la noche de Halloween de 1977, la primera de una semana crucial para el programa, Delroy y sus productores idean diseñar un programa lleno de espectáculo que aproveche la locura cultural por todo lo oculto. La lista de invitados de esa noche incluye a un médium y un escéptico, además de un parapsicólogo y la niña a la que ha estado tratando por posesión demoníaca, cuyas grabaciones son el plato principal de la noche.
Para quienes disfrutan una película con la nostalgia del estilo narrativo y visual de los 70, De noche con el diablo es una opción ideal (puesto que recientemente ha sido agregada al catálogo de Netflix), pero también porque su historia nos atrae en momentos clave, especialmente cuando su invitada especial empieza a desvelar secretos que Delroy no esperaba tener que escuchar al aire.
Si bien algunas escenas pudieron haber sido removidas por causa de economía del tiempo (y es mejor mostrar que decir), la cinta sigue en su ritmo en crescendo en el que cada momento y palabra dicha puede dar la pista a lo sucederá a continuación, y con los giros correctos, sugiere que si bien puedes pedirle a Dios que salve tu alma, sólo el diablo te dará lo que tu vanidad requiere.